El Espacio Creativo José Manuel Illera acumula cinco años de espera para su ampliación
Los retrasos y las «promesas incumplidas» del Ayuntamiento de Torrelavega mantienen en vilo a más de veinte grupos musicales
Han pasado ya cinco años desde que el Ayuntamiento de Torrelavega anunciara la ampliación del Espacio Creativo José Manuel Illera, el recinto de locales de ... ensayo situado junto al campus universitario. Una obra comprometida prácticamente desde su inauguración, en 2018, que a día de hoy continúa sin ejecutarse y mantiene en vilo a más de veinte grupos musicales de la ciudad.
El centro, gestionado por la asociación Cultura Base del Besaya, nació como respuesta a una vieja demanda del sector cultural. Tras décadas de ensayos en garajes, naves en desuso o locales con humedades, la apertura de cinco salas construidas a partir de contenedores marítimos se celebró como un hito. Se invirtieron más de 200.000 euros en un espacio que incluía además un escenario para conciertos y una zona multiusos. Sin embargo, el éxito de la iniciativa provocó que en pocos meses se desbordara la capacidad disponible. Hoy, solo trece bandas pueden ensayar de forma estable mientras una larga lista de espera aguarda turno.
Ya en 2019 se planteó la necesidad de ampliar el recinto con seis nuevos locales de ensayo, también en contenedores, que se instalarían sobre los existentes. El proyecto fue redactado y presentado, pero desde entonces las promesas de financiación no se han cumplido. Raúl Escamilla, Rulo, portavoz de Cultura Base del Besaya, ha lamentado en numerosas ocasiones que «primero nos dieron largas con el proyecto y ahora con el dinero para ejecutarlo».
Las claves
A la espera
El proyecto de seis nuevos locales de ensayo sigue sin financiación pese a estar redactado desde 2019
Abandono
Cultura Base del Besaya critica el deterioro del recinto y exige respuestas al Ayuntamiento
Advertencia
La escena musical local «se resiente» mientras los jóvenes ensayan en «condiciones precarias»
El problema no es únicamente la falta de espacio. La asociación denuncia un deterioro progresivo de las instalaciones. La maleza invade accesos, incluidas rampas para personas con discapacidad, y el convenio de gestión con el Ayuntamiento lleva caducado más de un año. A ello se suman otros compromisos incumplidos, como el acondicionamiento de espacios alternativos para pequeños conciertos en La Lechera o en la antigua estación del Norte en Sierrapando. Incluso la ordenanza municipal de espectáculos públicos, clave para regular conciertos, sigue guardada en un cajón.
Silencio
En febrero de 2024, una reunión con el alcalde, Javier López Estrada, y el concejal de Juventud, Nacho González, pareció abrir una puerta. El Ayuntamiento se comprometió entonces a actualizar el convenio de gestión en marzo y a iniciar las obras de ampliación en septiembre. Cultura Base calificó aquel encuentro de «muy positivo» y expresó su satisfacción, convencida de que al fin se desbloquearía una situación enquistada.
La realidad, meses después, es otra. En sus redes sociales, la asociación comunicó el pasado 4 de septiembre que «no solo no ha comenzado el proceso administrativo, sino que no tenemos respuesta a las instancias registradas ni a la petición de reunión urgente con la Alcaldía». Critican además que López Estrada guardó silencio cuando la oposición planteó el asunto en el último pleno. «No nos valen promesas a siete meses vista o remitirnos a un presupuesto futuro en 2028. Ya vivimos esa situación durante más de un año», apuntaron en un comunicado.
El Ayuntamiento se limita a decir que «no hay dotación, aunque el proyecto técnico está escrito», mientras los músicos siguen buscando alternativas «precarias». Daniel Pernía, de la banda Granada Globin, describía el año pasado la situación con crudeza: «Ensayamos en un local con humedades, intentando no estropear el equipo y sin molestar a los vecinos. Estamos cansados de esperar». Otros colectivos coinciden en que se sienten olvidados por el Consistorio, pese a que el espacio fue concebido precisamente para ofrecer soluciones a quienes carecían de un lugar adecuado donde ensayar.
El caso del Espacio Creativo José Manuel Illera refleja la fragilidad con la que se sostiene la actividad cultural en Torrelavega. Lo que nació como un proyecto ilusionante corre el riesgo de quedar marcado por la falta de mantenimiento y la ausencia de compromiso político. Y lo que se prometió como una ampliación inmediata acumula ya cinco años de retrasos, con decenas de grupos jóvenes a la espera de un lugar digno donde poder hacer sonar su música y seguir manteniendo viva la escena local.
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