Trabajadoras del SAD protestan en la calle por su situación laboral
Las auxiliares alertan de que los desplazamientos se descuentan de la atención a los usuarios y exigen que se respeten los tiempos reales
Las trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Torrelavega se manifestaron ayer ante la sede de Servicios Sociales, en la Avenida de España, ... para exponer públicamente la situación laboral que, según aseguran, arrastran desde hace años. Con pancartas y repartiendo folletos informativos a los viandantes, el colectivo volvió a exigir que se cumplan íntegramente los tiempos de atención concedidos a los usuarios y que no se resten minutos de servicio para cubrir los desplazamientos entre domicilios.
El manifiesto distribuido resume una reclamación que consideran urgente: «Cada hora concedida se reduce en diez minutos para movernos de una casa a otra, y esos diez minutos salen del tiempo de los usuarios». Según explican, este recorte constante provoca que los mayores y personas con discapacidad reciban menos atención de la que tienen asignada y pagada. «Es imposible ofrecer cuidados dignos cuando el reloj siempre va en contra», exponen.
Irene Gutiérrez, trabajadora del SAD, detalla que la situación afecta tanto a la calidad del servicio como a la salud de las profesionales. «A los usuarios se les roba tiempo y dinero; si tienen una hora concedida, reciben cincuenta minutos», afirma. «Y a nosotras se nos roba dignidad: vamos siempre corriendo, pensando en la siguiente casa, sin poder dedicar a cada persona el tiempo que merece».
El colectivo reprocha que este funcionamiento «se consiente desde el Ayuntamiento», al que acusan de permitir que la empresa adjudicataria, Sanivida, mantenga prácticas que, según las auxiliares, llevan dos décadas normalizadas. Explican que han solicitado en varias ocasiones una reunión con la Concejalía de Asuntos Sociales, sin obtener respuesta. «La empresa se siente amparada porque nadie le obliga a cambiarlo», señalan.
Actualmente, el SAD en Torrelavega cuenta con cerca de cien trabajadoras -prácticamente todas mujeres- con contratos que, en muchos casos, no llegan a las 20 o 30 horas semanales. «Nos piden más personal, pero no amplían jornadas ni mejoran condiciones», critican. Reclaman también el reconocimiento de enfermedades musculoesqueléticas asociadas al trabajo: «Llegamos a los 60 años destrozadas, atendiendo a personas de 80 y 90 que a veces están mejor que nosotras».
Su labor es integral: aseo, acompañamiento, mantenimiento del hogar, apoyo en recados y, sobre todo, compañía. «Nuestro trabajo permite que los mayores puedan seguir en su casa el máximo tiempo posible. Pero con prisas, saltando de un domicilio a otro, eso deja de ser un cuidado digno». Por todo ello, exigen que se garanticen los tiempos completos de cada servicio y minutos aparte para los desplazamientos. «No pedimos nada extraordinario. Solo trabajar bien y cuidar bien».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión