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«Cualquier día vamos a tener un disgusto»
El primer carril bici que llega al centro urbano de Torrelavega tensa la convivencia entre ciclistas, peatones y vehículos
En las calles de Torrelavega se han hecho muchas obras esta legislatura, pero ésta está siendo la más comentada. Se trata del primer carril bici que llega al centro de la ciudad, tras unirla con el vecino municipio de Reocín. La ejecución de este proyecto ha tensado la ya de por sí difícil convivencia de ciclistas, peatones y vehículos en un espacio reducido. Todavía son muchos los que no respetan la señalización, sobre todo en las rotondas, lo que incrementa la posibilidad de sufrir accidentes.
En la calle se habla mucho de ello y las opiniones son dispares. Manuel González Lamas, ciclista de 84 años, vuelve a su casa de la céntrica plaza Piqué y Varela tras su entrenamiento diario, atravesando Julio Hauzeur, la calle que registra más densidad de tráfico en Torrelavega. «Yo lo veo bien, ahora no estorbamos a nadie. No tengo ningún problema, respeto a todo el mundo», afirma, a la vez que recuerda que él tiene una larga experiencia dando pedales: «Fui profesional, en el 55 quedé campeón regional. Era rápido, gané 22 carreras en los tiempos de Julio San Emeterio, Pérez Francés, los hermanos Cruz...».

A unos metros, en la misma calle, Marianela Bernardo, profesora del IES Miguel Herrero, se muestra preocupada porque en la zona hay dos institutos y los chavales «van en grupo y a veces invaden el carril bici». Hace hincapié en que para introducir el carril bici hasta Cuatro Caminos, donde termina, ha sido necesario estrechar la calzada y una de las aceras. «Ha quedado poco espacio y veo imposible que los adolescentes respeten el carril bici, así que cualquier día vamos a tener un disgusto. Y cuando llueva y tengamos que llevar paraguas peor, lo veo peligroso», concluye.
Marga, sentada en la parada del Torrebús, dice que es conductora y que «todo es cuestión de respetarse». «Yo no me quejo -añade-, el carril bici me parece bien, a ver si se usa más y la convivencia es mejor, no hay nadie perfecto». María acaba de salir del portal de su vivienda, también en Julio Hauzeur, y rechaza la obra. Ella cree que la tenían que haber ejecutado en «las afueras». «A mi me parece fatal -explica-, yo vivo en los pisos y los ciclistas no respetan ni el paso de cebra. Y que decir de los que siguen circulando por la carretera; no sé para que han hecho el carril bici».
Muchos no respetan la señalización, sobre todo en las rotondas, lo que incrementa la posibilidad de sufrir accidentes
José Leogardio, de Quijas (Reocín), acaba de aparcar y está cabreado: «Para qué quieren esto, para que vayan los niños en triciclo...; hay señales de prohibido circular a más de 10 o 5 kilómetros por hora, han estrechado las aceras, la calzada y no veo un ciclista por el carril bici. Si pasa una ambulancia no tenemos espacio para apartarnos». «No había necesidad -agrega-. Si se ponen a hacer algo que lo hagan en condiciones y para que los ciclista vayan por su carril. He tenido que venir detrás de uno a 10 kilómetros por hora, ¿tú crees que eso es normal? Esto es vergonzoso».
«No se utiliza»
Jerónimo Fernández vive en la zona, en las Torres de Carabaza, y la obra le parece «una mierda, así de claro». Primero porque «no veo a nadie que lo utilice» y segundo porque «en las glorietas dificultan la circulación y en Cuatro Caminos acaba el carril y tienen que meterse entre los coches y la gente». «Lo han hecho para rascar algún voto», concluye indignado.
Otra opinión contraria es la de Jaime Rodríguez, conductor, vecino de Torres, que ve especialmente peligroso el tránsito por las rotondas. «El otro día -explica- me echó la bronca una señora porque decía que ella tenía preferencia. En España se circula por la derecha y tienes que ceder el paso al que viene por la derecha. Eso en las rotondas no lo hacen, es el mayor punto de conflicto». «El carril no lo veo mal -añade-, siempre que nos respetemos. En la rotonda de Mercadona va a pasar algo y fuerte. Con tantos ingenieros, aparejadores y arquitectos que trabajan en una obra así lo podían haber hecho bien. Y lo peor es que ahora los ciclistas siguen circulando por la carretera».
Sin embargo, Antonio, de Ganzo, está encantado. Él ve «absurdo» que los que viven en las afueras de la ciudad se desplacen al centro en coche para hacer un recado o tomar un café, así que coge la bicicleta y desde que está el carril bici lo hace con más frecuencia. «Antes lo veía jodido -explica-, no te respetaba ni dios, pero ahora guardan más las distancias, ven que cada uno tiene su espacio». Valentina, que está dando un paseo con dos amigas, no opina lo mismo. «Esto me parece muy mal, sobre todo en las rotondas. Es un caos, sobre todo en esta zona de Cuatro Caminos, nadie sabe quien tiene preferencia», comenta con voz firme.
El primer proyecto para triplicar la red de carriles bici de Torrelavega es una realidad desde este verano. El tramo une la capital del Besaya y Puente San Miguel, a través de las calles José Posada Herrera, Julio Hauzeur y Avenida de Oviedo. El Ayuntamiento puso a disposición de la Consejería de Medio Ambiente los terrenos para ejecutar la obra, que salió a licitación con un presupuesto de 232.642 euros. El Consistorio también se comprometió a aceptar la obra, conservarla y mantenerla, una vez finalizada, y a mantener el trazado invariable, salvo autorización del Gobierno de Cantabria.

Torrelavega es una ciudad casi llana y con miles de aficionados a la bicicleta, así que el Plan de Movilidad Ciclista de Cantabria (PMCC), impulsado esta legislatura por el Gobierno regional con la colaboración de los ayuntamientos, ha calado hondo en la capital del Besaya. Se trata de un nuevo modelo de movilidad sostenible, que apuesta por el uso habitual de la bicicleta.
Los nuevos tramos de carriles bici previstos en Torrelavega suman 17 kilómetros, discurrirán por el centro de la ciudad y permitirán unir éste con los municipios vecinos de Cartes y Reocín. Los tres ayuntamientos forman parte del plan comarcal (Bici.bes), que pretende convertir a la zona de Torrelavega en «corazón» del entramado de carriles bici de Cantabria, como ocurre desde hace siglos con la red de carreteras.
Pero las obras no han comenzado con buen pie. A las críticas de algunos ciudadanos se ha sumado un grupo de la oposición, Torrelavega Sí, que dice que el nuevo carril bici contribuye a «atascar» el acceso a la ciudad. Acusa al concejal del área, Javier Melgar, de poner en práctica su política de «la improvisación», sin esperar al dictamen del Plan de Movilidad que se está redactando.
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