Ver 6 fotos
Entre amigos, al punto y en su salsa
Sabores que despiertan competencia
Tras la sofocante ola de calor del viernes, la mañana del sábado trajo a Torrelavega un respiro muy necesario. La frescura matinal ofreció el escenario ... ideal para dos de los concursos gastronómicos más esperados del verano: el de arroz y el de ollas ferroviarias. Tanto el aparcamiento junto a Miravalles como su parque, además de la zona de La Llama, se transformaron en un gran comedor al aire libre, donde vecinos, visitantes y concursantes compartieron el placer de cocinar. El ambiente de esta jornada remitía inevitablemente al concurso de tortillas celebrado el pasado domingo, donde el inconfundible aroma a huevo cuajándose en la sartén, mezclado con patata dorada y cebolla caramelizándose, impregnó las calles durante toda la mañana.
En contraste, el concurso de este sábado trajo consigo una sinfonía aromática diferente: sofritos de cebolla y ajo chisporroteando en cazuelas anchas, granos de arroz impregnándose poco a poco de caldos concentrados, y el humo de las ollas ferroviarias escapando con un perfume intenso a guisos de carne, legumbres y especias. Si en la tortilla todo se jugaba en la perfección del punto de cocinado y la textura jugosa, aquí el reto se trasladaba al control del fuego y a la paciencia de esperar a que el arroz absorbiera cada matiz o que el guiso adquiriera la consistencia exacta.
En ambos concursos, sin embargo, se repetía la misma premisa: el respeto por la materia prima y la búsqueda de un sabor auténtico que hablara tanto de tradición que se ganase el paladar del jurado. Las personas estaban presentes, animando y acompañando, pero eran los platos los que se erigían como verdaderos protagonistas de las jornadas gastronómicas.
Debates encendidos
No todo eran sonrisas y complicidad. Entre los participantes surgieron debates encendidos sobre la forma correcta de controlar la llama, un detalle técnico que puede ser decisivo en el resultado final de un arroz o de un guiso ferroviario. Para algunos, el secreto estaba en mantener el fuego constante y bajo; para otros, la intensidad inicial era clave para sellar las proteínas y seguidamente usar las sobras de la sartén para aumentar el sabor del arroz.
Entre conversaciones que nacían de la curiosidad por las recetas ajenas o del intercambio de pequeños trucos de cocina, se colaron también los debates encendidos, tan fogosos como las brasas que sostenían las ollas y paelleras. Algunos participantes defendían con firmeza el momento exacto de añadir un ingrediente, convencidos de que ese detalle marca la diferencia entre un plato correcto y uno memorable.
Concurso de Ollas Ferroviarias
-
1
Rosa María Saiz (500€)
-
2
José Luis Fernández (350€)
-
3
Raúl Medina (250€)
-
4
Estrella López (200€)
-
5
Óscar Fernández (150€)
-
6
Francisco Javier Iturbe (100€)
-
7
María Antonia Sañudo (80€)
-
8
Ada Ribera (60€)
-
9
Adela Lorenzo (50€)
-
10
Mejor Local: Daniel Estébanez (200€)
No faltaron quienes decidieron traer sus propios ingredientes: caldos secretos, especias familiares y distintos tipos de proteínas. Estas combinaciones dieron origen a una amplia variedad de estilos de arroz —como el arroz negro con alioli o el mar y montaña— y guisos ferroviarios elaborados con pollo o ternera. Cada participante buscaba diferenciarse, consciente de que en la gastronomía la autenticidad pesa tanto como la técnica.
La organización de los concursos en Miravalles y La Llama desempeñó un papel fundamental. Los responsables de ambos eventos se encargaron de distribuir agua embotellada, aceite de oliva, arroz (para el concurso en el parque), así como carbón, agua y pan, asegurando que ningún participante se quedara sin lo necesario para cocinar. Cabe destacar que, a diferencia del concurso de tortillas, en esta ocasión las peñas debían traer sus propias sillas y mesas para participar, ya que en el evento anterior fue difícil proporcionar mobiliario suficiente para todos los asistentes.
Entre los muchos platos que brillaron por su sabor y originalidad, dos propuestas destacaron por encima del resto y se alzaron con el reconocimiento del jurado. Rosa María Saiz conquistó los paladares con su guiso, que reflejaba la experiencia puesta en el fuego lento. Por su parte, el grupo 'Resacón en la Peña' sorprendió con un arroz lleno de sabor, equilibrado y aromático,
Los concursos de arroz y de ollas ferroviarias, más allá de detener sus ganadores, recordaron a todos que cocinar es un acto colectivo, un ritual que se nutre de la paciencia, la pasión y, sobre todo, de la voluntad de compartir. Cada receta fue el resultado de manos que se coordinan, miradas que aprueban sin palabras y risas que acompañan cada paso del proceso. A medida que avanzaba el evento, los aromas se mezclaban en el aire y la complicidad crecía entre cocineros y curiosos. Al final, en cada rincón se hablaba el mismo idioma: el del sabor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión