El último Tour de Armstrong
El americano se presentará en la salida con el mejor equipo de la carrera Tras 2010 no volverá a la ronda gala, en la que busca revancha ante Contador
J. GÓMEZ PEÑA
Miércoles, 30 de junio 2010, 02:15
Lance Armstrong anunció ayer que el Tour que comenzará el sábado en Rotterdam será el último. Y lo quiere. El final feliz de su película. Para él, la Grande Boucle ha sido siempre una partida de póker. Él repartía las cartas. Él disponía de una visión panorámica sobre todas las manos. Era el dueño del casino. La banca. Que siempre gana. Cuando tenía las mejores cartas, arrasaba. Y cuando no, pues también. Lanzaba faroles en los que caía Ullrich, su rival más ingenuo. Así ganó siete partidas consecutivas, desde 1999 hasta 2005. Y se fue, dejó la partida invicto.
En 2008, cuando anunció su regreso tras más de tres años de inactividad, dijo que quería trabajar para «el mejor del mundo». Para Contador. También aseguró que el Tour no era su meta, sino la promoción de la lucha contra el cáncer. Luego, ya en 2009, jugó todas sus bazas para lograr el octato Tour. Incluso, aisló a Contador en el equipo que compartían, el Astana. Le criticó. Le presionó. Trató de intimidarle. Y ni así le pudo. El madrileño, imperturbable, se rebeló y le batió.
Ahora, en 2010, Armstrong ha cambiado de táctica. Ya no arremete contra Contador. Al revés. En enero, declaró: «Si yo fuera Contador no le tendría miedo a Lance Armstrong». Mientras rebajaba el tono, construía el mejor equipo del mundo. Su coraza. El RadioShack. La maquinaria con la que, en silencio, quiere aplastar al único corredor que le ha echado de su casa: el Tour. Armstrong es la esencia del campeón: no corre para perder.
Compite sobre el asfalto y también sobre el papel de los medios de comunicación. Maneja los mensajes. En 2009 fue ácido con Contador. «Tiene mucho que aprender», le lanzó tras el desfallecimiento del madrileño en la París-Niza. Luego, antes del Tour, Armstrong y Bruyneel (director del Astana y amigo íntimo del americano) apartaron de la plantilla de la ronda gala a Benjamín Noval, el gregario más cercano a Contador. «Fue injusto. Le expliqué a Bruyneel lo importante que era para mí tener al lado a Benjamín. Al no seleccionarle recibí un golpe en lo más profundo», lamentó Contador. Ya lo tenía claro: el líder del Astana no era él. De hecho, en el prólogo de Mónaco, el equipo reservó su mejor par de ruedas para el americano. Blanco y en botella.
Pero allí, frente a la puerta del casino monegasco, Arsmtrong comenzó a perder por primera vez una partida. Contador le batió en esa etapa inicial. Golpe en la mesa. Empezó a saltar la banca. El estadounidense no se resignó. Si no era por fuerza, sería por cabeza. Aprovechó el error del español en los abanicos de la etapa de La Grande Motte para intentar desestabilizarle. Otra vez sus dardos mediáticos: «No hace falta ser un premio Nobel para saber que cuando pega el viento hay que correr delante». Contador vivió así aquella tarde al llegar al hotel: «Me enteré de que, aunque yo iba cortado, delante varios compañeros, incluido Armstrong ,habían tirado para distanciarme. Ese episodio me lo hizo ver aún más claro. Si quería ganar el Tour, tenía que contar sólo conmigo, o casi». El Astana era de Armstrong y le había dado la espalda.
El mejor equipo
A Contador sólo le quedaban dos aliados: la montaña y la edad de Armstrong. Atacó en Andorra, ante la rabia e impotencia del estadounidense, que volvió a censurarle. Arrancó casi en cada cuesta. Superior. El tejano no podía seguirle. Y se resignó, no sin criticarle antes: «En 1999 yo también era muy ambicioso, pero si a mi equipo hubiera venido Induráin, yo le habría considerado un ídolo». Contador nunca le trató así. Y lo dijo claro: «Nunca he admirado a Armstrong». Compartieron podio en París: primero el español; tercero, el americano. Y se citaron para 2010, ya en equipos diferentes. Sin bozal.
Esta temporada, Armstrong, como predijo, ha progresado. «Ya no tengo cuerpo de nadador». Acaba de ser tercero en el Tour de Luxemburgo y segundo en la Vuelta a Suiza. En el Tour tendrá la mejor tropa: Leipheimer, Kloden, Brajkovic, Paulinho, Popovych... Todos contra Contador. Aunque no es el madrileño el único obstáculo que se ha encontrado Armstrong en 2010. Sufrió una caída en el Tour de california y recibió un ataque inesperado, el de su ex siervo Floyd Landis. El ciclista que ganó «dopado» el Tour 2006. Landis le acusó de dopaje sistemático mientras ambos pertenecían al US Postal. Dijo haber sido testigo de transfusiones sanguíneas.
Sera su Tour final. The end.
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