Tu televisión te espía: así puedes evitar que recopile todos estos datos

Ahora bien, ¿qué tipo de datos recopila nuestro televisor y para qué? Los últimos estudios al respecto apuntan a nuestro historial de visualización (qué tipo de programa vemos), dónde estamos de forma aproximada, cómo usamos las aplicaciones que tenemos instaladas, la información de las cuentas de usuario en las que hemos iniciado sesión (LG, Samsung...), el nombre de los dispositivos que se encuentran conectados a la misma red inalámbrica y nuestras interacciones con asistentes de voz.

Todos estos detalles permiten a las marcas hacerse una idea de nuestras preferencias y enmarcarnos en un perfil sociodemográfico, lo que en muchos casos termina compartiéndose con terceros (anunciantes) para articular campañas publicitarias y estudios de mercado. Hablamos en cualquier caso de procedimientos legales según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), solicitados a nuestro consentimiento. El problema, como decíamos, es que tendemos a concederlo inconscientemente: al configurar un televisor moderno es habitual toparnos con un extenso pliego de condiciones que apenas leemos y, además, no tenemos más remedio que aceptar.

Aunque existen opciones para salvar nuestra privacidad frente a estas pantallas, muchos fabricantes las esconden en el último rincón del menú de ajustes.

¿Cómo recoge datos la tele? Según el informe elaborado por investigadores de la University College de Londres, la Universidad de California en Davis y la Universidad Carlos III de Madrid, una de las tecnologías más comunes es la de reconocimiento automático de contenidos ('ACR'): realiza capturas de pantalla periódicas y analiza las imágenes en busca de cualquier elemento reconocible (título de la película en cuestión, actores que aparecen, nombres de marcas...).

Tampoco podemos pasar por alto los micrófonos que incorporan la mayoría de mandos: recogen todo lo que hablamos con Alexa, el Asistente de Google y compañía (incluidos de serie en los televisores más avanzados). Varias investigaciones han demostrado que estos asistentes suelen activarse por error y que, en ocasiones, dichas grabaciones son monitorizadas por las multinacionales para mejorar sus sistemas de reconocimiento.

A lo anterior debemos sumar los datos de nuestra dirección IP (útiles para geolocalizarnos) y la recopilación continuada de estadísticas de uso por parte de los fabricantes, quienes pueden saber incluso a qué horas solemos ver la televisión cada día de la semana.

Desactivar la tecnología ACR es posible si sabemos dónde buscar. Cada marca la denomina de forma distinta ('Live Plus', 'Viewing Information Services'...). Basta entrar en las opciones de privacidad del menú de ajustes del televisor para desmarcar la casilla correspondiente (también podemos buscar en los apartados de 'Configuración avanzada' o 'Acerca del dispositivo').

Respecto a los asistentes por voz, también en 'Configuración', debemos buscar el apartado del mismo nombre y desactivar Alexa, Google... además de las escuchas permanentes. Además, algunos mandos a distancia incluyen un botón para silenciar el micrófono que deberíamos pulsar cada vez que encendamos el televisor.

Otras maniobras efectivas son bloquear los anuncios personalizados (según el modelo, deberíamos encontrar la opción adecuada en la categoría de 'Publicidad'); usar un enrutador con bloqueo de rastreo y, como en los teléfonos móviles, revisar los permisos que hemos concedido a cada una de las aplicaciones que tengamos instaladas en la televisión (no todas necesitarán acceder al micrófono, la cámara o nuestra ubicación).

Si todo lo demás falla, siempre podemos optar por desconectar el televisor de Internet salvo en casos imprescindibles (como las propias actualizaciones), conectándole consolas de videojuegos o dispositivos multimedia (Apple TV, Chromecast, Fire Stick...) cuando queramos acceder a plataformas de streaming u otros servicios en línea.