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Los inquilinos de Magdalena montaron un invernadero con 232 plantas de marihuana en el pajar de la vivienda.
Si alquilas un piso y cultivan marihuana, tú pagas la luz

Si alquilas un piso y cultivan marihuana, tú pagas la luz

La dueña de una vivienda de Polanco, cuyos inquilinos fueron detenidos por tener dentro una plantación y engancharse ilegalmente a la red eléctrica, emprende una batalla judicial para no tener que abonar la energía robada

Mariña Álvarez

Martes, 26 de abril 2016, 07:05

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Magdalena se fue a vivir a Las Palmas, un tiempo después puso en alquiler su vivienda de Rumoroso (Polanco) y ni en la peor de sus pesadillas podía imaginar que su diáspora iba a acarrear que su hogar cántabro acabara convertido en una de tantas 'casas de la marihuana', esas que salpican la geografía de la región desde que hace un par de años el acoso policial erradicara las plantaciones a cielo abierto.

La moda 'indoor' se ha establecido en Cantabria, y la Guardia Civil ha agudizado el ingenio para detectar a estos nuevos hortelanos de la marihuana que alquilan viviendas y establecen en ellas sofisticados sistemas para sacarles el máximo rendimiento. Transforman las estancias en invernaderos, enchufan focos, deshumidificadores y ventiladores, llenan de plantas cada cubículo y las alimentan, también, de manera ilícita, sobre todo para no levantar sospechas ante un consumo energético disparado.

Porque casi todas las 'casas de la marihuana' desmanteladas por las fuerzas de seguridad estaban enganchadas ilegalmente a la red eléctrica del pueblo en cuestión. Los responsables de tales plantaciones, cuando son descubiertos, son detenidos por dos delitos: contra la salud pública y por defraudación del fluido eléctrico.

Pero hay víctimas colaterales: ¿quién paga a la compañía suministradora la energía 'robada' -en cantidades industriales- para cultivar marihuana? Con los inquilinos fuera de combate, respondiendo ante la Justicia de los delitos que se les atribuyan, la empresa eléctrica va a por la casera. Porque ella es la titular del contrato con la compañía y, por tanto, la última 'responsable' de las facturas. A Magdalena le reclaman 12.125 euros.

Como no ha pagado, le han cortado la luz, y además justo cuando había logrado alquilar la casa de Rumoroso a otras personas. Estos nuevos residentes se han tenido que ir a vivir a un hotel. ¿Y quién paga la factura del hotel? Magdalena, que desde Las Palmas trata de recomponer el lío en el que la han metido en Cantabria y despertar de una pesadilla que la está dejando en la ruina y acabando con sus nervios.

El suyo es uno de los cincuenta casos detectados en Cantabria a lo largo de 2015 tipificados como 'delito de cultivo y elaboración de sustancias estupefacientes'. Dentro de este medio centenar, está incluido el cultivo de marihuana. Del total, una decena llevan aparejada defraudación de fluido eléctrico.

El dato aportado por las fuerzas de seguridad coincide con el que ha facilitado la compañía Viesgo: durante todo el año pasado, en las inspecciones de puntos de suministro, se detectaron 479 casos de fraude. De ellos, diez correspondieron a plantaciones de marihuana. El problema continúa: en lo que va de 2016 Viesgo ha detectado otros 156 casos de defraudación. Entre ellos hay una plantación de marihuana.

¿Cuánto consume el cannabis?

El gasto energético de estos cultivos de interior es enorme. Viesgo señala que si el consumo medio de una vivienda ocupada por una persona en Cantabria es de 175 kwh al mes (2.092,73 kilovatios hora al año) (según datos del Icane), el de una casa con marihuana se multiplica por 45.

Estas plantaciones consumen unos 260 kwh al día (7.800 kwh/mes), con una potencia media demandada entre 20 y 30 kw. Traducido a euros: una vivienda unipersonal gasta de luz aproximadamente 40 euros al mes. Si esta casa tuviera incorporada una plantación de marihuana (y teniendo en cuenta que la potencia que necesita es mayor) el gasto se elevaría a 1.100 euros al mes.

Para evitar que el fraude recaiga sobre los dueños de la vivienda, Viesgo aconseja que "se cambie la titularidad del contrato eléctrico y se pase al inquilino. Así, si hay algún tipo de defraudación, enganche ilegal o deuda, la empresa demandaría al titular del contrato (inquilino)", asumiendo, a su vez, el riesgo de que no pague. Y Viesgo recuerda que modificar después la titularidad del contrato no tiene coste. Esta es la manera de librarse del problema.

La "factura de peaje"

Pero Magdalena no cambió la titularidad. Hace dos años decidió poner en alquiler esa casa de Polanco. Hacía años que se había mudado a Canarias con su familia pero, hasta ese momento (abril de 2014), no habían necesitado disponer de una renta. Con su primer inquilino llegaron los problemas.

Ella vivía ajena a las actividades que realizaba en la casa. De hecho, se enteró por este periódico de que la Guardia Civil había desmantelado allí una plantación de marihuana 'indoor'. "Mi marido leyó la noticia, miró las fotos y me dijo: siéntate, esta es nuestra casa". No fueron informados ni por los agentes, ni por la compañía eléctrica ni siquiera por el inquilino. De hecho, al poco tiempo de la 'redada' el joven -que fue detenido junto con su hermano, pero, después, siguió viviendo en esa casa- empezó a tener problemas para pagar el alquiler. "Nos contó que habían estado allí los de la luz con la Guardia Civil y que le habían encontrado dos plantas". En realidad, tenía 232.

"Tuvimos que pagarle para que se fuese. Darle lo que le quedaba de fianza aunque faltaban por llegar los recibos del agua, de la luz...". Hasta ese momento, la casera pensaba que estaba al día de los pagos. Cada mes, le llegaban los recibos y eran abonados. Pero el distribuidor de Viesgo detectó cuando entró con la Guardia Civil que el contador estaba "pinchado" y un mal día de otoño a Magdalena le llegaron siete recibos de consumo estimado durante todo el año anterior (de agosto de 2014 al mismo mes de 2015): 12.125 euros de "factura de peaje".

Comienza el periplo de burofaxes, llamadas, abogados... Aunque esos consumos estimados proceden de un hecho delictivo -hay unas diligencias abiertas por la Policía Judicial de Torrelavega contra el inquilino y su hermano por las plantas y por defraudación de fluido eléctrico- se le reclaman a un tercero (la casera). "Les digo -a la compañía eléctrica- que no es cosa mía y que tampoco tengo dinero para pagar", cuenta. Viajó a Cantabria para denunciar ella también a su inquilino por defraudación de fluido eléctrico (para la Fiscalía, un 'delito leve', a pesar de que supera los 400 euros).

El tiempo pasa y empiezan a llamarle a ella cobradores de morosos, así que presentó otra denuncia contra la compañía por coacciones. Consigue alquilar de nuevo la casa de Polanco y, a los pocos días (en febrero de este año), sus nuevos inquilinos le informan de que habían cortado la luz. Aun con todo, le siguen llegando recibos por un servicio que no tiene. "El último de 103 euros por consumo eléctrico entre febrero y abril. Me dicen que es por mantenimiento", explica.

Los dos procedimientos judiciales (coacciones y defraudación) han caído en el mismo juzgado de Torrelavega. En mayo, se sentarán en el banquillo los dos hermanos y la abogada de Magdalena, Marta Echevarría, ha conseguido que acuda también Viesgo como tercer perjudicado. Si los hermanos son condenados se pretende que la responsabilidad civil vaya directamente a la compañía y, así, Magdalena se libere de ese peso.

"¿Si uno mata a otro dentro de mi casa la asesina soy yo?", se pregunta desesperada, a la vez que solicita ayuda para contactar con otras personas que estén en su misma situación, para "unificar denuncias, criterios y compartir experiencias", por medio de la dirección de correo mariasinluz@hotmail.com.

"Es un tema lacerante socialmente y muy complicado, que genera una situación absurda", reflexiona su abogada, para quien la "injusticia" está más que clara: "Quien tiene que responder es quien sea condenado como responsable civil del delito cometido. Mi cliente es una víctima".

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