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María José Sáenz de Buruaga y María José González Revuelta, este lunes, en su primera reunión como presidenta y secretaria general del PP, en la sede de Santander.
Buruaga empieza a reconstruir el PP mientras Recio aviva una rebelión de alcaldes

Buruaga empieza a reconstruir el PP mientras Recio aviva una rebelión de alcaldes

La nueva presidenta se reúne con su secretaria general en la sede de Santander bajo la amenaza de afines a Diego por intentar invalidar el Congreso

Gonzalo Sellers

Martes, 28 de marzo 2017, 07:07

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María José Sáenz de Buruaga pisó ayer por primera vez la sede de Joaquín Costa como presidenta del PP. Tras un congreso de infarto, decidido por sólo cuatro votos, la dirigente popular ocupó el despacho que durante los últimos trece años fue el de Ignacio Diego, vencedor entre los militantes y derrotado por los compromisarios. Buruaga llegó a primera hora de la mañana y mantuvo sus primeros contactos oficiales con Génova.

Habló con Mariano Rajoy, Ana Pastor, Pablo Casado y Fernando Martínez-Maillo antes de reunirse con la que será su mano derecha a partir de ahora, la nueva secretaria general, María José González Revuelta. Una elección, la de la tesorera y exconcejala del Ayuntamiento de Santander, que ha sido aplaudida, incluso, por muchos partidarios del bando contrario.

El primer punto en la lista de deberes por no decir casi el único es la reconstrucción de un PP despedazado tras una cruenta campaña electoral. Los vencedores se han hecho con el control del aparato del partido por una frágil mayoría, mientras que algunos de los vencidos no se dan por derrotados.

Buruaga tiene dos frentes importantes abiertos. El primero es el Parlamento. Los cambios orgánicos decididos en el congreso deben reflejarse en una reestructuración del grupo parlamentario, donde la mayoría de los diputados son afines a Diego. Y la segunda batalla se libra en los municipios. A poco más de un mes de que se celebren las elecciones a las juntas locales, la presidenta debe suturar heridasen un tiempo récord. Y muchos afines a Diego, dolidos por una derrota que consideran injusta, no se lo van a poner fácil. "Auténtica vergüenza lo ocurrido, una pena, abandonos masivos, pasará factura, afiliados desoídos", clamaban desde la junta local del valle de Buelna en las redes sociales. Una protesta pública a la que la diputada y exalcaldesa de Los Corrales, Mercedes Toribio, restó importancia y consideró un "calentón".

Movimiento organizado

Pero más allá de una protesta aislada, existe un movimiento organizado para ponerle las cosas complicadas a la nueva dirección. El pasado domingo, cuando aún no habían pasado ni 24 horas de la investidura de Buruaga, un grupo de cuarenta leales al expresidente, entre los que se encontraban alcaldes, diputados, líderes locales, concejales y afiliados de base, se reunieron para declararse en rebeldía con la nueva dirección del partido.

El encuentro, que tuvo lugar en un bar de Castañeda y en el que se acordó un pacto de silencio, fue avivado por el diputado y coordinador de la campaña de Diego, Santiago Recio, y por el alcalde de Alfoz de Lloredo, Enrique Bretones, según confirmaron a El Diario Montañés asistentes al cónclave. También estuvieron allí los regidores de Castañeda, Santiago Mantecón aunque él lo negó en conversación con este periódico; Santa María de Cayón, Gastón Gómez; Vega de Pas, Juan Carlos García; Potes, Javier Gómez; Los Tojos, Belén Ceballos; Valdáliga, Lorenzo González, y otros alcaldes y líderes locales de todas las comarcas del Pas, excepto Selaya, y de Campoo, menos Reinosa. También acudieron la diputada Cristina Mazas, la senadora nacional Blanca Martínez y la exalcaldesa de Cabezón de la Sal Esther Merino, entre otros. Todos ellos del núcleo duro de la candidatura de Ignacio Diego, quien no asistió al encuentro y, según se dijo allí, "no quería saber nada de él", aunque conocía su existencia y no lo censuró. El expresidente, tras el congreso, reconoció como válido el resultado y se puso "a disposición" de Buruaga.

El objetivo final de este grupo es invalidar todo el proceso de primarias y que se celebre un nuevo congreso, sin Diego ni Buruaga enfrentados por el poder, con un candidato al frente que haga las veces de tercera vía y de consenso entre las partes.

El primer paso será presentar una denuncia por las irregularidades que, según ellos, se produjeron en las votaciones de los compromisarios del pasado sábado. La teoría del pucherazo está muy extendida entre los afines a Diego, que ya han contactado con un despacho de abogados de Madrid para saber si puede prosperar la denuncia con las supuestas pruebas y testigos que aportan.

Quejas a Génova

La segunda medida es promover un escrito dirigido a la dirección nacional para dejar patente que no se sienten representados por la nueva cúpula del PP regional. Incluso, se barajó la posibilidad de organizar un viaje a Madrid y plantarse en Génova para acentuar aún más el enfado.

La tercera consigna es no acudir a ningún acto convocado oficialmente por el partido para reflejar la "soledad" de la nueva dirección. "El poder de un partido lo tienen los alcaldes y muchos no van a olvidar lo que ha pasado. Van a plantar batalla y van a colgar teléfonos cuando les llamen desde Santander", explicó una fuente cercana a la candidatura de Diego.

En el calor del debate se propusieron medidas más radicales que fueron desechadas, entre ellas darse de baja en bloque del partido o, incluso, una escisión y la creación de unas nuevas siglas, resucitando viejos fantasmas, como la UPCA de Juan Hormaechea. Esta última propuesta fue muy residual y no prosperó por lo costoso, en lo social y en lo económico, que supone crear un partido desde cero a dos años de las elecciones, entre otras razones.

Mientras los dieguistas se mueven por su lado, Buruaga tiene esta misma semana una cita importante para el futuro del PP. Mañana, miércoles, se reunirá por primera vez el nuevo Comité Ejecutivo salido del congreso regional. Las 55 personas que dirigirán el futuro del partido en Cantabria a partir de ahora. Y será el momento de tomar las primeras decisiones. Entre ellas, la patata caliente de los cambios en el grupo parlamentario.

Buruaga cree necesario un cambio de portavoz tras la feroz campaña de Eduardo Van den Eynde contra ella. El diputado ya ha advertido de que no tiene intención de renunciar al cargo, por lo que deberá pasar por la Ejecutiva y por una votación en el grupo parlamentario. El problema de Buruaga es que la mayoría de los diputados están con Diego. Necesitará de la buena voluntad del expresidente para desbloquear cualquier cambio en el Parlamento, si es que no se quiere llegar a una situación traumática y apelar a la intervención radical de Génova que, en el peor de los casos, podría acabar con expulsiones por desobediencia.

Miguel Ángel Revilla, que se ha mantenido al margen del proceso interno del PP, felicitó por correo a la nueva presidenta del PP, con la que no tiene previsto reunirse. El presidente de Cantabria aseguró desconocer si ahora habrá un "cambio de actitud" en el PP. "Su disposición se irá viendo en los plenos", dijo.

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