El plano de la 'Ruta de la Sal' ya luce en el Ayuntamiento
El facsímil que reproduce el original del siglo XVIII explica gráficamente la ruta entre la polbación burgalesa de Salinas de rosío y 'El Alfolí' de Laredo
PPLL
Lunes, 30 de marzo 2015, 17:07
El salón de plenos del Ayuntamiento pejino acoge desde este mediodía la reproducción facsímil del plano original que en el siglo XVIII sirvió para acometer la 'Ruta de la Sal' entre la población de burgalesa de Salinas de Rosío (en Medina de Pomar) y 'el alfolí' de Laredo (situado junto a la antigua casa consistorial). El director del Archivo de Laredo, Baldomero Brígido, localizó el documento en el transcurso de unas investigaciones en la sección de 'Consejos del Archivo Histórico Nacional'.
Al acto del descubrimiento del plano, presidido por el regidor pejino, Ángel Vega, acudieron también el alcalde pedáneo de Salinas de Rosío, David González, el alcalde de Medina de Pomar, José Antonio López Marañón, el de la Merindad de Montija, Florencio Martínez, la concejala de la Junta de Traslaloma, Amparo Salinas, el alcalde Lanestosa (Vizcaya), José Ángel Ranero, el de Colindres, José Ángel Hierro, el concejal del mundo de la Mar de Laredo, Ramón Arenas, y vecinos de Salinas de Rosío. Todos ellos mostraron su interés en contar con una reproducción similar.
Los municipios que integran el trazado de esta histórica ruta son Salinas de Rosío (Ayuntamiento de Medina de Pomar), Tabliega (Ayuntamiento-Junta de Traslaloma), Ribero (Merindad de Montija), Villasante (Merindad de Montija), Agüera (Merindad de Montija), Balnera, Lanestosa, La Pared, Ramales, Gibaja, Rasines, Cereceda, Ampuero, Ventas de Collado, Limpias, Colindres y Laredo. También aparecen representados en el plano -aunque no formaban parte propiamente de la ruta- las poblaciones de Carasa, Treto, Cicero y Santoña.
La recuperación y difusión de esta joya ha llenado de orgullo a los representantes de los ayuntamientos por los que discurría esta histórica ruta del 'oro blanco', de altísima calidad y que resultaba capital para las pesquerías. Desde la villa pejina se abastecía de sal a las 'Cuatro Villas de la Costa de Cantabria', al 'Señorío de Vizcaya', a Asturias, a Galicia e incluso a Francia, Inglaterra y Holanda.
De 1778
El plano, datado en 1778, mide 4 metros de largo y 0,5 de alto consta de 6 partes y plasma la ruta diseñada por los arquitectos Josef Pérez y Josef de la Viesca. Su proyecto definitivo comprende la distancia de diez leguas y cuarto entre las Salinas de Rosío, situadas en las siete merindades de Castilla la Vieja, y el alfolí (almacén de sal) de la villa de Laredo, capital de las 'Cuatro Villas de la Costa de Cantabria'. El documento en el que se incluye consta de más de 750 folios. Según Baldomero Brígido, llama la atención su descripción pormenorizada, "a escala de pies castellanos", en el que se reflejan "diámetros de arcos, estribos, cortados y fachadas y todas las demás obras que están puestas y señaladas en la dirección del camino como son puentecillos, alcantarillas, artesonados y demás trozos de calzada. Todo puesto en las condiciones, sus dimensiones, calidad y firmeza".
El encargo fue obra del Real Supremo Consejo de Castilla y se estimó el coste definitivo del camino en 3.729.412 reales de vellón. El alcalde de Laredo, Ángel Vega, dio la enhorabuena al historiador por un hallazgo documental "de algo que nos llena de ilusión y nos une a todos los pueblos diseminados en su trazado". Por su parte, Brígido recordó la trascendencia histórica de la sal, tan valiosa que se la conocía como "el oro blanco" y que fue considerada durante muchos siglos como medio de pago y evidencia de riqueza por su escasez.
La sal procedente de Salinas de Rosío era "de especialísima calidad" y resultó fundamental para las pesquerías, al abaratar su precio y permitir no depender de las importaciones que hasta entonces llegaban desde Cádiz, Torrevieja y Portugal. La salazón del pescado lograba evitar la estacionalidad de las capturas y permitía ofrecer el pescado en diferentes épocas del año, además de proporcionar su disponibilidad en lugares lejanos al de las costas donde se realizaba su captura. El nuevo camino permitió incrementar el comercio con portes de granos, semillas, paja, licores, jabón y madera hacia el interior, y traslados de pescados frescos y escabechados, naranjas, limones, castaña y hierro hacia el interior. Según añadió, la ruta de la sal perdió su empuje con el auge del tráfico ferroviario que desvió el transporte hacia el tramo Alar del Rey-Santander, sumado a los graves problemas de navegación del antiguo puerto pejino.
Las salinas de Rosío dejaron de comercializar la sal hacia 1975 y en la actualidad aquellos manantiales, que en su día explotaron los romanos, sirven para extraer y comercializar salmuera, mucha de la cual llega en la actualidad hasta las propias conserveras de Laredo.
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