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José Manuel ‘Chepes’ Recio se mueve tras el ya menguado rebaño de ovejas que le ha quedado tras el ataque que sufrió el pasado sábado. ::
«Esto hay que vivirlo. Los lobos están cada vez más cerca»

«Esto hay que vivirlo. Los lobos están cada vez más cerca»

Una explotación de Rioseco (Rionansa) pierde trece ovejas y tres corderos en un ataque lobuno, pero casos similares se repiten por Liébana, Campoo y alto Besaya

Teodoro San José

Martes, 12 de abril 2016, 21:40

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«Asumimos que tenemos que convivir con los lobos, pero ahora solo viven ellos. Nosotros, los ganaderos, cada vez menos y peor porque nos matan a los animales. Y esto va a más». Apoyado en el cayado con los brazos cruzados José Manuel Chepes Recio observa de reojo al reducido rebaño de ovejas que le ha quedado después del último ataque sufrido en la cabaña ganadera de su esposa, Marta Fernández, y apenas puede disimular la tristeza que le causa sentirse incomprendido cuando denuncia daños como los que ha padecido su explotación familiar de Rioseco (Rionansa) frente a los que desde la distancia minimizan el problema. En dos años han perdido cerca de noventa ovejas. Solo el pasado verano fueron 58 de una tacada. Y en la madrugada del viernes al sábado pasado, otras 16. «Tienes un rebaño, tu sustento, y poco a poco lo vas perdiendo. Esto hay que vivirlo», masculla Chepes sin poder atajar las lágrimas que le resbalan por el rostro cuando trata de explicar que vive «de vender corderos, y sin ovejas...».

Habían llevado un hato de veinte cabezas, tres de ellos corderos, a una finca cerca de Quintanilla, en Lamasón, al otro lado del collado de Ozalba. Como el resto del rebaño, se trata de ovejas mezcla de lachas y carranzanas, un cruce que da ejemplares recios y resistentes para pastar en montaña y fácilmente reconocibles por los largos flecos de lana que lucen y su cara totalmente negra. Cuando despuntaba el sábado, Marta y Chepes reciben una llamada alertándoles de que un buen número de buitres revoloteaban sobre el prado en el que tenían guardadas las ovejas. Al llegar encuentran el peor escenario: solo cuatro ovejas vivas. Las otras trece y los tres corderos habían sido víctimas de los lobos. Y los restos que dejaron los cánidos se los estaban desayunando las aves carroñeras.

«Las teníamos en una finca cerrada, bien vallada y a solo 400 metros de Quintanilla. Nos confiamos», dice Chepes respecto a que no pensaban que el lobo se arrimaría tanto al pueblo. «Pero cada vez están más cerca y más abajo. Esto se ha llenado de lobos y cada vez llegan más cerca de casa», asegura este ganadero, al tiempo que clama por el control poblacional de los cánidos. «Tienen que hacerlo. Yo no pido que exterminen al lobo; los ganaderos estamos acostumbrados a convivir con ellos y lo asumimos, pero sí pido que abatan y reduzcan el número de ejemplares en más de la mitad de los que hay ahora. Son muchos lobos los que hay, de verdad. Demasiados».

Según Chepes, el monte se ha llenado de lobos «y si no se controla esa población nos van a acabar comiendo. La oveja se termina, y detrás irá lo otro», anticipa este joven ganadero porque «con el lobo crecido y cada vez más cerca de casa», asegura, «las vacas serán sus siguientes objetivos». Yno se olvida de que, además de males, padecen la desidia u olvido administrativo porque, en su caso, aún tiene por cobrar ovejas muertas por lobos desde hace dos años.

Proliferación de ataques

El ataque a la explotación de Marta y Chepes no es el único en la zona. Ni el último. El lunes mismo, un potro cayo víctima de los lobos en Obeso (Rionansa). En Bodia (Camaleño) el joven ganadero Jesús Ángel Rodríguez perdía dos corderos y hace poco otras tres ovejas. El sábado la incidencia se produjo entre Porcieda y Tudes (Vega de Liébana) donde el ganadero José Cuesta perdía un potro; en Ozalba, también el sábado, en el ataque lobuno cayeron varias cabras, y hace unos días en La Lastra (Tudanca).

Este tipo de agresiones tampoco se reducen a la zona suroccidental de la región. Los lobos también se han hecho notar estas últimas semanas en la cabecera del río Besaya y en amplias zonas de la comarca de Campoo. Se han registrado ataques y bajas de cabezas de ganado en Lantueno, en Pie de Concha, en Pesquera, en Rioseco... Precisamente en esta pedanía de Santiurde de Reinosa los lobos acabaron ayer con un potro de cuatro días perteneciente a la cabaña ganadera de Manuel Gutiérrez. «Eran tres lobos y, por las huellas, al menos dos eran ejemplares adultos. Atacaron a las yeguas y éstas se defendieron, pero al final mataron a un potro; lo sacaron de la cerca y se lo comieron».

Gutiérrez hace ver que el ataque se produjo «a cien metros del pueblo. Como quien dice, están metidos en casa». Los ganaderos tienen metida la preocupación en el cuerpo, y más ahora, que las vacas y yeguas andan con crías. «Esto tiene mala solución porque los ataques van a más», sentencia.

A su vecino Francisco González le tocó dar parte al guarda el lunes después de haber perdido el domingo por la noche diez ovejas, la mayoría preñadas. En la correría hubo al menos dos lobos. «El problema se presenta ahora porque es cuando se saca al ganado de casa y lo llevamos a las fincas». dice, aunque se encuentren, como en su caso, a doscientos metros del pueblo. «Frente a esto solo podemos pedir que por lo menos nos ayuden más. O que tarden menos en llegar las compensaciones por las bajas. Yo tengo bajas sin cobrar desde 2010, y así es difícil soportarlo».

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