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La profesoras del centro Natalia Rodríguez-Miñón Ferrán y Noemí Barral, con las alumnas Elena del Moral Sánchez, Laura López Fernández, Mariana Sánchez Pego García, Paloma Zamora Correa, Elena de las Matas Iglesias, Malena Amat Gutiérrez, María Villa Valentín Fernández, Sandra Martínez de Paz, Sofía Sunyer Paternina, Ángela Fernández Cabrero, Gabriela Ruíz García, Lara Fuentes Corral, María González-Echegaray Navarro, Rocío Diego Cantero, Carmen Collantes Alaez, Lucía Gutiérrez Iglesias, María González Bedoya, Miranda Alonso de la hoz y Sonsoles Arvilla Maldonado.
TORREVELO-PEÑALABRA

TORREVELO-PEÑALABRA

«Enseñarles que innovar es una cualidad que se puede aprender y que la actitud creativa es clave para cualquier ámbito personal y profesional»

MARTA GUTIÉRREZ

Jueves, 10 de noviembre 2016, 21:22

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En el colegio Torrevelo-Peñalabra consideran que la actividad creativa y la innovación son dos características fundamentales que quieren inculcar a los alumnos. De ahí que apuesten por su participación en STARTinnova. En esta convocatoria tienen a FAED como empresa mentora, que les acompañara en esta edición.

El profesorado quiere «enseñar a los estudiantes que innovar es una cualidad que se puede aprender». Las ventajas que se obtienen de este bagaje son exponenciales respecto a sus costes, así que les parecen fundamentales. Quieren transmitir a los estudiantes la importancia que tiene en cualquier ámbito de la vida futura en la que se encuentren tanto profesional y personal.

El centro ha querido aprovechar este actividad que promueve El Diario Montañés y la empresa mentora, para hacer de este programa una enseñanza práctica y motivadora para los estudiantes, que son el futuro motor de la sociedad.

Los profesores explican en voz alta que hoy en día la cobertura de las necesidades básicas de los ciudadanos es el principal objetivo. Sin embargo, el consumismo también está más que presente todos los días. La publicidad consigue crear unas necesidades que se intentan satisfacer de la forma más inmediata. En base a esa realidad, las empresas saben que su supervivencia pasa por una forma eficiente de producción y una adaptación rápida a los gustos de los consumidores. Cada día es más difícil encontrar necesidades nuevas que cubrir y los inicios no suelen ser fáciles para los innovadores.

Sin embargo, el avance imparable de los tiempos y la evolución frenética de la tecnología hacen que el panorama vaya cambiando a una velocidad vertiginosa. Las novedades se suman tanto como se concatenan entre sí. Y si hablamos de novedad nos referimos a tendencia, «y ahí los jóvenes son expertos pues viven a la última. Enseguida se adaptan a los cambios y los introducen sin más en sus hábitos de vida. La innovación tecnológica es ya parte de sus vidas. Tanto es así que le encuentran fallos y puntos débiles», explican los tutores de los grupos de alumnos.

Hablan en un idioma aderazado con nuevos vocablos técnicos para los que no recibieron una formación específica pero que han asumido como suyos propios. Es precisamente ese área donde los estudiantes aportarán su granito de arena a la sociedad, trabajando en aquello que les gustaría cambiar o mejorar, cuando no crear. Desde el centro educativo defienden que «la creatividad no tiene límites y todo puede ser mejorable. En los próximos meses no sólo se van a poner a prueba sino que van a pasar revista a su entorno».

De su espíritu crítico saldrán nuevas ideas. Serán muchas, buenas y válidas.

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