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Los sensores recogerán información sobre el tráfico para evitar que haya atascos y avisar de posibles accidentes. :: ANDRÉS FERNÁNDEZ
CANTABRIA

Inteligencia artificial para Santander

A través del teléfono, una PDA o un panel electrónico, los ciudadanos sabrán dónde hay aparcamiento libre o cuánto falta para que llegue el autobús

GONZALO SELLERS

Domingo, 6 de febrero 2011, 14:14

Imaginen una Santander sin atascos, sin vueltas a la manzana para encontrar un aparcamiento y sin furgonetas de reparto aparcadas en doble fila. Una ciudad en la que los aspersores detectan cuándo hace falta regar los jardines, los autobuses siempre llegan a la hora y los alérgicos pueden saber de antemano qué calles evitar para no pasar por donde las concentraciones de polen son mayores. Estas escenas hasta ahora más propias de la ciencia ficción están a punto de convertirse en realidad este mismo verano gracias a 20.000 sensores que permitirán a la capital acariciar la utopía de la urbe inteligente.

El proyecto SmartSantander arrancó el pasado mes de septiembre con el objetivo de desplegar una tupida red de dispositivos inalámbricos por toda la ciudad. Es lo que los científicos llaman el Internet de las cosas, un espacio virtual en el que las cosas se comunican entre sí proporcionando información útil en cualquier momento y en cualquier parte del mundo. Esas cosas serán, en el caso de Santander, sensores capaces de detectar, por ejemplo, cuando un aparcamiento está vacío. Algo similar a lo que ya existe en los aparcamientos subterráneos pero aplicado a cada calle.

Estos dispositivos podrán medir el volumen de tráfico de una zona y variar los ciclos de los semáforos; analizar la humedad y los nutrientes de la tierra para saber cuándo es necesario abonar los parques; y medir la contaminación del aire, entre otras aplicaciones. A través de un teléfono móvil, una PDA o una de las pantallas electrónicas que se instalarán en la ciudad, cualquier vecino podrá tener acceso a esa información.

La solidez de SmartSantander descansa en los nombres que están detrás de la iniciativa. La Unión Europea lo ha elegido como uno de los cinco grandes proyectos de su séptimo Programa Marco para Investigación, que incluye entre sus retos la experimentación en el Internet del futuro. Es decir, se apoyan los planes que estudian hacia dónde se dirigen las tendencias en este ámbito de aquí a quince años. El respaldo de la UE se materializa en la aportación de casi siete de los 8,6 millones de euros presupuestados. El Ayuntamiento de Santander es socio colaborador junto a firmas como Telefónica, la Universidad de Cantabria, Alcatel, Ericsson, Sodercán, TTI Norte y distintos centros de innovación griegos, alemanes, ingleses y australianos.

Otro de los objetivos de Smart Santander es la unión con otras ciudades como Aarhus en Dinamarca, Belgrado en Serbia y Guilford en Reino Unido, donde ya se han puesto en marcha redes similares a una escala mucho más restringida. Y grandes urbes, como Amsterdam o Barcelona, piensan ir por este camino, si bien sólo Santander cuenta a día de hoy con un plan real y, lo que es más importante: con financiación de la UE.

Actualmente un equipo de treinta investigadores de distintas instituciones, entre los que se encuentra el Grupo de Ingeniería Telemática de la UC, está trabajando en el plan que convertirá a Santander en la primera ciudad inteligente de Europa.

Los primeros pasos hacia la meta se dieron en septiembre, pero la segunda semana de febrero está marcada en rojo en el calendario, porque será ahora cuando los investigadores comiencen a colocar los dispositivos por la ciudad. Al principio sólo será en cien plazas de aparcamiento de la UC y en 200 de la OLA, pero el próximo verano ya habrá alrededor de 2.000 sensores repartidos por todo Santander. Los plazos dicen que en septiembre de 2013 ya habrá 20.000 -uno por cada nueve santanderinos- recogiendo información por toda la ciudad.

El Ayuntamiento de Santander dirige uno de los seis paquetes en los que se ha dividido el proyecto, en concreto el que se refiere a los usos para los ciudadanos que se darán a los dispositivos, considerado como «un puente de unión entre la pura experimentación científica y el usuario final de la información», explican fuentes del Consistorio.

Los principales casos reales en los que los dispositivos tendrán aplicación práctica serán cuatro. En primer lugar, servirán como medidores de parámetros medioambientales. Los sensores permitirán, en este caso, monitorizar las sustancias contaminantes. Toda esta información será tomada de forma cruda por los 'chips' y se podrá utilizar para la realización de informes medioambientales y activar sistemas de alerta ante la presencia de niveles preocupantes de algunas sustancias.

SMS con avisos

El segundo será la gestión de estacionamientos en tiempo real, sobre todo en la zona centro, para que los conductores puedan saber dónde se encuentra la plaza de aparcamiento más cercana. Además, se controlarán los aparcamientos no autorizados en paradas de autobús, con lo que se evitará el entorpecimiento del tráfico; se informará a los transportistas de la disponibilidad de las plazas de carga y descarga, y los minusválidos recibirán un mensaje de texto (SMS) en su teléfono móvil que indicará la situación de las plazas adaptadas libres más próximas.

Los sensores también cuidarán de los parques y jardines. El Ayuntamiento pretende llevar un control de las necesidades reales de éstos examinando su grado de humedad y los nutrientes, por ejemplo. La principal ventaja es el ahorro que puede suponer en agua y abonos, ya que los sistemas de regadío sólo se activarán cuando sea necesario dependiendo de la humedad del terreno, y el abonado de los parques sólo se realizará cuando el terreno realmente lo necesite y no de forma sistemática en determinadas fechas.

Fin a los atascos

El último de los usos que, en un primer momento, tendrán los dispositivos podría solucionar uno de los mayores problemas de Santander: los atascos. La tecnología que se empezará a utilizar permitirá monitorizar el tráfico en las arterias más importantes de la capital y permitir variar los ciclos de semáforos en cruces conflictivos, dependiendo del volumen de vehículos que estén en circulación en cada momento. También se podrá vigilar la velocidad de los coches en el casco urbano para alertar de aglomeraciones de vehículos o accidentes y, en caso necesario, se promoverá sobre la marcha la activación de alertas para el desplazamiento de agentes de policía a las zonas conflictivas.

Toda la información que recoja cada dispositivo se enviará en tiempo real a una plataforma de software que la analizará y cruzará con los datos facilitados por los otros sensores. Esta 'base de datos virtual' estará abierta a toda la comunidad científica, ya que SmartSantander no es sólo un proyecto del que se servirán los ciudadanos, sino que convertirá a la capital en una plataforma experimental masiva, de forma que todo lo que aquí se evalúe servirá como referencia para otros. Cualquier investigador podrá acceder a dicha plataforma desde todos los puntos del planeta.

Al margen de su uso práctico para la vida diaria y de su recorrido experimental en el campo de la ciencia, SmartSantander, que aspira a convertirse en uno de los ejes del Campus de Excelencia Internacional de la UC, pretende atraer empresas de nuevas tecnologías, generadoras de productos punteros, que creen empleo y retenga talento de la universidad.

Y es que las empresas y operadores son el gran tercer vértice de este proyecto. Todas ellas contarán con esta aplicación para probar y experimentar servicios que ellos consideren de interés para la comunidad. La idea es testarlos antes de su salida al mercado y hacerlo a través de una plataforma con tantos usuarios que les permita conocer si su producto es de interés o no.

I maginen una Santander sin atascos, sin vueltas a la manzana para encontrar un aparcamiento y sin furgonetas de reparto aparcadas en doble fila. Una ciudad en la que losaspersores detectan cuándo hace falta regar los jardines, los autobuses siempre llegan a la hora y los alérgicos pueden saber de antemano qué calles evitar para no pasar por donde las concentraciones de polen son mayores. Estas escenas hasta ahora más propias de la ciencia ficción están a punto de convertirse en realidad este mismo verano gracias a 20.000 sensores que permitirán a la capital acariciar la utopía de la urbe inteligente.

El proyecto SmartSantander arrancó el pasado mes de septiembre con el objetivo de desplegar una tupida red de dispositivos inalámbricos por toda la ciudad. Es lo que los científicos llaman el 'Internet de las cosas', un espacio virtual en el que las 'cosas' se comunican entre sí proporcionando información útil en cualquier momento y en cualquier parte del mundo. Esas 'cosas' serán, en el caso de Santander, sensores capaces de detectar, por ejemplo, cuando un aparcamiento está vacío. Algo similar a lo que ya existe en los aparcamientos subterráneos pero aplicado a cada calle.

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