Un nuevo soplao se 'traga' a una vecina de Camargo

Lo que nadie quería que pasara, pero los vecinos del barrio Ladredo del pueblo de Camargo se temían, acabó ocurriendo. Un soplao se 'tragó' ayer por la mañana a una vecina, María Inmaculada Cortázar Barros, cuando segaba su jardín. Según explicó la propia afectada entre lágrimas, «estaba segando con el cortacésped y se hundió el suelo al pasar yo. Me aguanté con los brazos porque no hacía pie». Tampoco podía contener las lágrimas su marido, Agustín Vidal Llorente, que, junto con otros dos vecinos, acudió a socorrerla y lograron sacarla del agujero, sucia de tierra, con dolor en cuello y hombros y un «gran susto».

Agentes de la Guardia Civil, Policía Local y miembros de Protección Civil de Camargo acudieron rápidamente al lugar, acordonando el soplao, que ocupa una superficie de un metro cuadrado, pero con una 'visera' (capa de tierra superficial de unos 20 centímetros sobre el vacío) de otros cinco metros. A María Inmaculada, que posteriormente fue traslada en ambulancia al Hospital Valdecilla, la pusieron un collarín en previsión de posibles lesiones en el cuello.

Rodeada de su familia y los vecinos, María Inmaculada recordaba con lágrimas en los ojos que «el pie no tocaba suelo, todo estaba hueco y no podía hacer fuerza para salir. Gracias a mi marido y los vecinos que escucharon mis gritos de auxilio y gracias a Dios que no se hundió más cuando ellos vinieron».

María Jesús Diego Bezanilla, vecina cuya vivienda está afectada por los soplaos, señaló que «las autoridades pueden pensar que pedir soluciones a los hundimientos de terreno es montar el circo o que somos unos histéricos, pero la realidad es tozuda y, por desgracia, nos da la razón, en el barrio Ladredo todos tenemos el mismo problema: los soplaos».

De la misma opinión era otra habitante de la zona que aseguró que «los vecinos tenemos miedo» porque los soplaos no sólo no desaparecen, sino que cada vez salen más, lo que les está provocando «una mala salud mental». «Tengo la carne de gallina», afirmaba otra vecina que recordaba que «los nietos de Adita están corriendo siempre por aquí». También consideró una 'suerte' que este hecho hubiera ocurrido un sábado cuando hay más personas en casa y, por tanto, para ayudar.

Nadie del barrio Ladredo se ha quedado indiferente ante este «susto descomunal», aunque «los soplaos formen parte de nuestra vida y psicológicamente nos están afectando», explicaba otra vecina. Todos expresaron su hartazgo por la falta de soluciones al problema de los hundimientos de terreno que se va prolongando en el tiempo, por lo que anunciaron acciones para que se voz sea escuchada y sus reclamaciones atendidas.