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SUCESOS

«¿Como vengan ésos, la monto!»

El 'pederasta de El Astillero' sabía que iban a detenerle cuando vio llegar a la Policía Fernández Arnáiz se tumbó en el suelo y comenzó a patalear antes de ser esposado

REDACCIÓN

Viernes, 5 de septiembre 2008, 09:28

«¿Como vengan esos, la monto!». Y la montó. Sabiendo de que 'esos' a los que veía venir eran policías, el 'pederasta de El Astillero' se tumbó en el suelo y empezó a patalear para dificultar su detención a los agentes, con los que la madre de Marcelino Fernández Arnáiz -el hombre de 54 años acusado de agredir sexualmente a una niña- se encaró también bastón en mano.

Los dos salían del domicilio que tienen en una localidad donde sus vecinos están ya muy quemados. Les irrita, con razón, que el nombre de El Astillero lleve cinco días corriendo por España de la mano de la pederastia.

Esto sucedió el día 27 de agosto. Lo que pasó cuatro días antes, el día en que Fernández Arnáiz agredió sexualmente a una niña, también ha ido cobrando forma con el paso de las horas.

Según ha podido contrastar este periódico, el suceso ocurrió a las siete de la tarde del sábado, día 23, en la calle Alta.

Marcelino Fernández Arnáiz, que el miércoles, día 20, abandonó la cárcel de Dueñas (Palencia) tras haber cumplido cinco años por abusar sexualmente de una niña de 6 años en Torrelavega, se dirigió a un grupo de niños que compartían juntos en esa calle, les ofreció las golosinas que acababa de adquirir en una tienda de los alrededores y apartó a su víctima, de idéntico perfil a la que atacó antes de verse entre rejas: una niña de 6 años.

No sucedió en un portal sino entre dos vehículos estacionados. Allí, el 'pederasta de El Astillero' comenzó a realizar tocamientos a la pequeña hasta que los lloros de la menor llamaron la atención de un vecino, que salió al balcón de su vivienda a ver qué sucedía. Su interés, elogiado por la Policía, fue clave en el cese de la agresión y la captura del agresor.

Hizo huir al sospechoso, auxilió a la pequeña, telefoneó al 091 y ofreció «datos muy buenos» sobre las características físicas del agresor.

La investigación

A la implicación de este vecino se sumó después una casualidad. Entre los policías de servicio que se presentaron en el lugar estaba una agente del Servicio de Atención a la Familia (SAF) a la que la descripción del sospechoso le resultó muy familiar.

Tan familiar que inmediatamente telefoneó a sus compañeros de brigada para decirles que los testigos de una agresión sexual a una niña estaban describiendo a Marcelino Fernández Arnáiz y que sería bueno verificar la situación actual de éste.

En las horas posteriores, el SAF conoció que 'su' hombre acababa de salir de la prisión de Dueñas. Helados, los agentes regresaron a la calle Alta e improvisaron allí una rueda de reconocimiento fotográfico en la que participaron vecinos, niños y hasta la dueña de la tienda donde el sospechoso adquirió los dulces.

La mayoría señalaron las imágenes en las que aparecía Fernández Arnáiz.

Una vez ataron todos los cabos, efectivos del SAF se desplazaron hasta El Astillero. Era el día 27. Ya allí, pidieron su colaboración a la Policía Local y, en compañía de dos funcionarios uniformados, se presentaron en el domicilio de Fernández Arnáiz.

Fue, entonces, cuando vieron salir de su domicilio al sospechoso, que vestía con la misma ropa que llevaba el día de la agresión, y a su madre. Y fue, entonces, cuando distinguió a los agentes: «¿Como vengan ésos, la monto!». Y la montó. Se tumbó en el suelo y comenzó a patalear obligando a los policías a reducirle para poder colocarle las esposas ante la oposición de la madre, que la emprendió a bastonazos.

La defensa a ultranza que ejerció la madre sobre su hijo no impidió que éste haya terminado en prisión. Otra vez.

Ni que la Policía continuara buscando pruebas que le incriminaran en la agresión sexual. Ayer mismo, la Policía Nacional solicitó a una empresa de seguridad la cinta de una cámara instalada en un comercio de la zona. Registró toda la agresión y grabó, con nitidez, al sospechoso. La cámara de seguridad de un comercio registró la agresión y grabó al sospechoso

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