Pequeños cocineros, grandes sabores
La Asociación de Hostelería organiza cursos para niños
Con las manos en la masa y sonrisas gigantes, los niños aprenden a preparar sus primeras recetas en la cocina. Tanto para degustar como para ... compartir en familia. Entre las muchas propuestas para disfrutar del verano en Santander, la Escuela de Hostelería de Las Carolinas, de la Asociación de Hostelería, organiza una propuesta deliciosa y educativa para esta temporada: seis cursos de cocina para los más jóvenes, de edades entre 8 y 14 años. Se desarrollan en diferentes fechas: ya se han hecho dos y los siguientes serán del 4 al 8 de agosto, del 11 al 14, del 18 al 22 y del 25 al 29. El horario habitual será de 10.00 a 13.00 horas, a excepción de las clases del 11 al 14, que tendrán una duración «especial». Asistir tiene un coste de 150 euros e incluye todos los materiales necesarios para la experiencia. Las plazas son limitadas, por lo que se recomienda reservar con antelación (para tener toda la información lo mejor es contactar con Las Carolinas en el teléfono 942 367 030).
Toca clase de cocina. Hoy, los chicos aprenden a preparar tres platos: primero, segundo y postre. «A no ser que, por ejemplo, un viernes podamos hacer una pizza artesana. Eso nos lleva toda la mañana, así que hacemos la pizza y el postre», explica Juan Manuel España, profesor y jefe de cocina de la escuela. Previo a la iniciación se les enseña a utilizar técnicas de cocina profesionales para cortar, hervir, hornear o emplatar «intentando siempre tener todas las medidas de seguridad correspondientes».
Son quince chavales de diferentes edades, separados en tres grupos de cinco compensados entre mayores y menores. Cada uno prepara un plato diferente. En el 'menú del día', ensaladilla de mariscos, pollo a la Coca-Cola zero y tiramisú pasiego. Recetas frescas pensadas para disfrutar con las fechas veraniegas. «La finalidad de unir a los niños en grupos radica en crearles un espacio en el que puedan socializar y que se relacionen entre ellos. Tratamos de que tengan la libertad de ser ellos mismos y, sobre todo, que se diviertan».
Durante los cursos están acompañados en todo momento por el profesor, quien les enseña las técnicas «óptimas» para un «buen» desarrollo de las recetas. Asimismo, cada año que se organizan los talleres se busca variar las preparaciones, ya que hay quienes vuelven a repetir tras sus primeras pruebas.
1 /
«Hace dos años vine también al curso. A mí, como me gustaba cocinar, mis padres me querían inscribir a clases de cocina. Me hablaron de estas y me apunté», cuenta una de las niñas mientras emplata la receta del momento. A su vez, desarrollan opciones «nutritivas y bajas en calorías», explican los organizadores, para fomentar en ellos una alimentación «consciente». «Si que es verdad que hacen combinaciones diferentes. No es todo lo tradicional, pero intentamos que sea todo sano, para que aprendan a trabajar sin azúcares añadidos y que prueben nuevos sabores», afirma España. La idea, además, es que los pequeños conozcan y utilicen los productos locales o de temporada como el melón o la sandía, entre otros ingredientes naturales, lo que les «permite conocer la riqueza de su entorno y la importancia de una dieta sostenible». De esta forma, no solo se busca variar en cuanto a recetas, sino también que los niños comprendan los beneficios de implementar hábitos saludables en su vida diaria.
La idea, explican en Hostelería, es despertar el gusto por la gastronomía y conocer mejor el trabajo en una cocina de una forma divertida y dinámica para los más pequeños. Porque, lejos de ser 'solo cosa de adultos', el objetivo es que este pasatiempo se convierte en una experiencia «creativa» donde puedan «aprender, experimentar y, sobre todo, pasarlo en grande».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión