Cantabria refuerza la hegemonía popular
No hay sorpresa en el resultado electoral, que repite el resultado de hace seis meses con dos escaños para el PP y uno para PSOE, Podemos y Ciudadanos
Marta San Miguel
Domingo, 26 de junio 2016, 20:36
Las elecciones en Cantabria prometían algún giro en el argumento, pero nada es tan previsible como la costumbre. Votar en esta región, aún con 'sorpassos' y zarpazos, es una rutina ejercida siempre con la misma cadencia. Ahí están los resultados para corroborar que la región sigue concediendo su confianza al Partido Popular, y no sólo porque seis meses después de las elecciones generales reedita su resultado sino porque desde 1996 es la fuerza más votada sin que nadie le discuta su hegemonía.
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Emoción en la sede de Ciudadanos
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AnálisisCantabria, sin sorpresa
El cambio es un gesto que Cantabria hace lento. Y aquí no ha habido sorpresas. La candidatura encabezada por Ana Madrazo ha ganado las elecciones al conseguir el 41,5% de los votos, un porcentaje que se traduce en 138.821 votos, casi diez mil más que en diciembre cuando el PP consiguió 129.216. Con ello reedita sus dos escaños (el segundo irá para el actual secretario de Estado de Cultura en funciones, José María Lassalle), y deja para las otras tres fuerzas políticas los escaños restantes: el PSOE ha vuelto a conseguir un diputado, el cuarto ha ido para la confluencia de Unidos Podemos y el quinto para Ciudadanos.
Así ha quedado el tablero en estos comicios, inéditos hasta la fecha por tratarse de los primeros que se repiten. Ni la novedad de los emergentes ni la ausencia de pactos nacionales han movido las fichas en otra dirección, a pesar de que la noche electoral auguraba otra cosa cuando las mesas electorales echaban la persiana a las ocho de la tarde. Los sondeos en ese momento tomaron el protagonismo y pusieron el punto ácido en las tripas de los votantes al desvelar la posiblidad de que Ciudadanos perdiera su escaño. Novedad, cambios, y sobre todo ¿para quién iría? La 'plaza' conseguida por Carlos Pratch, cuando la formación debutaba en la región, estuvo por momentos en el aire cuando cuando el Ministerio del Interior llevaba el 10 por ciento escrutado, y ese quinto elemento pasaba a manos de un crecido PP. Sin embargo, Félix Álvarez, un televisivo muy conocido por los cántabros, estará en el Congreso, y de hecho ha aguantado mejor que su partido -a nivel nacional Rivera ha bajado de 40 a 32 diputados- a pesar de haber perdido votantes: ha pasado de los 53.371 votos alcanzados en 2015 a los 48.191 obtenidos este domingo del 26J.
Él era el único candidato 'nuevo' en el reparto de esta película que a dejado a los otros partidos anclados otra vez a la misma moneda, la de la izquierda dispersa pero indefectiblemente unida. Por un lado el PSOE, con la candidata Puerto Gallego al frente, consecha un exiguo resultado al reeditar ese único escaño que sabe a poco siendo el socialismo el segundo partido del país. Sin embargo, lo que sí sabe a victoria es el recuento total de votos, ya que después de dos legislaturas el socialismo cántabro ha dejado de sangrar. Ya no pierden votantes. Incluso mejoran levemente sus resultados al pasar de un 22,4 a un 23,6 por ciento de papeletas conseguidas al pasar de 78.460 a 78.872 en estas elecciones.
¿Y al otro lado de esa moneda? La esperanza de un 'sorpasso' que no ha sido tal, porque la confluencia de Unidos Podemos no sólo no ha logrado superar al PSOE sino que tampoco ha sido capaz de superarse a sí misma. Si hace seis meses la formación morada conseguía por separado 62.569, ahora los votos de este 26J le ha dejado con 59.253 papeletas para ellos, Izquierda Unida y Equo, la triada progresista que ha decrecido en las urnas. En su caso no se hace válida la máxima de que la unión hace la fuerza, y al final la candidatura encabezada por Rosana Alonso se ha quedado no a las puertas sino más allá de la frontera del tan mentado adelanto.
El quinto escaño ha sido, por tanto, el único elemento de tensión en una película que ha vuelto a contar con los mismos personajes, los votantes cántabros, que si en algo sorprenden al resto de espectadores es en su compromiso con el proceso electoral. Mientras en España se bordean las cifras de participación más bajas de la historia de la democracia, en la región el índice de participación ha aumentado hasta registrar un aumento de casi tres puntos con respecto al último sondeo: un 73,40% frente al 70,97% de diciembre.
Tras el cierre de los 359 colegios electorales de la región, se ha puesto el punto final a una jornada electoral marcada por la "normalidad" no sólo en la forma sino en el fondo del proceso. Una vez más, la fuerza de la costumbre ha ganado en la región aunque si uno lee entre líneas, el argumento más banal también esconde alguna que otra pincelada de intencionalidad en sus repeticiones: ¿qué decir sino de ese leve repunte del PSOE o de esa caída inexplicable para la formación morada?, ¿acaso es momento de comenzar a visionar la realidad de otra manera? La legislatura que sobreviene a esta cita con las urnas responderá en buena medida a estas cuestiones: supuestamente cuatro años, aunque para eso haya que pasar por pactos que, a día de hoy, son tan ficticios como cualquier película cuyo argumento ya se nos ha desvelado.