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El partido de vuelta

Puede ser que los notables del partido enmienden la plana a los afiliados de base. No quedaría muy presentable, pero esa es la fórmula tutelada que el PP ha elegido para decidir sus liderazgos

Jesús Serrera

Viernes, 10 de marzo 2017, 07:10

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Al final de larga noche en el Hotel Santemar todo eran cábalas sobre el futuro inmediato: el congreso del día 25 que resolverá quién maneja el timón del PP de Cantabria en su incierta travesía hasta las elecciones de 2019. Ignacio Diego ha conseguido una ajustada ventaja en la primera votación por su mayor impronta en la Cantabria rural, donde abundan todavía los alcaldes de cómodas mayorías, los supervivientes a la catástrofe electoral de 2015. María José Sáenz de Buruaga se ha impuesto en los municipios importantes, justamente donde el PP perdió su amplísima cuota de poder. También ganó en Santander y Laredo, las dos plazas más importantes en número de afiliados, pero con mucha menos contundencia de la esperada; sobre todo en la villa pejina, donde ha hecho mella la polémica sobre el pago de cuotas a militantes.

Diego no apareció por el Santemar, tampoco los dirigentes que han escogido su perfil más bajo para esta pugna. Los afines al presidente Santiago Recio, Javier Fernández, Miguel Ángel Serna calculaban porcentajes optimistas. Creen que su victoria es rotunda y que lo sería aún más en la votación de los compromisarios. Así que Sáenz de Buruaga debe retirarse ahora si quiere obtener la generosidad del vencedor en una integración selectiva para su grupo algunos serían recuperables, otros no. Si mantiene viva su candidatura, será todo o nada. Diego se proponía hacer llegar directamente a su rival una nueva oferta de integración en una lista única.

En La Cañía, Buruaga, con Íñigo de la Serna, Gema Igual y el núcleo duro de su equipo, no se sentían derrotados. Creen que hay partido el día 25 y que lo van a ganar. Será una batalla muy distinta. Conceden a Diego un apoyo mayor en el sector de los 195 compromisarios natos alcaldes y números unos, parlamentarios nacionales y regionales, dirigentes de las juntas locales, pero cuentan con la mayor representación de los municipios grandes entre los 780 elegidos por las bases, y también con que la privacidad del voto estará esta vez más resguardada de la vigilancia de los caciques locales. Al despedirse para volver a Madrid, el ministro De la Serna dejó un pronóstico: Esto está ganado.

Las dos facciones tiran de optimismo para reforzar sus expectativas, aunque lo cierto es que la votación del sábado 25 sería otra incógnita como la del miércoles 8. Puede ser que los notables del partido enmienden la plana a los afiliados de base. No quedaría muy presentable, pero esa es la fórmula tutelada que el PP ha elegido para decidir sus liderazgos.

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