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Vista exterior del Tanatorio El Alisal, en Santander. Juanjo Santamaría
El apagón sorprendió al crematorio de Raos con un cadáver en el horno

El apagón sorprendió al crematorio de Raos con un cadáver en el horno

La falta de electricidad afectó a los velatorios, funerales y entierros programados en el arco horario que abarcó la incidencia

Nacho González Ucelay

Santander

Lunes, 28 de abril 2025

El 'gran apagón' también generó importantes trastornos en los servicios funerarios que debían prestarse ayer. Los velatorios, funerales y entierros programados en el arco horario que abarcó la incidencia, o sea, entre las doce y media del mediodía y las seis de la tarde, se vieron más o menos alterados por la falta de suministro eléctrico, que dejó a iglesias y parroquias a la tenue luz de sus velas, obligó a los tanatorios a echar mano de sus grupos electrógenos y sorprendió al horno crematorio de Raos con un cadáver en el fuego.

Según informó Joaquín Cavero, gerente de Funeraria La Montañesa, durante esas seis horas el Tanatorio El Alisal tuvo que alimentarse de la energía obtenida de sus propios autogeneradores, que proporcionan a las instalaciones una autonomía eléctrica de entre ocho y doce horas. Suficiente, al menos por esta vez, para salvar la contingencia.

«En situaciones como esta desviamos toda la atención eléctrica a las cámaras de frío y los túmulos», precisó Cavero, que añadió que para lograr ese objetivo, la buena conservación de los cadáveres, «ahorramos energía en otros puntos de las instalaciones donde creemos que la electricidad no resulta indispensable». Por ejemplo, la cafetería, ayer cerrada por espacio de unas horas para no derrochar luz.

Así, el apagón no incidió en las salas destinadas a los velatorios, donde la luz era algo más baja y no funcionaban las conexiones. «Ni teléfonos móviles ni internet», matiza el gerente, que admite que el corte de luz sí trastocó en cambio el programa de incineraciones de ayer.

«Nosotros teníamos cuatro», recuenta Cavero. Dos por la mañana y otras dos ya por la tarde. La primera estaba prevista temprano, de manera que se efectuó sin que mediaran contratiempos. No así la segunda, que sí los tuvo. «Empezó a las once de la mañana y cuando sobrevino el apagón todavía no se había terminado, pero, bueno, ya estaba acabando así que supongo que la propia temperatura del horno ayudaría a concluirla», dijo Cavero, que añadió que las dos que estaban previstas por la tarde tuvieron que retratarse algunas horas. «Los familiares han comprendido perfectamente la situación», concluyó el gerente.

Mejor suerte corrió la Funeraria Nereo Hermanos, donde precisamente ayer no había previstas incineraciones. «Afortunadamente, solo teníamos entierros», explicó Emilio Sáinz, que precisó que la empresa también logró minimizar los daños ocasionados por el apagón recurriendo a sus grupos electrógenos y al espléndido sol que atravesaba sus grandes ventanales.

Y que difícilmente consigue penetrar por las vidrieras de las iglesias y parroquias de la región, donde ayer se cancelaron algunos funerales para no abocar a los familiares a despedir a sus seres queridos a tientas o en el mejor de los casos a la escasa luz que proporcionan las velas y los cirios siempre encendidos.

Sí llegó a celebrarse la misa funeral por la muerte del Papa Francisco organizada por la Diócesis de Santander en la Catedral, donde horas antes surgieron algunas dudas que el regreso de la electricidad resolvió por sí mismo justo cuando el Obispado consideraba su suspensión.

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