«Buscamos romper el círculo de la pobreza»
Ana Pombo, Coordinadora en Cantabria Acoge ·
Hace casi un año que arrancó el proyecto Proinfancia en Santander, que busca el bienestar de los niños, actuando también con el resto de la familiana Pombo es la responsable del área jurídica de Cantabria Acoge. Pero desde inicios de 2019 combina esta tarea con la de coordinadora del proyecto ... CaixaProinfancia, que la Fundación 'la Caixa' implementó en el año 2007 en las áreas metropolitanas de once ciudades con más bolsas de pobrezas. A lo largo de los años se ha ido ampliando hasta llegar el año pasado a todas las comunidades autónomas. En Santander atiende a 36 menores y 22 familias, todos ellos ubicados en la ladera sur de General Dávila. «Es un programa muy amplio, con una gran cobertura, difícil de explicar en una entrevista», explica Pombo, quien no dudó en resumir de la manera más didáctica y amena esta iniciativa, cuyo objetivo es romper con el circulo de la pobreza que arrastra a muchas familias.
–¿En qué consiste el proyecto Proinfancia?
–En el programa CaixaProinfancia trabajamos para la promoción y el desarrollo integral de la infancia en situación de pobreza y vulnerabilidad social, atendiendo a niños y niñas de entre 0 y 18 años y a sus familias, con la finalidad de romper el círculo de la pobreza que en entornos vulnerables se trasmite con frecuencia de padres a hijos.
–¿Desde cuándo está implantado en Santander y cómo se desarrolla?
–En Santander el programa se puso en marcha a principios de 2019. Es un modelo de atención integral que sitúa al niño o niña en el centro de la acción, teniendo en cuenta su entorno familiar y social. A través de una coordinación territorial se trabaja en red con diversos agentes. Así, con el Ayuntamiento de Santander colaboramos a través de los servicios sociales, los centros educativos y centro de salud de la zona. En el programa estamos implicadas tres entidades sociales: Cantabria Acoge, Nuevo Futuro y Padre Menni.
–¿A qué población se están dirigiendo en este momento y por qué han elegido a estas familias?
–Las familias a las que nos dirigimos están en situación de pobreza y exclusión social y se desarrolla en la ladera norte de General Dávila. El acceso al programa puede producirse a través de la solicitud directa de una familia o bien a través de la solicitud derivada de cualquier entidad o Administración pública.
–¿Sobre qué áreas trabajan con las familias?
–Nos centramos en cuatro áreas: Refuerzo Educativo, en el que proporcionamos atención en logopedia y psicomotricidad, organizamos grupos de estudio asistido, refuerzo individual, damos equipamiento escolar y también tenemos un aula abierta para los chicos que lo precisen. En educación no formal y tiempo libre hacemos campamentos, actividades de verano y centros abiertos (para actividades de ocio). En apoyo educativo familiar, desarrollamos talleres educativos para toda la familia y tenemos un centro materno-infantil. En atención y terapia psicosocial damos un apoyo personalizado o en familia, y talleres terapéuticos grupales. Por último, en promoción de la salud, nos centramos en la alimentación e higiene infantil, gafas y audífonos...
–El objetivo final es romper el círculo de la pobreza hereditaria. Aquí es pronto para hacer una evaluación, pero el programa existe en otras comunidades autónomas desde 2007. ¿Hay ya casos en los que se haya hecho realidad?
–No es posible realizar un balance en estos momentos debido a que contamos con muy poco tiempo de recorrido, por lo que es necesario esperar uno o dos años más para poder evaluar el impacto en la transformación del contexto de los niños y sus familias. En una muestra representativa de niños del programa CaixaProinfancia, el 81% consiguen terminar la ESO y graduarse, mientras que en España se gradúa en ESO el 77% y en niños y niñas en situación de vulnerabilidad baja al 50%.
–¿Los padres entienden en su mayoría la importancia de apoyar a sus hijos en este proyecto, o es una tarea complicada?
–En líneas generales, la respuesta de los padres es positiva, aunque esto no quiere decir que el día a día esté exento de dificultades. Tenemos familias muy diferentes en cuestión de origen, cultura, circunstancias personales y sociales, con características muy dispares. Se trata de un programa muy potente en cuanto a actividades para los niños y sus familias, pero también requiere un elevado grado de compromiso que, a veces, es complicado asumir.
–¿Qué es lo que más les preocupa a estos niños, desde su perspectiva, en trabajo con ellos?
–Los niños son sólo niños. A pesar de los agobios y preocupaciones que pueden tener sus padres, ellos no dejan de mostrar las mismas inquietudes que pueden tener otros niños de su edad. A cualquier persona que pase una tarde con nosotros le llama la atención lo agradecidos y cariñosos que se muestran al compartir tiempo con ellos.
–A medida que avanza el programa, irán necesitando voluntarios. ¿Qué perfiles pueden necesitar?
–En la actualidad no hay voluntariado en el programa. Todos los servicios se prestan por técnicos profesionales. Si en el futuro necesitáramos la incorporación de voluntariado, estaremos encantados de contar con personas que puedan dedicar una parte de su tiempo a actividades con los niños.
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