El campo cántabro se queda sin cacareos
Los avicultores de la región afrontan la medida del Ministerio de Agricultura de encerrar a todas las aves de corral ante la expansión del virus de la gripe aviar
Doce de la mañana y las gallinas no están en el 'prao' como es de costumbre. Las puertas y ventanas de las granjas se encuentran ... cerradas a cal y canto y el campo se queda sin sus habituales cacareos. Esa es la nueva realidad que afrontan los avicultores de la región -y de todo el país- desde que este jueves el Ministerio de Agricultura elevase las restricciones y prohibiese la cría de aves de corral al aire libre en cualquiera de los métodos existentes -ya sean explotaciones ecológicas, autoconsumo o que produzcan huevos o carne- ante la expansión del virus de la gripe aviar.
Una decisión, la del confinamiento, que se suma a la de extremar las medidas biosanitarias de las explotaciones avícolas. Carlos Martín, gerente de Granja Anero y de Granja Pontana, explica –y ejemplifica a la vez– a El Diario Montañés las principales acciones necesarias antes de acceder a sus instalaciones: «El personal que habitualmente está en la granja siempre tiene su propia ropa, que nunca sale de aquí, para que así no se pueda mezclar con el exterior», subraya. En ese proceso de seguridad para entrar a la explotación, Martín empieza por ponerse sobre la ropa una bata de protección individual, un gorro, guantes y un cubrezapatos, todo de material desechable y de un solo uso. «El momento clave viene cuando desinfectamos el cubrezapatos con una solución preparada, ya que al final nosotros pisamos por la finca y nunca sabes si puedes pisar algunas heces de aves silvestres»..
La medida afecta a todas las explotaciones de todos los métodos y da igual que sean de huevos o carne
La orden publicada este jueves en el BOC incluye también la cría de patos y gansos al aire libre
En su explotación ecológica de Anero, este avicultor, con casi quince años de carrera en el sector, cuenta con 1.900 gallinas en dos lotes diferenciados por edades. «Esta gallina vuela, salta y va por donde quiere. La única restricción que tiene ahora mismo, como nosotros con el covid, es salir a la calle», puntualiza. «Las aves tienen su luz y ventilación natural, su calidad de vida con la alimentación ecológica al 100%. Prácticamente, se puede decir que sigue viviendo a sus anchas».
«Menor riesgo de contagio»
Martín no ve con malos ojos la medida del confinamiento. Considera que las condiciones en el interior de su explotación permiten que sea «excepcional» la calidad de vida de las aves. «No sufren hacinamiento ni estrés en la puesta, esta decisión permite que tengan menos riesgo de contagio, ya que estamos en un paso de aves migratorias», puntualiza. «Yo mismo me he encontrado muchas veces garzas y otro tipo de aves de las que se posan en las fincas durante su periplo».
Otra de las grandes consecuencias que han arrastrado las medidas ministeriales para frenar la propagación de la enfermedad ha sido el aumento en el coste del precio de los huevos, que ya acumulan un euro de subida por docena desde el comienzo del año. Por ello, Martín confiesa que es «mejor» intentar frenar los contagios y pone de ejemplo a Estados Unidos. «Se sacrificaron muchos millones de gallinas y subió el precio del huevo, llegando a estar 18 dólares por docena y restringido a dos docenas por persona», apunta. «Situaciones así llevan a tener que importar al precio que sea y eso crearía de nuevo un repunte».
Hasta la fecha en Cantabria solamente se han registrado cuatro casos positivos de gripe aviar, siendo este jueves, el último detectado: un charrán común en Villaescusa. Asimismo, la Consejería de Desarrollo Rural del Gobierno de Cantabria ha confirmado que todos ellos han sido en animales silvestres. En esta nueva orden publicada en el BOC se amplían las restricciones no solo a los lugares afectados, sino que también extiende la prohibición a la cría de patos y gansos con otras especies de ave de corral.
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Desde el exterior de su explotación de gallinas camperas, en San Felices de Buelna, atiende Juan Francisco Portilla, propietario de Granja Portilla, a este periódico para analizar esta nueva situación. «A mí lo único que me cambia es que las gallinas no pueden salir a la calle y todo el protocolo de la bioseguridad, que tenemos que tomar más precauciones a la hora de limpiar y desinfectarnos todos los que estamos aquí y hacer más papeles», matiza. «Es verdad que, sinceramente, estando encerradas estás más tranquilo, pero lo que te gusta es ver a las gallinas en el campo». No obstante, Portilla relata que la adaptación es «cuestión de un día». «Para algunos ganaderos es más sencillo que salgan a la calle por la limpieza, ya que muchos la realizan a mano».
En su caso, las 7.000 gallinas camperas han pasado de tener una rutina muy programada con la ayuda de la automatización -ya que las puertas se abren a una hora determinada para que salgan al exterior y regresan con la noche- a quedarse en el interior. Portilla detalla que «las gallinas cuentan con muchas jerarquías y se comportan como si fuese una ciudad en el interior». Él también tiene otra explotación en el municipio con 17.000 ejemplares, pero de jaula.
«El precio va a subir más»
El avicultor no deja pasar una de las cuestiones que más atención acapara por parte de la población ante la gripe aviar, el precio del huevo: «Creo que va a subir más, que es lo más triste». No obstante, Portilla apunta que no ayuda la situación actual de la granja tradicional y su falta de relevo, ya que se está perdiendo para hacer macrogranja: «Ahora mismo hay gente que está comprando muchas granjas y van a hacer un monopolio». Otro de los factores que echa para atrás a las generaciones más jóvenes es el compromiso que requiere. «Llevo más de 30 años dedicándome a este mundo y sabes que la semana no se acaba el viernes, tienes que volver los sábados y domingos».
«Esta gallina vuela, salta y va por donde quiere. La única restricción que tiene, como nosotros con el covid, es salir a la calle»
Carlos Martín
Gerente de Granja Anero y Granja Pontana
«Es verdad que estando encerradas estás más tranquilo, pero lo que te gusta es ver a las gallinas en el campo»
Juan Francisco Portilla
Propietario de Granja Portilla
Portilla también hace hincapié en cómo ha subido el precio del propio animal en el mercado, ya que cada año compra para reemplazar en su explotación. «En un solo año, se ha incrementado en un euro y cinco céntimos. Y cuando tú preguntas a qué se debe la subida, te responden que es un círculo, porque tú ahora cobras el huevo más caro y ellos también lo hacen con las gallinas». Ante este escenario y la posibilidad de un vacío sanitario, repoblar una granja con miles de estos animales «costaría más» y, por lo tanto, «sería mucho más difícil rehacerse de algo así».
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