Cantabria agranda su privilegio como la comunidad mejor financiada del país
Frente a la amenaza de un cambio de sistema y del cupo catalán, la liquidación de 2023 incrementó la ventaja de la autonomía con el resto
Es lógico que el Gobierno de Cantabria, primero con el bipartito y ahora con el PP, pelee con uñas y dientes para que el Estado ... no cambie el actual modelo de financiación autonómica, en grave peligro por el acuerdo entre Pedro Sánchez y Cataluña para favorecer los independentistas. Cantabria es, de largo, la comunidad mejor financiada del país con el sistema actual. Un privilegio agrandado tras la liquidación del año 2023, según las cifras publicadas por el Ministerio de Hacienda y recogidas en un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Cantabria recibió aquel año una inyección de 2.573 millones de euros, lo que supuso tres puntos más que en 2022. Fue la única comunidad que creció a esos niveles. La siguiente en la lista, por ejemplo, fue Murcia con solo 1,2 puntos más. Y un buen puñado de ellas, como Aragón, Baleares y La Rioja, sufrieron un descenso de los ingresos.
Las claves
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2.573 millones de euros recibió Cantabria en 2023 del sistema de financiación
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3,1 puntos creció en 2023 el dinero que llega de Madrid respecto al año anterior
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4.313 euros por habitante recibió Cantabria, mucho más que cualquier otra región
Para verlo más claro todavía: a Cantabria le correspondieron 4.313 euros por habitante. Una cantidad considerablemente mayor que la de cualquier otra comunidad. De hecho, ninguna otra supera los 3.886 euros por habitante, que es lo que recibe La Rioja, segunda en la lista.
Con estas cifras encima de la mesa, la preocupación del Gobierno de Cantabria es más que comprensible. La región se juega mucho dinero en esa pelea por la revisión del modelo de financiación autonómica. El 71% del Presupuesto anual de la comunidad depende de ese dinero que llega de Madrid, y la presidenta María José Sáenz de Buruaga calcula que un trato de favor a Cataluña puede dejar un agujero de 400 millones de euros anuales en Cantabria.
Para entender por qué puede perjudicar tanto a la región el futuro cupo catalán es necesario conocer cómo funciona el modelo actual, que distribuye el dinero a través de diferentes fondos.
Cantabria aporta 1.421 millones al Fondo de Garantía, que se nutre un 75% de su recaudación por impuestos como el IRPF, mientras que recibe 1.546 millones. Es decir, solo en este capítulo ya cuenta con un saldo positivo de 125 millones de euros. Esto es así porque el actual sistema se basa en el modelo de la población ajustada. En lugar de tener en cuenta solo el número de habitantes, introduce variables demográficas y geográficas, incluyendo el grado de envejecimiento de la población y su dispersión, así como la extensión del territorio. Unas características que favorecen mucho a Cantabria.
En otro de los fondos, el de Suficiencia, que se financia con el 25% restante de los tributos y aportaciones del Estado, Cantabria sale ganando en 631 millones. También están los Fondos de Convergencia, que sirven para introducir retoques finales en la distribución de recursos a favor de las regiones más ricas, las más pobres y las peor tratadas por el resto del sistema. Su objetivo es promover la convergencia en términos de renta per cápita y de financiación por habitante ajustado.
La suma de todos estos fondos tiene como resultado la financiación total. Esos 2.573 millones de euros con los que Cantabria paga, en su gran mayoría, sus servicios públicos, los sueldos de los funcionarios y las inversiones.
El volumen total de la financiación definitiva de las comunidades experimentó en 2023 un incremento de 2.900 millones de euros (+1,9%) respecto a 2022. Puesto que 2023 se cerró con una inflación del 3,4%, este resultado supone una ligera reducción de la financiación autonómica en términos reales. La diferencia entre ambos ejercicios proviene, en parte, de la desaceleración del crecimiento del PIB y, por tanto, de los ingresos tributarios, y por una caída del 8% en las transferencias estatales -tras una subida del 34% el año anterior- que «ilustra el caprichoso funcionamiento de algunos elementos del modelo de financiación», según Fedea.
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