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Cantabria dice 'no' a la violencia machista
Cerca de 2.000 personas llenaron las calles de Santander de una marea violeta contra el maltrato hacia las mujeres
Las cifras de la violencia de género en Cantabria, España y todo el mundo crecen año tras año. Es motivo suficiente para que cada 25 ... de noviembre, miles de personas salgan a las calles a reivindicar la eliminación de la violencia de género. «Nos queremos rebeldes y combativas», coreaban los cerca de 2.000 manifestantes que participaron de la tradicional marcha para poner fin a la violencia machista. Y es que, la región acumula seis denuncias de media diarias este 2025, tiene 1.621 víctimas activas en el Sistema Viogen y ha atendido 1.014 contactos con el 061.
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«Son motivos más que suficientes para estar enfadadas», plantea Ana Estébanez. La movilización tiene lugar desde «hace muchos años», es histórica, pero refleja «a la perfección» el cambio en las reivindicaciones y la forma de entender la violencia. Mientras que en sus orígenes, el maltrato físico ocupaba la mayor parte de los titulares, ahora, las organizaciones y manifestantes critican otros tipos de violencia que se ejercen contra las mujeres. «Vicaria, institucional, psicológica, económica...», enumeraron. Un sinfín de «discriminaciones con las que debemos acabar». Pero que no son los únicos retos a los que se enfrenta esta lucha. «Hay dos puntos que me preocupan», planteaba Estébanez, «yo viví una época en la que lo importante era salir todas juntas, sin diferenciarnos», por un lado. Y por el otro, «la posición que está tomando la gente joven, sobre todo hombres, con esas frases tan violentas, tan despectivas, en las que perciben a las mujeres tan cosificadas». Ojo, no todos. Porque su presencia en la marcha fue más que activa. Marina, una joven que participó en la movilización, cree que el problema de la gente de su edad es que «los discursos que le entran en la cabeza suelen ser bastante fáciles», por eso está convencida de que «hay que salir en este tipo de días a la calle», casi como una forma de posicionarse, «especialmente los hombres».
Las reacciones
Olga Martínez
«Tenemos que salir a la calle por un derecho humano, ni más ni menos»
Blanca
«Vivimos un momento reaccionario donde la violencia se intensifica»
Pilar Gómez
«Me da mucho miedo como resurge el machismo entre la juventud»
Juana Flores
«Manifestarnos es nuestra forma de alzar la voz y ser escuchadas»
Gustavo García
«Debemos estar en contra cuando cuestionan derechos adquiridos»
Patricia Pinto
«Hace 21 años un hombre asesinó a mi prima y aún sigue pasando»
Diego Guirao
«La violencia sigue instaurdada, por eso tenemos que movilizarnos»
Nuria Gómez
«Sigue habiendo patrones que pensábamos que ya quedaban atrás»
Stéphanie Buffert
«No puede ser que la violencia esté a la orden del día entre los jóvenes»
Rosa Inés García
«Salgo a la calle porque soy demócrata, por mí y por todas las mujeres»
Es una lucha «por todas», que se adapta a las «necesidades de cada mujer». Y, en esa misma línea, la consejera de Inclusión Social, Begoña Gómez, planteó que van las políticas de su área. «Queremos dar las herramientas a cada víctima, que es distinta, para saber cómo actuar y ayudarlas en cada caso». La popular agradeció la «movilización con unidad» de los cántabros que, «tanto hombres como mujeres entienden que se trata de generar un entorno que pueda ayudar a las mujeres que lo necesiten; una pareja, un padre, pero también una vecina o una amiga». En eso coinciden las activistas: «Es un día en el que las protagonistas somos las mujeres, pero en el que deben participar los hombres», porque, «hay que generar redes que sostengan a las mujeres que lo sufren». Pero también hay que «combatirlo».
«No son arrebatos, son asesinatos», «Te cansas de oírlo, nosotras de vivirlo», «No son muertas, son asesinadas» y «¡Quiero ser libre, no valiente!», coreaban los participantes a medida que avanzaban por el Paseo Pereda de Santander. Y a ellos, se unieron los curiosos que se encontraron con la marcha. Puede ser porque la violencia machista «es estructural», afecta a todos de los ámbitos y sectores de la vida de las mujeres. Por ello, en la marcha estaban presentes la asociación de mujeres migrantes Las Mireras, Amnistía Internacional, organizaciones sindicales como UGT y CC OO, representantes de partidos políticos, asociaciones feministas abolicionistas... entre ellas, también las artistas. Tamara García y Marta Mantecón, en representación de «todas las compañeras del mundo del arte», se manifestaron para denunciar la «violencia institucional que sufren las trabajadoras» en el sector. «En Cantabria, este mismo año, hemos visto como una empresa obligaba a una mujer cuidadora de sala a llevar uniforme, mientras que a su compañero hombre no» y eso, sentenciaron «también es violencia».
Una a una, nombre a nombre
Está presente cada día más allá de los datos. Y la Comisión 8 de Marzo, junto a las asambleas feministas abiertas, quiso ponerlo de manifiesto. En esta ocasión, en lugar de la lectura habitual, al alcanzar la Plaza del Ayuntamiento, las representantes de la comisión y de las asociaciones leyeron, «una a una, nombre a nombre», las 39 víctimas de este año en España. Defendieron que «si nuestras violencias están conectadas, nuestra lucha también lo estará».
Precisamente, las mujeres fallecidas fueron el eje principal de toda la reivindicación. «No estamos todas, faltan las asesinadas», era uno de los mantras que no paraban de reivindicar. Pero también destacaron otros tipos de violencia como la que sufren las mujeres de países en guerra, «¡Basta ya de vientres de alquiler!», cargaron contra la violencia en las redes e internet y también contra el sistema: «Que siempre nos deja desprotegidas». Porque plantearon, «allí donde el poder impone miedo, nosotras –en referencia a la lucha feminista– tejemos redes; donde siembran destrucción, respondemos con organización y solidaridad». Y así, con el ritmo de las 160 músicas de las Percumozas y los versos de la ya mítica 'Canción Sin Miedo', reivindicaron un año más frente al Ayuntamiento de Santander que «nos queremos vivas, libres, organizadas y desobedientes».
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