Los cinco acusados del 'caso Gesvicán' ratifican ante el juez el pacto con el que evitan la cárcel
Los dos técnicos, que recibieron al menos 53.000 euros en mordidas, y los tres constructores pagarán multas de entre 1.350 y 2.430 euros | Una vez que el juez dicte auto de apertura de juicio oral, tendrán que confirmar el acuerdo ante la Audiencia Provincial
Los cinco acusados en el 'caso Gesvicán', la secuela del 'caso Obras Públicas' en la que también se investigan amaños en contratos de carreteras ... a cambio de mordidas, ratificaron ayer ante el juez instructor el pacto alcanzado con las acusaciones por el que evitan la cárcel y solo tendrán que abonar una multa.
En una vista celebrada en el Juzgado de Instrucción Nº2 de Santander, los dos técnicos de Gesvicán, Eduardo Suengas y Joaquín Diez, confirmaron el acuerdo alcanzado con el fiscal y el Gobierno de Cantabria (acusación particular) por el que aceptan una multa de 2.430 euros y dos años de suspensión para empleo o cargo público relacionado con baremar proyectos de contratación pública por un delito continuado de actividad prohibida a funcionario público.
Por su parte, los hermanos Secundino Vidal y Elías Celis (Rucecan), con dos años y un mes y medio de cárcel pactada en el 'caso Obras Públicas, ratificaron su conformidad con el pago de una multa de 1.620 euros, y Ricardo Fernández (Senor), con otra de 1.350 euros, como cooperadores necesarios.
Tal y como adelantó El Diario Montañés, este acuerdo supone un cambio sustancial en el planteamiento inicial de la Fiscalía, ya que antes del acuerdo todos los implicados estaban acusados por cohecho y fraude en la contratación, que conlleva más pena.
En concepto de responsabilidad civil, todos ellos acuerdan el pago de forma conjunta y solidaria de 53.000 euros al Gobierno de Cantabria por las mordidas que se han podido acreditar. De su lado, la empresa pública Gesvicán, que también suscribe el acuerdo, responde en calidad de responsable civil subsidiario.
En el escrito de acusación que se elevará ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, el fiscal Jesús Alaña afirma que Eduardo Suengas y Joaquín Diez trabajaban como personal laboral en Gesvicán desde 2008 y 2018, respectivamente, con carácter indefinido. Dentro de las actividades de esta empresa pública, adscrita a la Consejería de Obras Públicas (ahora de Fomento), se encontraba la de redactar estudios de planificación y proyectos en carreteras autonómicas y la de prestar apoyo técnico en relación con los proyectos para la formalización de contratos administrativos de ejecución de obras.
Así, Gesvicán recibía encargos de la Dirección General de Obras Públicas para «revisar y evaluar» la documentación inicial presentada por los aspirantes. Dicha actividad, referida por tanto a valorar ofertas con formulas matemáticas y juicios de valor, no entrañaba en modo alguno capacidad decisoria, ya que al tratarse del ejercicio de una potestad administrativa correspondía en último término al funcionario competente de la Dirección General, que debía revisar las propuestas presentadas y que una vez adoptada su evaluación la defendía posteriormente en la mesa de contratación de cada contrato.
Según sostiene el fiscal, ambos empleados, que venían efectuando puntuaciones concretas conforme a baremos y establecían prelación de clasificados, «se concertaron con distintas sociedades que operaban habitualmente en el sector de obra pública para revisar o elaborar técnicas de las ofertas, solicitando a cambio precios (comisiones) con distintas cantidades económicas según su actuación y trabajando por tanto para ellos indebidamente, en cuanto que alteraban la libre concurrencia de partícipes en la contratación pública».
Obras amañadas
En el año 2019, la Dirección General de Carreteras solicitó a Gesvicán la realización del análisis de las ofertas en los contratos de la mejora de trazado en la CA-152 de la Escrita-La Matanza; la mejora y acondicionamiento de plataforma en la carretera CA-271, en el tramo Castillo Pedroso-San Vicente de Toranzo, y la obra de mejora de trazado con incorporación de paseo peatonal en la CA-440 entre Loredo y Langre.
De todo lo anterior se colige, según el fiscal, que Eduardo Suengas, en su calidad de encargado de Gesvicán para la elaboración de proyectos y análisis de condiciones técnicas y de calidad, con el auxilio puntual en algunos trabajos del otro acusado, «se dedicó a preparar conjuntamente para las empresas los estudios técnicos de sus licitaciones, alterando de este modo la libre concurrencia entre competidores, quebrantando sus deberes inherentes al cargo de forma reiterada a cambio de un precio por la prestación de sus trabajos».
Aunque la Fiscalía no ha podido determinar una cantidad exacta del metálico percibido (las mordidas) por los empleados y satisfecho por las empresas durante todo el periplo entre 2018 y 2022, sí ha acreditado, cuando menos, 53.000 euros, «según se desprende de las anotaciones recogidas en los registros practicados».
Según apunta el fiscal, el perjuicio directo de la defraudación recae en las arcas del Gobierno de Cantabria, «ya que obviamente ha afectado a la cuantía de las ofertas por las que se adjudicaron los contratos y, probablemente, también haya sido trasladado a una ejecución minorada de la calidad de las obras públicas, ascendiendo lo acreditado a 53.000 euros».
La valoración fue asignada a los dos técnicos acusados, que, aprovechando dicho encargo, se concertaron con Ricardo Fernández (Senor) y los hermanos Celis (Rucecan), para que, tras presentarse ambos en régimen de UTE (Unión Temporal de Empresas) a dichas licitaciones – y previo abono de las cantidades señaladas anteriormente al 50% entre ambas, «pudieran obtener de forma más eficaz la concesión de dichos contratos, como así ocurrió efectivamente».
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