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El futuro de Cantabria no es un juego

El Gobierno de España está dedicando todos sus esfuerzos a ejecutar el mayor Plan de Inversión Pública de la historia de Cantabria

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Sábado, 6 de enero 2018, 07:41

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De entre todos los regalos que tuve por Reyes siendo niño el que más utilicé, con amplia diferencia, fue el Risk, en interminables horas de juego con mis primos. El mal jugador de Risk es aquél que, carente de estrategia, concentra sus tropas en un único objetivo, fiándolo todo al reto de aplastar al enemigo en un par de turnos.

El empresariado cántabro acaba de denunciar que el Gobierno de Cantabria carece de un Plan Estratégico para la región y la mantiene en una preocupante parálisis. Lo cierto es que se trata de una realidad fácilmente contrastable que ha sido reconocida recientemente por el líder socialista en Cantabria, el Sr. Zuloaga, cuando interpelado en este periódico sobre los tres principales proyectos del Gobierno en Cantabria destacó... ¡el acondicionamiento de un quirófano en un hospital comarcal! No es broma, consulten la hemeroteca. Esa es la razón por la cual la airada reacción del Gobierno de Cantabria a la reivindicación empresarial ha sido la de solicitar su adhesión al que es su único proyecto para esta tierra: España nos roba.

Estoy convencido de que si los dirigentes cántabros dedicaran la décima parte de los esfuerzos que emplean en repetir hasta la saciedad esta falacia a utilizar eficientemente sus recursos -es bueno recordar que Cantabria ostenta la mejor posición en el sistema de financiación autonómica-, la región no ocuparía el furgón de cola en todos los indicadores económicos.

La reiteración de la mentira no puede ocultar una realidad indiscutible. Es falso que se deba dinero del sistema de dependencia, puesto que éste se ajusta a unos baremos nacionales que se aplican con rigor en todo el territorio nacional.

Es falso que se estén produciendo impagos a la Fundación Comillas, puesto que el convenio de colaboración expiró hace 4 años. Por cierto, sería bueno que se explicara de una vez cuántos alumnos estudian en Comillas y cuánto nos cuesta a los cántabros. Es falso que la industria de la Comarca del Besaya no reciba apoyos. ¿Saben que en el año 2017 el Gobierno no ha presentado ni un sólo proyecto al Programa de Industrialización, que no ha agotado los recursos disponibles? Y, por último, el lamento por la financiación de Valdecilla -reciente, porque en su etapa de gobierno no pagaron ni un euro- ocultando la incorrecta justificación de la subvención que provocó la imposibilidad de abonar temporalmente las cantidades comprometidas.

Esta forma de hacer política, cuyos nocivos efectos sobre la sociedad y la economía hemos podido comprobar todos en otros puntos de nuestra geografía, se hace aún más grave cuando se acompaña de una batería de insultos y descalificaciones -aireada en las televisiones- al presidente del Gobierno y otros miembros de su gabinete. Pero ya se sabe que ciertas formas de hacer política necesitan siempre del otro para justificar su propia incapacidad.

La alucinación llega a tal extremo que se extiende a negar sin rubor las acciones del Gobierno de España en Cantabria. En una entrevista estas navidades a la Cadena SER escuché al presidente de Cantabria decir que el Ministerio de Fomento no tenía ni una sola obra en Cantabria. ¿Acaso no me acompañó al acto de primera piedra del nuevo muelle de Raos que se está ejecutando con una inversión de casi 20 millones de euros? ¿No inauguró recientemente su consejero junto a mí la renovación de la vía entre Reinosa y Torrelavega, visitando las obras correspondientes al siguiente tramo y las de mejora de la estación de Renedo que en su conjunto superan los 100 millones de euros? ¿No firmó su consejero conmigo una subvención de 6,58 millones de euros con destino, entre otros, a la rehabilitación edificatoria y la regeneración urbana? ¿No conoce el presidente las obras del desfiladero de la Hermida, la renovación de vía entre Orejo y Liérganes, las actuaciones en diversas estaciones como en Bezana, las obras de la primera fase de ordenación ferroviaria en Santander, la recuperación integral de la iglesia del seminario mayor de la Universidad Pontificia de Comillas -financiadas al 50%- o la ejecución del túnel Ambrosero- Beranga?

La respuesta a todas estas preguntas es sí; claro que lo conoce. Entonces, ¿por qué miente? Sencillamente porque reconocer algo tan obvio supo dría dejar en evidencia su único proyecto político: España nos roba.

Y, por si todo esto fuera poco, llegamos al punto de recibir con enfado los proyectos que el Gobierno de España pone en marcha en Cantabria. Puedo asegurar que en cualquier lugar de España los gobiernos autonómicos celebran cualquier inversión que se anuncia para su territorio. Aquí es un disgusto.

Primero se aseguró desde el Gobierno reiteradamente que sólo teníamos 6 millones de euros en licitación, hasta que mostré los boletines oficiales del Estado en los que hay más de 245 millones de euros. Ahora, desmontada la mentira, se está insistiendo en una sentencia que causa estupor y sonrojo en cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de lo que es una inversión: «una licitación pública no es una obra». Semejante esperpento no merece ni un comentario.

El Gobierno de España, por el contrario, está dedicando todos sus esfuerzos a ejecutar el mayor Plan de Inversión Pública de la historia de Cantabria. Por ello, las actuaciones en marcha o proyectadas superan los 2.500 millones de euros.

Por citar algunas, el Corredor ferroviario Palencia-Santander, que asciende a 1.658 millones de euros; las integraciones ferroviarias en Santander y Torrelavega con aportaciones de 138 y 50 millones de euros, respectivamente; el Plan de Cercanías de Cantabria, en el que participan Adif y Renfe, supera los 529 millones de euros incluyendo las actuaciones relacionadas con la duplicación de la vía entre Santander y Torrelavega; el ramal de continuidad Sierrapando-Barreda por 165,2 millones de euros; el ramal de acceso directo al puerto de Santander por 31 millones, ambas licitadas y pendientes de adjudicación; la ampliación a tercer carril de la A-8 entre Solares y el límite provincial con Vizcaya; la ampliación de capacidad en la A-67, tramo Polanco- Santander; el enlace de Raos y tercer carril de la A-67 y S-10; la mejora integral del desfiladero de la Hermida en la N-621 y, en la misma carretera, la Variante de Potes; en la N-629 el Puerto de los Tornos; la Variante de Lanestosa; la ampliación del paseo marítimo en Antonio López o la rehabilitación de la estación Marítima de Santander; la apertura de un nuevo centro cultural en las naves de Gamazo y otras actuaciones que pronto se darán a conocer.

Es evidente que algunas de estas actuaciones requieren aún de prolijas tramitaciones administrativas, pero puedo asegurar que se están llevando a cabo con una dedicación y celeridad históricas.

A pesar de esta estrategia de permanente confrontación reiteramos nuestra mano tendida porque nuestra voluntad es la de acometer estas actuaciones con la máxima lealtad institucional y colaboración entre administraciones que es lo que más beneficio reporta a los ciudadanos.

Nunca vi a aquél mal jugador de Risk ganar una partida. El ‘España nos roba’ puede dar para uno o dos turnos. Pero al tercero ya no se engaña a nadie y uno debe explicar lo que ha sido capaz de hacer. Echar la culpa a otro no es una opción.

Por eso, hay que reconocer y valorar el esfuerzo inversor que está haciendo el Gobierno de España en Cantabria y trabajar juntos de la mano para lograr que estas actuaciones redunden en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos y supongan un impulso al crecimiento económico, al empleo y al bienestar de nuestra región. No nos distraigamos porque ése, y no otro, es el objetivo de la partida.

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