«Voy a ser matrona, sí o sí. Me he preparado para ello»

En la casa santanderina de Rocio Romero hace dos días que su abuela tiene encendida una vela junto a su pequeño altar, formado por una virgen y un santo, «¡en este momento estoy tan nerviosa que no puedo decirte ni quienes son!», comentó. Desde Reinosa llegaba Elcira Ruiz. Estudió Enfermería en Santander y su objetivo es sacar una plaza como matrona. Reconoció que «han sido unos meses durísimos, porque además de estudiar estos meses he estado trabajando en el hospital». Tiene claro que «si no saco la plaza, no me vuelvo a presentar. No me arrepentiré de lo que he estudiado, pero hay muchas otras alterantivas». En un postura contraria está Ana Mier. Ella también quiere ser matrona, «sí o sí». Ella también ha estado trabajando, pero tiene claro que «si de esta no lo consigo, lo haré el año que viene».

Otros grandes sufridores de esta prueba son los padres. Así lo confesaban Gabriela y Agustín, padres de Nagore. Ellos viven en Extremadura y «hace siete años venis a dejar aquí y hoy, la recogemos. Ha sido un viaje muy largo y duro, sobre todo estos últimos meses. Nos llamamos continuamente, pero te sientes impotente al ver cómo ella sufre, sus nervios, sus altibajos y tu tienes que ser fuerte por ella, pero por dentro estás hecho polvo, por estar lejos y no poder apoyarla más». Nagore les miró sin ningún reproche.

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En toda España se presentan 27.796 personas que pugnarán por una de las 11.171 plazas ofertadas tanto en Medicina (8.550), como en el resto de especialidades y titulaciones, Farmacia, Biología, Química o Enfermería entre ellas. En Cantabria, hay un total de 148 puestos en liza para los 250 alumnos que se presentaron ayer. En Valdecilla, concretamente, son 97 y los servicios con más oferta este año son Pediatría (7), Anestesiología (6) y Medicina Interna (5).

Poco antes de las tres de la tarde se abrieron las puertas de la Facultad de Ciencias Económicas y Derecho. Mientras esperaban a que les fueran llamando por orden alfabético para entrar en las distintas aulas, un grupo de diez amigos se reunieron en torno a uno de los bancos, «¡siete años unen mucho!», comentaron entre risas. Por el camino «muchas risas, algunas lágrimas, y miles de horas invertidas en estudio. ¡Nos ha dado hasta para una boda!». Vuelven las carcajadas. Cristina Gutiérrez es la afortunada, «Ha sido todo un poco complicado e intenso, pero lo he superado bien gracias a la generosidad de mi marido», comentó con una gran sonrisa.

A pesar de los siete años de universidad, Ana María Zúñiga, de Pontejos, ayer aún no tenía claro qué especialidad de Medicina le gustaría ejercer, «solo tengo claro que una que no sea quirúrgica, porque la cirugía no me gusta». En cuanto a su destino, «no me importaría irme por España». Sobre lo que no tiene dudas es «el panorama que se nos presenta, por lo que veo y leo en los medios de comunicación. Los médicos están pasando por un mal momento. Pero bueno, confió en que cuando yo ya esté consolidada, la situación haya cambiado algo».

Como dijo Martín Fernández, de Torrelavega y estudiante de Medicina, «la suerte está echada. Ahora solo pienso en la hora de salir del examen y poder disponer de tiempo para mi. Para disfrutar de mis amigos y familia, para poder ir al cine, al gimnasio o hacer judo».