Borrar
Israel Marcos. Andrés Fernández
Los 'pecados' del Año Jubilar

Los 'pecados' del Año Jubilar

El concierto de Enrique Iglesias, la dimisión del primer director o el veto del Obispado a La Fura dels Baus han marcado la celebración

Enrique Munárriz

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 22 de abril 2018, 14:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Menos mal que el Año Jubilar garantiza la indulgencia plenaria, porque el Gobierno de Cantabria ha tenido que atravesar ya unas cuantas veces la Puerta del Perdón para expiar los 'pecados' cometidos durante la gestión de esta celebración: la dimisión del primer responsable a cinco días de la apertura; el fiasco del concierto de Enrique Iglesias en El Sardinero; la polémica por el pago de los 115.000 euros por ocho tuits y la promoción internacional que copó varias sesiones en el Parlamento; la anulación de la concesión al Grupo ITM de la gestión de los patrocinios, que finalmente recayó en Uriarte Asociados, y retrasó considerablemente la captación de beneficios; la prohibición del Obispado de usar la explanada del Monasterio de Santo Toribio para acoger la versión de 'Carmina Burana' de la Fura del Baus...

No ha sido precisamente un peregrinaje tranquilo para el bipartito PRC-PSOE, que acabará hoy el recorrido de su particular camino con unas cuantas ampollas en los pies. Las primeras les salieron incluso antes de empezar. Cuando debían estar recaudando fondos para pagar la programación se les atragantó la propuesta de adjudicación del contrato de gestión y captación de patrocinios del Año Jubilar. El Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales anuló el proceso de concesión a la UTE formada por la gallega AQUO y la cántabra ALPE, una filial del conglomerado empresarial del Grupo ITM (Pitma), que es la firma que a su vez se ha hecho con los derechos publicitarios del Racing.

El órgano obligó a dar marcha atrás tras el recurso presentado por Uriarte y Asociados, otra de las firmas que optaban, que fue excluida «por haber presentado una baja desproporcionada que hacía inviable el cumplimiento del contrato». Finalmente, la compañía de Uriarte, que fue interventora del bipartito en la anterior etapa, se llevó el contrato pero ocasionó un considerable retraso en la captación y recepción de empresas, según reconocieron desde el propio Ejecutivo.

La segunda ampolla la provocó la dimisión del director de la Sociedad Año Jubilar, la empresa pública encargada de poner a punto todo el engranaje, a cinco días de que se abriera la Puerta del Perdón y de que se pusiera en marcha oficialmente la ingente programación de la que era máximo responsable. La decisión de Israel Marcos fue una «sorpresa mayúscula» en el Ejecutivo, a pesar de que acumulaba cierto malestar por un clima interno tenso en la sociedad, agravado por las complicaciones para encontrar patrocinios. Sin embargo, supieron reponerse al primer tropiezo de forma inmediata y a los cuatro días pusieron a los mandos al editor Manuel Bahíllo.

A pesar del sobresalto, el arranque no se vio resentido y la actuación de Jean Michel Jarre hipnotizó Liébana y fue todo un éxito. Lo que nadie se esperaba entonces es que la joya de la corona que tenían preparada en la programación, el único concierto de Enrique Iglesias en España, se convertiría meses después en el mayor fiasco, una ampolla que todavía escuece en los pies de las instituciones, de todo el Año Jubilar. El público, que llenó el estadio de El Sardinero, despidió al cantante al grito de «manos arriba esto es un atraco» y el eco de su actuación llenó minutos y páginas de los medios de comunicación en España y en el extranjero. Hasta el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, opinó que «el final del concierto fue lamentable».

Lejos de acabar ahí, la polémica saltó de la calle al Parlamento. Hubo todo un vendaval político. Por tuitear minutos después de su concierto en El Sardinero un mensaje de apenas 50 caracteres, un «#gracias por una noche magica #santander#españa !!!!!!!!» y un vídeo, sin mayúsculas ni tildes, el artista cobró 14.375 euros. Fueron 115.000 euros en total (95.000 euros más IVA) por ocho menciones en sus redes sociales lo que el Gobierno pagó en un contrato que también incluía cuarenta post en Sony Music, la realización de una campaña de promoción en 5.000 radios extranjeras de cuarenta países y ochenta españolas, y la grabación de un vídeo, publicados después del polémico concierto.

El contrato que despertó todas las suspicacias de la oposición se firmó con la empresa Market Insider, que tiene la exclusiva de la promoción en redes sociales de Enrique Iglesias y es la misma compañía que negoció el espectáculo con el Ejecutivo regional y cuyo administrador es el manager del artista (Juan Velasco). Con todos estos datos en la mano, PP y Ciudadanos incluso pidieron la dimisión del consejero de Turismo, Francisco Martín, «por toda la gestión que envuelve a este concierto».

El asunto fue en varias ocasiones a la tribuna del Parlamento. Ante las críticas, el Gobierno decidió sacar a concurso público la clausura. La mejor oferta fue la de la empresa SEDA con la versión de 'Carmina Burana' de La Fura dels Baus. Pero el Obispado de Santander prohibió finalmente que esta obra, que es sinónimo de placer terrenal, de vino, de amor carnal y de goce por la naturaleza, resuene en la explanada de del Monasterio por su «contenido moral» y es «contrario a los principios de la Iglesia». Un imprevisto que obligó al Gobierno de Cantabria a cambiar su calendario y trasladar el «broche final» del Año Jubilar al centro de Potes, cerca de la Torre del Infantado, y un mes más tarde de lo previsto.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios