El radar de Saltacaballo sigue sin funcionar un año después «a falta de una pieza»
El modelo de máquina ha registrado problemas en otras comunidades y Tráfico no la recepcionará hasta que no se garantice su funcionamiento
Hace aproximadamente un año que finalizaron las obras de instalación del nuevo radar de tramo de Saltacaballo; pero aún se está esperando su puesta en ... marcha. Está lista la instalación de los aparatos y las cámaras, la señalización, la homologación, que corre a cuenta del Centro Español de Metrología... todo debería estar funcionando desde hace meses de no ser por el fallo en una pieza clave en todo el engranaje. El conocido técnicamente como inversor de corriente, parte fundamental para la transformación de la energía solar en energía eléctrica, algo fundamental en unos postes que están provistos de paneles de energía fotovoltaica para asegurar su independencia energética.
Se trata de una tecnología que ya se ha instalado en otras comunidades y que ha presentado un problema de sobrecalentamiento que amenaza el buen funcionamiento del conjunto. Desde la Jefatura Provincial de Tráfico se ha asegurado que no se recepcionará el equipo, que suministra Indra, hasta que no se asegure la subsanación de este problema. ¿Los plazos? Completamente desconocidos porque la firma aún no se ha manifestado acerca de la solución.
Las cifras
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6 kilómetros tiene el tramo que vigilará el radar entre Castro Urdiales y Ontón
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100 kilómetros por hora será el límite de velocidad, que se incrementa de los 80 actuales
La consecuencia de todo ello es que la Jefatura Provincial de Tráfico tenía previsto contar desde hace meses con el servicio de esta nueva instalación que busca reducir la siniestralidad en este punto crítico de la A-8, pero tendrá que esperar aún para poder hacer realidad ese deseo.
El futuro radar de tramo, el segundo de Cantabria tras la puesta en marcha en marzo de 2018 del que controla el punto negro de la N-629 a su paso por Limpias, tiene como objetivo regular la circulación e impedir, sobre todo, las colisiones menores -por alcance- que son las que mayoritariamente se dan en esta zona, y que entorpecen la circulación sobre todo en días críticos donde hay gran densidad de vehículos.
Uno de los últimos anuncios realizados por el responsable de la Dirección General de Tráfico (GDT) en Cantabria fue a este periódico en junio de 2024: «Según nos informan los ingenieros, lo más fácil es que la obra esté terminada a finales de julio o principios de agosto, con lo que su puesta en marcha tardará sólo algunos días más», informó sobre el control de velocidad del tramo que discurre durante algo más de seis kilómetros entre Castro Urdiales y el viaducto de Ontón. Lo que se desconocía por aquel entonces es que los mismos báculos que Indra ha instalado en Cantabria son los que están dando problemas en otros radares de tramo que se han puesto ya en marcha en otras comunidades. Problemas que están inhabilitando en algunos casos el aparato y que están dando al traste con las mediciones que deben ser homologables para sanción.
Ya entonces se anunció que la instalación sería autónoma en materia de energía, porque funcionará con paneles solares. Se explicó también que después llegaría el trabajo de los expertos del Instituto Nacional de Metrología (INM) que se trasladarían a Cantabria para tomar medidas y comprobar que cumple con todos los requisitos. Es un trabajo que ya se ha realizado; pero ahora todo sigue pendiente de la pieza defectuosa en cuestión.
Lo previsto, una vez esté todo listo, es que el radar comience a funcionar y a comunicar infracciones; aunque las sanciones no serán instantáneas. Se mantendrá un periodo de información «indeterminado», pero acorde con lo que se supone que tiene que ser adecuado para que todo conductor sea consciente de que ese radar existe, cómo funciona y las sanciones que puede emitir.
Si se conduce desde Santander hacia Vizcaya, dos tótems se pueden observar en ambos sentidos en el kilómetro 147, unos metros antes de la salida hacia el término municipal de Castro Urdiales; y los otros dos controlarán también ambas direcciones, en el kilómetro 140,5, tras el paso del viaducto de Ontón.
Cuando se dio a conocer, la medida llegó rodeada de cierta sorpresa por el cambio en el límite de velocidad. A muchos usuarios les llamó la atención el aumento del límite permitido en la zona. Concretamente pasará de 80 kilómetros por hora (km/h) a 100; pero todo tiene su razón de ser. «Entiendo que pueda resultar chocante, pero lo que hacemos con esto es buscar una velocidad más homogénea en todo el tráfico y evitar así esos cambios bruscos, esos frenazos que todos conocemos y que pueden resultar altamente peligrosos», señaló en su día el responsable de la DGT.
Son esas situaciones las que desencadenan mayor número de siniestros, donde los daños personales no son significativos pero sin embargo terminan causando graves trastornos al tráfico con siniestros muy aparatosos que causan largas retenciones, a veces en horas punta y en fechas clave donde los desplazamientos congestionan más la autovía. En cuanto todo esté solucionado, Tráfico espera que, como sucedió en Limpias, los siniestros se reduzcan en este tramo de autovía del Cantábrico.
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