Las resonancias magnéticas por la noche descargan la lista de espera de Valdecilla
El plan, interrumpido por la pandemia, se retomó en octubre y «ha ayudado a eliminar aquella demora desmesurada que había», admite el jefe de servicio, Andrés González Mandly
Hace un año, justo antes de que estallara la pandemia, el servicio de Radiodiagnóstico de Valdecilla puso en marchar el plan de choque para ... rebajar la lista de espera de resonancias magnéticas, «totalmente desbordada». Con las máquinas funcionando mañana y tarde, el personal no daba abasto -ni siquiera habiendo llegado al récord de 26.000 pruebas anuales, 6.000 más de las habituales, se compensaba el aumento de peticiones-, así que se decidió ampliar el horario por las noches y los fines de semana. 24 horas de servicio de lunes a domingo para descargar la acumulación de pacientes en cola (cerca de 5.000, según los datos del SCS, que incluye a los de Laredo y los propios de Sierrallana). Pero llegó el 'tsunami' covid y hubo que interrumpirlo, hasta que en octubre se pudo retomar. Ahora se empiezan a ver los resultados: «Nos ha ayudado a eliminar aquella demora desmesurada que había», señala el jefe de servicio, Andrés González Mandly.
«En estos momentos, aún tenemos margen de mejora, pero es algo mucho más manejable, sobre todo ha habido una bajada radical en las resonancias de neurorradiología, que era donde había más lista de espera. Ahora las urgentes se ven en pocos días, las preferentes en menos de tres semanas y las ordinarias en cuatro o cinco meses», explica. «Desde luego, la situación es mucho más favorable que la que teníamos en febrero de 2020. Si una resonancia preferente tarda seis meses, es como no hacerla». Por eso es ahí donde se ha hecho especial hincapié. «Por las noches hemos estado utilizando dos de las tres máquinas de resonancia -entre 20 y 24 pruebas cada noche- hasta hace unas semanas que hemos tenido que parar uno de los equipos para realizar una actualización, pero en cuanto esté operativo volveremos a coger el ritmo», señala. Este 25% extra de actividad, sumado a los volantes derivados a la resonancia portátil -el camión que suele colocarse en el aparcamiento próximo a Urgencias- han desatascado la demanda acumulada pese a las dificultades añadidas por la propia pandemia, con «la reducción tremenda de las citaciones en marzo y abril» de 2020 y el «sobreesfuerzo» en los meses siguientes para recuperar el tiempo perdido.
Una de las tres máquinas de resonancia que tiene Valdecilla está fuera de servicio porque se está actualizando el sistema
No obstante, González Mandly reconoce que «seguimos teniendo algunos embudos», en referencia a tres tipos de resonancias específicas: «las que requieren anestesia (por ejemplo, las de los niños con patología no urgente, ahí si persiste una gran demora); la cardiaca, que está aumentando cada vez más, y la artroresonancia, en la que se inyecta un contraste. Estos casos sí me preocupan aún porque pueden tener una demora de un año».
Confía en que a corto plazo, «en cuanto esté renovada la unidad en proceso», le puedan dar otro empujón a las listas de espera, que empezaron a subir como la espuma la legislatura pasada cuando la Consejería de Sanidad abrió la petición de pruebas diagnósticas especializadas a los médicos de Atención Primaria. Pero el servicio tardó dos años en incorporar la nueva resonancia anunciada para cuando llegara ese momento, así que el atasco fue inevitable. Tampoco ayudó que Valdecilla tuviera que asumir las alrededor de 4.000 resonancias anuales que se generan en el área de Laredo, porque el hospital pejino no acaba de ejecutar la reforma que permitirá instalar su propia máquina.
Una de las unidades contará con un sistema anticlaustrofobia
De las 70 resonancias diarias que se realizan en Valdecilla, en tres o cuatro de ellas surge el mismo problema: el paciente se muestra incapaz de aguantar dentro de la máquina el tiempo que requiere la prueba, que puede oscilar de 30 a 60 minutos. «Los episodios de claustrofobia son habituales, hasta el punto de que hay gente que prefiere anestesiarse a meterse en el tubo», subraya González Mandly. Pero este tipo de resonancia, que requiere del apoyo de los anestesistas y sólo se hace dos días a la semana, es uno de los cuellos de botella del servicio. Para intentar reducir esa demanda, el hospital va a incorporar en una de las máquinas un sistema anticlaustrofobia, que consiste en un juego de espejos de realidad virtual.
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