Rumbo a Tinduf con la maleta llena de cariño otro verano más
Abrazos y emoción en la despedida a los niños saharauis del programa 'Vacaciones en Paz' tras las semanas de acogida con sus familias de Cantabria
No hay nada como un abrazo. Un abrazo de verdad, de los que transmiten amor y estremecen por la cantidad de emociones contenidas en un ... gesto tan sencillo. Más aún si es de despedida. Tanto los niños saharauis como las familias de acogida que han participado en el programa 'Vacaciones en Paz' lo saben mejor que nadie: las partidas son difíciles. Pero la conexión que se ha creado entre ellos es eterna y va más allá de los 2.000 kilómetros de distancia que ahora les separan.
Ayer, a las 16.30 horas, el pabellón Teka de La Albericia acogió la despedida de los veinte pequeños que han pasado el verano en España de la mano de la asociación Alouda y que pusieron rumbo a Tinduf. Fue el primer punto de partida, porque desde el CIFP Granja de Heras salió también uno de los grupos gestionados por Cantabria por el Sáhara. En total, veintiuno de los cuarenta y nueve menores que han acogido entre julio y agosto –el resto se despedirá de sus familias hoy, jueves–.
Entre sollozos y gestos compungidos, sonrisas agridulces, besos y achuchones, llegó la hora de decir adiós. O más bien, 'hasta pronto'. «Es nuestro primer año y por supuesto que vamos a repetir», contaron Rebeca y Sergio, emocionados. «Es una experiencia que hay que vivir para saber realmente lo que es y lo que implica. También nos gustaría visitar a Yunes y hemos pedido información. ¡Él está como loco porque vayamos!». El niño, tímido y escondido entre los brazos de su 'madre española', confesó que ha disfrutado mucho del acuario, la playa y el circo, aunque los baños de espuma «le encantan».
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Sandra y la pequeña Suad han vivido juntas ya cuatro veranos: «Lo máximo son cinco, así que el año que viene llegará el momento más duro», explicó la madre de acogida. Ilusionadas, narraron su viaje a Madrid, en el que Suad tuvo la oportunidad de visitar el Parque de Atracciones. Al preguntarle si se atrevió a subirse en las más fuertes, la menor respondió con un contundente «sí». Entre amigos, su 'hermana española' Luna e, incluso, un conejito, Suad aprovechó los últimos momentos con su segunda familia para jugar, reír y disfrutar.
«Ha sido un verano un poco atípico, porque en lugar de los dos meses esperados, el retraso de los aviones nos ha obligado a aglutinar todo en uno», declaró Maica Arce. «Este programa les permite alejarse de las altas temperaturas e interactuar con el mar, pero sobre todo hacer un control médico. Allí el sistema sanitario es muy precario. Youda ha podido ir también a un campus y se siente un miembro más de la familia. Le hemos regalado un móvil para que pueda contactar con sus papás y con nosotros desde Argel, donde estudiará este año en un internado», explicó.
Sin embargo, Arce hizo hincapié, al igual que Ángel Oria –director de Alouda–, en el carácter reivindicativo de la iniciativa: «'Vacaciones en paz' no es solo para que ellos disfruten y puedan gozar del sistema sanitario. Los niños también visibilizan esa causa política del pueblo saharaui que lleva cincuenta años sin resolverse y que para el resto del mundo se ha convertido casi en invisible».
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