«Si el amor se cruza en mi camino, doy la vuelta a la esquina para no verlo»
Ana Obregón protagoniza hoy 'El contador del amor', una historia de infidelidades, celos y venganza que se representa en el Casyc
LOLA GALLARDO
SANTANDER.
Viernes, 13 de octubre 2017, 07:38
La actriz y presentadora Ana Obregón (Madrid, 1960) quería tomarse un respiro -«llevo más de treinta años trabajando», dice- y alejarse un tiempo de los ... proyectos cuando llegó a sus manos 'El contador del amor', una comedia dirigida y protagonizada por César Lucendo que le fascinó porque cree que «en cine y televisión se escriben personajes para mujeres lelas y Diana es una mujer brillante, inteligente y que sabe llevar a los hombres». No busca amor, ni quiere enamorarse, se reconoce feliz con su hijo, su familia, sus amigos de siempre y su trabajo. ¿Vengativa? como el personaje que representa «No, no, soy pasional, si alguien me es infiel le tiro algo a la cabeza. No sería capaz de urdir un plan para vengarme».
-'El contador del amor', ¿qué va a ver el público de Santander?
-Es una comedia brillante, que cuenta con el Premio Moliere de teatro. Es la venganza amorosa más original de una mujer a un hombre jamás contada.
-¿Usted cree que es bueno poner a cero el contador en un relación?
-La obra tiene bastantes mensajes. Habla del amor de una pareja que llevan muchos años juntos y llega un día en el que ella sabe que él es infiel desde hace muchos años y le dice cariño, dime cuántas han sido. En este momento de sinceridad es cuando empieza la obra y se abre un debate sobre si la sinceridad en las parejas une o desune. Hay muchos mensajes relacionados con la infidelidad y la sinceridad y, sobre todo, la venganza. Diana diseña milímetro a milímetro un plan de venganza sin violencia, sin insultos... Para saber el resto hay que ir al teatro.
-¿Usted se identifica con Diana, la protagonista?
-Diana es más cerebral que yo. Es una brillante abogada casada con un abogado y se encuentra en una relación en la que él lleva años siendo infiel. Y le pasa como a muchas mujeres que tenemos carrera universitaria, somos independientes y a la hora del matrimonio nos convertimos en dóciles. Después de muchos años acaba la docilidad...
-¿Usted alguna vez se consideró una mujer dócil?
-No soy nada dócil, yo soy una mujer pasional, no tan cerebral. Yo no hubiera aguantado poner el contador a cero después de muchos años de infidelidad. Yo, ante una infidelidad, a la primera de cambio digo adiós.
-¿No urdiría un plan para vengarse?
-No tengo esa frialdad. Yo exploto, soy temperamental y pasional. No me plantearía nada con serenidad, como mi personaje, yo le tiraría algo a la cabeza (ríe).
-No es vengativa, pero ¿es celosa?
-No me considero una mujer celosa. De hecho, las parejas que he tenido siempre me acusaron de que parecía que no me importaban. Los hombres son muy raros, si no eres celosa te dicen que no te importan y si eres celosa te llaman posesiva.
-Eso se aprende con la edad, ¿no cree?
-Aprendemos muchísimo. Aprendes tanto y la experiencia te da tanta sabiduría... Yo he aprendido que lo que quiero es estar sola, que así estoy mucho mejor.
-¿Cómo ha sido el trabajo con Elías González y César Lucendo?
-Maravilloso. Cuando me plantearon esta obra, estaba también con una serie de televisión, pero al leer y conocer al personaje de Diana, pensé que tenía que hacerlo. Es un reto, una hora y media en el escenario con unos diálogos muy rápidos. Muchas frases enlazadas... Diana va llevando todo por donde ella quiere y él no se da cuenta y cree que hace lo que quiere. Eso me encanta. La obra termina con un giro dramático que es lo más difícil, pasar de la comedia al drama. Es como la vida misma.
-¿La edad y el amor están reñidos?
-Creo que no, es la sabiduría de la experiencia la que te hace pensar qué a gusto estoy sola (ríe). ¡Qué bien! ¡qué maravilla! Si estás sola no pierdes tiempo, porque en las relaciones muchas veces hay malos rollos, discusiones... Y ahora pienso que estoy bien, sin nadie tocándome las narices o fastidiándome.
-¿Hay que poner reglas al amor?
-Del amor no tenemos ni idea nadie. Está demostrado que no tiene ni edad, ni sexo, ni nada y lo tiene todo. Es muy difícil. Yo el corazón lo tengo llenito con el amor a mi hijo, mis padres, mis hermanos y a mis amigos de siempre.
-¿Está cerrada al amor?
-Tengo el corazón lleno con mi familia y mi trabajo y no busco amor. Es más, creo que si el amor se cruza en mi camino, doy la vuelta a la esquina. Soy feliz recorriendo este trozo de vida sola, con mi paz y tranquilidad.
-¿Tiene miedo a cumplir años?
-Todo lo contrario, me encanta. Cada día aprendo más. También me ayuda mucho el yoga y la meditación. Todos los días dedico una hora para buscar la paz interior. Ojalá hubiera tenido esta sabiduría con 20 años.
-¿Tiene algún proyecto nuevo entre manos?
-No me hables de proyectos que estoy muerta. Llevo más de tres décadas trabajando en cine, series de televisión, teatro... Pero lo que siento al subir a un escenario es tremendo. Ahora entiendo por qué desde niña quería ser actriz.
-Se planteó un descanso, pero llegó este papel , ¿qué le llamó la atención de esta obra?
-El personaje de Diana. En cine y televisión, normalmente, se escriben personajes para mujeres como si todas fuéramos lelas. Poder interpretar a una mujer brillante e inteligente fue un reto.
-¿Es cierto que el dramaturgo pidió permiso a su hijo?
-No es así del todo. El papel me llegó a través de mi hijo, porque no me localizaban y le escribieron a él por Instagram.
-De todos sus papeles en teatro, cine y televisión, se queda con algún personaje al que quisiera más?
-Todos, porque siempre me involucro mucho con mis personajes. Diana me ha gustado porque es una mujer guerrera, con un nivel cultural alto... En 'Ana y los siete', por ejemplo, era un personaje lleno de ternura, pero analfabeta. En cine hice de todo, de reina, de mala... cada personaje tiene una parte buena. La mayoría de los actores cuando leen un guión miran el papel, pero a mí me interesa más la historia, que me toque el corazón.
-Cómo ve el mundo del teatro?
-Va levantando cabeza y ayudará mucho cuando bajen los impuestos. El teatro, como el cine, es cultura y es muy importante.
-¿Cual ha sido su mejor y peor momento profesional?
-No recuerdo malos momentos. Eso sí, el mejor momento profesional fue el peor momento personal en mi vida. El éxito de 'Ana y los siete' fue brutal... todos los lunes una audiencia de casi seis millones de personas, pero personalmente me sentí fatal porque mi hijo era pequeño y no podía atenderle. El éxito no siempre significa felicidad.
-¿Se ve usted jubilada?
-No, porque gracias a Dios ahora hago de madre y dentro de veinte años haré de abuela.
-¿Qué opina de la prensa del corazón?
-Lleva conmigo toda la vida y los veo como de la familia. Si no quieres salir en la prensa rosa no tengas novio, no te cases o no te separes ni tengas hijos.
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