El amor en tránsito
En lo indefinido, no por falta de sentido, sino por acentuar una especie de lirismo enigmático y de combinar los géneros, el filme se eleva con sutil naturalidad
Se mueve entre una sofisticada elegancia marca de la casa y una arriesgada mirada vertebrada por una idea fantástica, muchas veces explotada con muy diferente ... sino. Fábula, comedia negra, metáfora, es un particular paseo por el amor y la muerte, que diría John Huston. Ese subgénero de ángeles, transfigurados, espectros y fantasmas encarnados por un tiempo en lo humano pone el foco aquí en la muerte, cansina de su rol, dispuesta a experimentar una convivencia social.

-
Año 1934
-
País EE UU.
-
Dirección Mitchell Leisen
-
Guion Maxwell Anderson, Gladys Lehman
-
Reparto Fredric March, Evelyn Venable, Guy Standing
-
Género Comedia negra
Mitchell Leisen comenzó a despegar como cineasta con esta cinta, 'La muerte de vacaciones', que desprende un aire muy atractivo entre la extrañeza, la fantasía y una mezcla agitada de melodrama y comedia romántica, sin que ninguna de las dos etiquetas se imponga realmente. Como en toda su filmografía, aquí sobremanera asoma el Leisen diseñador de vestuario y decorador que ocupó una parte de su oficio, antes de la dirección. Aunque es sabido, bueno es recordar que el de este cineasta es uno de esos casos donde las fronteras entre la fama y el olvido se cruza con facilidad. Incluso es curioso que un maestro como Billy Wilder se equivocara y arremetiera contra Leisen, hasta el punto que el autor de 'Perdición' asegurara que se hizo director para que el cineasta de películas como 'Medianoche' no estropeara sus guiones.
En el caso de 'La muerte de vacaciones', alegórica, original, Leisen echa mano de una obra teatral del italiano Alberto Casella, se adapta la pantalla con un guion escrito a cuatro manos en ese trayecto de la muerte a lo humano. Pero curiosamente lo que en otro caso sería disparate, en Leisen es una lección de coreografía y escenografía cinematográficas. Fue su segunda película tras 'Canción de cuna', y la presencia del actor Fredric March sin duda otorga consistencia y textura a la historia donde la muerte es un personaje que emprende una aventura de iniciación marcada por el descubrimiento del amor. Una mansión, casi único escenario, también puede considerarse un intérprete más. Al contrario del pesado, extendido y excesivo remake, '¿Conoces a Joe Black?', de Martin Brest, en el caso del filme de Leisen triunfa esa sensación de irrealidad. La fotografía de Lang, la iluminación y los espejos, todo contribuye a generar un aura de fascinación. No se trata de sobrenatural, sino de misterio y desasosiego. En los encuentros de la pareja, algunos memorables, el amor, a través de la luz de Lesen funde vida y muerte, lo divino y lo humano, lo trascendente y el tránsito entre mundos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.