La brisa de la comedia
Embajadores Santander. Ciclo. ·
Leisen deja a sus personajes con las manos en la masa, inmersos en una coreografía de ritmo, ironía y encanto, dejando asomar las ilusiones y los espejismosEsas 'manos (en la masa, podríamos decir) a través de la mesa' del título original constituyen una irónica y ambigua alusión a los contrincantes/oponentes ... y, al cabo, caras de una misma moneda, que dibujan esta encantadora comedia.

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Año 1935
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País EE UU.
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Dirección Mitchell Leisen
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Guion Norman Krasna, Vincent Lawrence, Herbert Fields
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Reparto Carole Lombard, Fred MacMurray, Ralph Bellamy, Astrid Allwyn
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Género Comedia
Con Mitchell Leisen siempre sale a relucir el debate sobre si su película es menor dentro, paradójicamente, de una de las filmografías más coherentes del cine clásico. 'Candidata a millonaria', como se la conoce en español, es un delicioso juego de fuego cruzado amigo entre la picardía, el oportunismo y la querencia común por el dinero que se acaba en avatares sentimentales. Para esto siempre tiene que haber una pareja. En este caso, Carole Lombard, que jugaba en casa por su facilidad demostrada en papeles en lo que encajaba como un guante, y Fred MacMurray, un actor que siempre merece ser reivindicado, antes que de que forjara apariciones mayores como la de la magistral 'Perdición' de Billy Wilder.
Hay simpatía y luminosidad en la fricción del enredo, esa caza al millonario que vertebra el filme. Y es verdad que no llega a la altura de 'La muerte de vacaciones' y 'Medianoche', pero en Leisen la comedia nunca es pura, sino una especie de umbral en el que parece a punto de asomar el drama. Ritmo, elegancia, sentido coreográfico, todo ello permanece en la esencia, al margen del guion más o menos consistente. Esa mezcla natural del cineasta a la hora de dejar a la intemperie el gag revelador y el diálogo delicioso, locuaz que está muy presente en esta comedia de 1935. Y, además, en Leisen siempre hay una frescura que transmite la sensación de que se improvisan buena parte de las situaciones. No hay pretenciosidad ni afectación y eso se traduce en frescura y en una transparente agilidad, incluso cuando el filme parece estancado o discurre demasiado acelerado. No es difícil ver en muchas de las comedias actuales la huella de Leisen, aunque la inspiración deje bastante que desear. Lo chispeante y lo delirante confluye con un fondo de irónica crítica social sobre el clasismo, la hipocresía y la supervivencia. Screwball comedy macerada en espacios cerrados, entre máscaras, roles y ese romanticismo como un invitado dispuesto a dinamitar todos los falsos estereotipos.
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