Fantasía sin burbujas
Un globo manierista, falsamente barroco, que al pincharse muestra su vacío. Hay fugaces rimas, citas y algún hallazgo vistoso. Pero sin poso todo resulta desmayado
-
Película A Big Bold Beautiful Journey
-
Año 2025
-
Duración 108 minutos
-
País EEUU
-
Dirección Kogonada
-
Guion Seth Reiss
-
Música Joe Hisaishi
-
Fotografía Benjamin Loeb
-
Reparto Margot Robbie, Colin Farrell, Phoebe Waller-Bridge, Hamish Linklater
-
Género Drama romántico
-
Salas Cinesa, Ocine y Yelmo
Cocinero antes que fraile, Kogonada logró ser una referencia en el campo de la crítica y la divulgación analítica de las películas (apoyado en el ... éxito en redes sociales) antes de convertirse en cineasta.
Tras un título más que interesante como 'Columbus', la tercera película del director de origen coreano, pero vinculado a EEUU, es un irritante y fastidioso periplo fantasioso envuelto en celofán naif. A 'Un gran viaje atrevido y maravilloso' solo le queda ajustado lo de trayecto, una especie de road movie con aura pesadita y sin ninguna capacidad para emocionar. Su romance entre celestial y sobrenatural, con muchas puertas que cruzar y escasas conexiones, tiene en realidad solo dos estrellas, Colin Farrell y Margot Robbie, que pese a su evidente carisma y complicidad, apenas pueden salir de semejante periplo sin dañar la química de sus carreras. El supuesto microcosmos que Kogonada crea es afectado, intrascendente, confuso, fallido y hasta pedante al generar un globo manierista, falsamente barroco, que al pincharse muestra su vacío.
Apela a un realismo mágico muy mal entendido que sobrevuela un pastiche, una 'Alicia en el país de las maravillas' recorrida en pareja entre manidos diálogos sobre fidelidades, miedo al fracaso sentimental, vendas antes que heridas, afinidades y distancias. Hay también un casi porno sentimentalismo en el elogio, uso y abuso de la nostalgia como mantra para mirar hacia adelante. La fantasía es meliflua, la idea sin ser original prometía, pero el itinerario de la pareja entre escenarios cambiantes y casi opuestos, de una boda a un faro, de un instituto a un museo, carece de coreografía, y es obvio el desequilibrio entre la fuerza visual y las palabras.
El encanto que persigue su pareja protagonista parece pertenecer a otra película. Y como en tantos títulos da la sensación de una falta de atrevimiento total para mutar su mezcla de elementos en un verdadero musical, más allá del simbolismo cromático y de los guiños de Kogonada –que se las sabe todas–a la hora de edificar una escalera emocional hacia el cielo. E
ntre 'Los paraguas de Cherburgo' y 'Cantando bajo la lluvia', entre Wes Anderson y los sueños de Kurosawa, asoman los trajes y sus costuras, pero falta un verdadero sastre para tejer las texturas de la fantasía. Hay fugaces rimas, citas y algún hallazgo vistoso. Pero sin poso todo resulta desmayado. Uno se pregunta qué hubiera dicho el propio Kogonada sobre el filme en uno de sus celebrados video ensayos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión