Se le fue la olla
Cinesa, Ocine y Yelmo ·
Lo gamberro mal entendido y el supuesto divertimento son los componentes de este caos sin la efervescencia que destilan las confusiones con arrebatoSi a uno le dicen que el cineasta de esa obra maestra que es 'Cisne negro' es el autor de esta majadería envuelta en guiños ... de cinéfilo y amparada en la coartada del divertimento, probablemente no dará crédito. Es cierto que un mal día lo tiene cualquiera. También pueden llegar a justificarse las ganas de pasárselo bien, aunque deja bastante que desear si se hace sin contar con el espectador. Con un poquito de esto y lo otro a Darren Aronofsky se le ha ido la olla y ha convertido 'Bala perdida' en cocido de imágenes muy vistas, homenajes declarados encajados con fervor adolescente y un guion que parece firmado por su peor enemigo. Curiosamente la escritura se debe al propio autor del libro original, 'Caught Stealing', que ha propiciado el nuevo filme del director de 'Réquiem por un sueño'. Es verdad que se veía venir.
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Año 2025
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País Estados Unidos
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Dirección Darren Aronofsky
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Guion Charlie Huston
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Música Rob Simonsen
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Fotografía Matthew Libatique
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Reparto Austin Butler, Regina King, Matt Smith, Zoë Kravitz
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Género Thriller
El autor del virtuosismo estilizado de buena parte de su filmografía, de lucidez para atrapar tramas y criaturas acosadas por cercos de extrañeza y de vasos comunicantes entre la locura, lo onírico, las obsesiones y eso que llamamos real, parece ahora un salvaje domado y domesticado. 'La ballena', Óscar y actor aparte, se arrimaba al lado más académico y convencional y sus última veleidades han puesto el foco en documentales al servicio de Chris Hemsworth, Elsa Pataky y su familia o la miniserie 'Bienvenidos a la Tierra' con Will Smith. En su vuelta a la gran pantalla esta 'Bala perdida' adopta la envolvente de alocado y muy violento thriller que toca tantos palos que acaba por ser un perfil de personaje ambulante, vapuleado por unos y otros. Hay algo de comedia negra, más bien obtusa y con poca gracia; y gamberrada con aire de Tarantino, pero sin tarantinadas (o sea, cero); y, por supuesto, rebosa en naderías e insustanciales provocaciones que casi siempre asoman cuando la peripecia azarosa y a veces tontorrona de Hank Thompson en la Nueva York de los noventa ya no interesa a nadie.
El arranque se sostiene en la incertidumbre y el pequeño enigma de conocer hacia dónde girará el periplo de un despistado personaje. Se habla mucho de su afinidad con el '¡Jo, qué noche!' de Scorsese pero ese es un diploma muy elevado después de firmar un filme que se arrastra en su mediocre apuesta. Se salvan algunas imágenes urbanas, la banda sonora de Idles y pequeñas dosis de referencia política en alusión a las corrupciones y a la moral más hipócrita. Un caos sin la efervescencia que destilan las grandes confusiones, esas que retratan un presente adrenalínico y muchas veces vacío.
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