Vaciar la franquicia
Cinesa y Ocine ·
Una secuela acelerada que piensa más en completar inútilmente la nueva trilogía. Sin perturbar el absurdo muy plano se apodera del enigma enmascaradoAque no se lo creen. Pues sí. Apenas ha transcurrido un año de la primera entrega, llega la segunda y ya asoma en el horizonte ... el final de la trilogía. No hay ni rastro de evolución y justificación de cómo se exprime una idea. Un veterano fajador, Renny Harlin, capaz de dar aliento a todo tipo de géneros sustentados en un mantra de aventura, está detrás de este engranaje que arrastra defectos y nunca se muestra contundente. Se recrea de forma superflua en una idea, deambula con cierto sadismo, quizá mejora en apariencia a su predecesora –lo cual no era difícil– pero pierde en perturbación. El cineasta de 'La isla de las cabezas cortadas' se ampara en tres entusiastas guionistas absolutamente perdidos. 'Strangers: Capítulo 2', una especie de 'jo, qué noche' con máscaras solapadas, busca otorgar un toque lúdico a una historia de supervivencia que trata de prolongar los interrogantes inherentes al entramado en una mezcla de tiempo suspendido y elogio del absurdo.
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Año 2025
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País EE UU
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Dirección Renny Harlin
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Guion Alan R. Cohen, Alan Freedland, Amber Loutfi
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Reparto Madelaine Petsch, Gabriel Basso, Richard Brake, Froy Gutierrez
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Género Terror
Harlin, buceando en su filmografía regular, sin sobresaltos ni grandes destellos, tira de oficio para extender de manera simple pero con mayor dinamismo un enredo de sustos, acoso, persecución y tensión tan falto de originalidad que el espectador parece seguir una guía básica de terror. Más que secuela es un VAR de situaciones reiteradas en busca de un fallo, un resquicio, una ventana inesperada que sacuda al espectador. El filme pone el piloto automático, arrastra consigo esa provocación de la amenaza visible e invisible acaparando la narración, pero carece de planos donde la atmósfera y el enigma se abracen en esa sensación terminal. Madelaine Petsch asume el papel de superviviente nata y se convierte en el único asidero que otorga cierto carisma a tanta incoherencia, decisiones vergonzosas (el jabalí) y situaciones que podrían haber dado de sí para una 'horror comedy' de serie B.
Es una forzada entrega puente donde nada ni nadie busca dar un paso definitivo porque el pasaje de terror conduce a una tercera entrega. La angustia, la incomodidad, esa ansiedad indefinible que asoma en los orígenes se ha perdido en este tránsito. Un bucle de explicaciones no pedidas, de preguntas sin respuesta, mientras la historia parece detenerse en ese mirarse el ombligo. Epílogo de un preludio que solo se supera en su capacidad para vaciar aún más la franquicia.
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