
Juan Manuel de Prada
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Juan Manuel de Prada
En mayo del año pasado Juan Manuel de Prada (Barakaldo, 1970) presentó en el Aula de Cultura de El Diario Montañés 'La ciudad sin luz' ... la primera entrega de la que sin duda es su novela más ambiciosa 'Mil ojos esconde la noche' centrada, tras una largo proceso de documentación, en la comunidad de artistas españoles que tras la Guerra Civil recaló en el París ocupado por los alemanes. Una obra de 1.600 páginas que Espasa decidió publicar en dos entregas de 800 páginas cada una. Este miércoles regresa a este mismo Aula con la continuación, 'Cárcel de tinieblas', en un acto que tendrá lugar a las 19.30 horas en el Ateneo y en el que el autor dará a conocer detalles de la culminación de esa historia que protagoniza Fernando Navales y por la que desfilan otros personajes como Picasso, Gregorio Marañón, Victoria Kent o la santanderina Ana de Pombo.
-Vuelve a Santander con la continuación de 'La ciudad sin luz'. ¿Qué le espera al lector?
-Más que una segunda parte es la continuación de una novela que la editorial, dada su extensión, decidió dividir en dos libros. El primer volumen abarcaba los dos primeros años de la dominación alemana en Francia y esta los dos años y medio últimos, desde comienzos de 1942 hasta el verano de 1944. Sigue narrando la historia de los artistas y escritores españoles que viven en París a través de la mirada de Fernando Navales, un falangista al que se le encarga la labor de apacentarlos.
-¿Cómo vive Navales esos años?
-Lo más característico del personaje es que empieza a plantearse dilemas morales. Si en la primera parte el motor de su acción era el resentimiento, aquí inicia un esfuerzo de redención a medida que avanza la novela y la guerra. A partir de 1942 las cosas cambian. Alemania empieza a perder y surgen todos los fenómenos que conlleva esta derrota con unas condiciones de vida cada vez más penosas que hacen que muchos de esos artistas españoles se vayan de París que, tal y como se alude en el título, se convierte en una cárcel de tinieblas.
-Lo que parece dejar claro es que el exilio de los artistas en Francia no fue como nos lo han contado. ¿Hasta que punto la Historia está constituida a base de mentiras?
-En líneas generales, cuando analizamos la Historia tratamos de crear arquetipos platónicos nítidamente marcados y nos olvidamos de la realidad humana que es débil y quebradiza. Los seres humanos tenemos nuestras fallas, grietas y contradicciones porque estamos hechos de barro. Indudablemente la mayor parte de los personajes que aparecen en esta obra tuvieron que ingeniárselas para sobrevivir y eso significaba que muchas veces tuvieron que hacer cosas de las que no podían sentirse orgullosos y actividades como la falsificación de obras de arte, trapicheos en el mercado negro o incluso colaborar con las actividades culturales de Falange o la prensa antisemita. Pero esto forma parte de la naturaleza humana. Tratar de mostrar modelos intachables es absurdo porque es irreal.
-¿La lucha entre el bien y el mal que vive su protagonista no es también algo inherente a la naturaleza humana?
-Navales siendo un hombre que tiene mala índole tampoco es un malo completo. Yo no creo demasiado en la maldad plena. Normalmente el ser humano es un drama en el que las mejores y las peores tendencias entablan lucha y en Navales se da esa pugna. No creo que en ningún momento llegue a ser un malo absoluto porque en su maldad siempre hay un componente jocoso o ridículo. En esta segunda parte de la novela sus esfuerzos por dejar de ser malo son mayores.
-En 'Cárcel de tinieblas' las artistas y escritoras españolas exiliadas, como Victoria Kent, Ana María Sagi o María Casares adquieren más protagonismo.
-Sí, sobre todo en el tramo final de la obra. Una de las que tiene un protagonismo especial es Victoria Kent que es un personaje muy interesante que vivió esta etapa de forma especialmente dura porque permaneció escondida durante cuatro años y sin apenas comunicarse con nadie. Eso me ha permitido ciertas licencias literarias y además me ha servido para hacer una reflexión sobre el exilio que ella sufre de una manera especialmente dura.
-¿Qué reflexión es esa?
-Lo que supone quedarse sin raíces y tener que sobrevivir en un mundo que no es el tuyo y arrastrar el dolor de saber que tu patria ha quedado atrás y que vas a ser siempre como un árbol transplantado a un terreno que no es el tuyo. Siempre se ha considerado que el exilio en la mujer es menos importante porque se ha pensado que la patria en la mujer es el hogar y que por tanto podía montarlo donde fuera. Victoria Kent se revolvió contra esta visión pues consideraba que el exilio en la mujer era más duro que para el hombre.
-Después de esta larga novela, ¿qué proyectos tiene?
-Cuando acabe la promoción empezaré a pensar y seguramente escribiré algo completamente distinto. Me gustaría continuar con las aventuras de Navales y contar su historia en la Guerra Civil y su regreso de París a España en 1944. Pero no creo que estos sean mis proyectos más inmediatos.
-Haciendo un repaso rápido desde la última vez que vino al Aula de Cultura han ocurrido todo tipo de cosas, desde el más reciente apagón, hasta la muerte del Papa, pasando por guerras, una dana o Trump ¿No le parece que ahí hay material para un novelista?
-Así es (ríe). La realidad siempre supera la ficción, quién nos iba a decir que íbamos a vivir un apagón como el del pasado lunes. Están ocurriendo demasiadas cosas y el mundo está revuelto. Creo que se avecinan muchos casos a nivel mundial y social y bajo la apariencia de tranquilidad estamos viviendo una época convulsa.
-¿Cuál es su opinión sobre la polémica de 'El odio', la novela de Luisgé Martín sobre José Bretón?
-No puedo hablar con mucha seriedad sobre el tema porque no he podido leer la novela, pero a priori defiendo la libertad creativa. La literatura es la escritura en libertad y el escritor debe dar voz también a los villanos. Pero ignoro en qué términos está escrita aunque sí tengo que reconocer que me ha llamado mucho la atención todo lo que ha rodeado a esta novela porque a mi modo de entender la editorial de forma hipócrita y después de haber publicado el libro se retracta y esto me parece alucinante. Entiendo que se ha retractado atendiendo a presiones y esto, además, me parece peligroso. Pero repito, no conozco la obra.
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