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Un escritor rockero, de Loquillo a Itoiz

Miércoles, 3 de septiembre 2025, 07:38

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Bernardo Atxaga, el escritor en lengua vasca más leído de todos los tiempos, clausuró la última edición del ciclo 'Martes Literarios' organizado por la UIMP ... y El Diario Montañés. A partir de las 19 horas, en el Aula Riancho del Palacio de La Magdalena, el autor de 'Obabakoak' o 'El hijo del acordeonista' ha transitado por casi todos los géneros, de la poesía a la crónica o el guion radiofónico y, especialmente, la narrativa. Guipuzcoano del 51, Bernardo Atxaga es un prolífico autor cuya obra ha sido traducida a una treintena de lenguas desde que obtuviera el Premio Nacional de Narrativa en 1989 con 'Obabakoak', posteriormente llevada al cine por Montxo Armendáriz. Miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca, en 2019 recibió el Premio de las Letras Españolas como reconocimiento a toda su trayectoria, y en 2023 su recopilación de artículos 'Un grillo en la autopista' fue distinguido con el Nacional de Ensayo. Aunque cualquiera que haya conocido a Atxaga le habrá notado enseguida ese ramalazo que rockero que no le ha abandonado desde los años ochenta, cuando irrumpió con ese aire rebelde y algo socarrón y un estilo poético que mezclaba sin complejos su voluntad vanguardista con una tradición cultural bimilenaria que luchaba por reinventarse. En medio de la revolución de la Movida, poco propicia para los literatos, el vasco supo hacerse un hueco gracias a su sinceridad a la vez aplastante y ultramoderna y una estética rompedora. Atxaga era, a todas luces, carne de escenario, por cómo lo domina y por la capacidad de conectar no con el público sino con cada espectador, en un tú a tú insuperable. Tiene algo de estrella de rock, por la musicalidad de unos textos que han terminado convertidos en canciones. Sus poemas los han musicado Ruper Ordorika, Jabier Muguruza o Loquillo, pero también ha escrito alguna letra expresamente para grupos como Itoiz.Su vocalista, Juan Carlos Pérez, compuso el poema sinfónico 'Deitzen dizut, Virgilio' basándose en una obra de Atxaga.Le faltó, claro, enfundarse la guitarra o entonar al micrófono, pero las conexiones del rock vasco con su poeta, en las que ambos se buscan y se encuentran, sirven para hermanar música y literatura y para demostrar que el rock fue una de las expresiones culturales más importantes del siglo XX.

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