Sainz: «Ahora mismo se vende, y con éxito, mucha poesía que en realidad no lo es»
Adela Sainz, voz de Poesía en el Aula, lleva este jueves su obra a los alumnos de los institutos El Alisal y Santa Clara, «con el objetivo de acercarles la escritura como una forma de autoconocimiento»
Si hay un referente en la poesía de Adela Sainz Abascal ese es José Hierro. «Toparme con 'Libro de las alucinaciones' fue mi 'momentazo'», ... señala. En realidad esta poeta cántabra nacida en Saro en 1965 quería escribir relatos, pero «sin darme cuenta me salió un poema». A lo largo de la mañana de este jueves leerá varios de los que ha publicado y dos inéditos en los institutos Santa Clara y El Alisal. Será durante una nueva cita de 'Poesía en el Aula', el proyecto pedagógico organizado por la Fundación Gerardo Diego junto con la Cátedra del poeta del IES Santa Clara. No es la primera vez que esta autora se enfrenta a un aforo de estudiantes que hoy, además, se completará con el público que desee asistir al margen de lo docente. «No es fácil hacer llegar la poesía a los más jóvenes, pero la experiencia que he tenido hasta ahora en este ámbito ha sido muy gratificante. Siempre te encuentras con alguien interesado y ves prender miradas», dice.
A Adela Sainz no sólo le influyó ese libro de José Hierro, también ha sido dos veces Accésit al premio que lleva el nombre del poeta, «pero lo que más me marcó fue su persona. Durante muchos años fui a los talleres que impartía en la UIMP y me ayudó tanto...».
Este jueves leerá sus propios poemas, que forman parte de sus tres libros: 'Al final de las horas muertas' (2002, Ediciones Tantín), 'Cartografía del silencio' (2005, Devenir) y 'Esa extraña, la luz» (2014, Renacimiento). «Me gusta hacerlo. La poesía es un género eminentemente oral, con una gran musicalidad, con ritmo... Conozco a mucha gente que no lee poesía, pero que afirma que sí le gusta escucharla». A ella, en cambio, le llega más leída: «Creo que por el oído entra todo muy bien, pero cuando lo lees hay muchas cosas que se caen».
«Me gusta leer mis poemas. Es un género eminentemente oral y con mucha musicalidad»
El peso de las palabras
Si tuviera que definir su poesía, diría que «es muy nostálgica. Habla de mi mundo interno y externo. Creo que la poesía sirve precisamente para mirar hacia dentro y hacia fuera de otra manera» y cita a Luis García Montero: «Suele decir que hay quien, cuando se le hace una pregunta, dirá lo primero que se le pasa por la cabeza. Otro intentará ser gracioso o ingenioso en la respuesta, y luego está el poeta que es el que se piensa las cosas no dos, sino tres veces antes de contestar, porque sabe de la importancia del peso de las palabras».
En su caso, reconoce que se toma tiempo entre la publicación de un libro y otro. «Como decía José Hierro -otra vez su referente- la poesía se escribe cuando ella quiere y no cuando uno quiere». Ahora tiene un compromiso editorial que espera cumplir pronto «una especie de diario y prosas poéticas», y en los últimos días le han vuelto a entrar ganas de escribir.
En los años 80, cuando comenzó a hacerlo recién licenciada en Periodismo, «en Cantabria había dos vertientes más definidas dentro de la poesía, la de la experiencia y la del silencio -señala-. Ahora mismo veo que conviven varios registros, sobre todo a nivel nacional. No creo que todo lo que se vende como poesía lo sea. Incluso diría que los mayores éxitos en ventas no lo son. Confieso que no sigo mucho a los autores que han surgido de las plataformas digitales como YouTube y que sé que están triunfando, pero aún así tampoco los desacredito. A lo mejor es una forma de democratizar el género».
«Por fin se valora lo que escriben las mujeres. Durante años se nos ha apartado»
Cantabria, según dice, es una buena tierra para la poesía: «Hay más poetas que narradores, y ahora mismo convive una generación muy potente con nombres como Lorenzo Oliván, Rafael Fombellida, Ana García Negrete y otros más jóvenes como Alberto Santamaría, Martín Bezanilla, Marta Asunción Alonso o Marta San Miguel».
En esos veinte años que lleva escribiendo, sus poemas han aparecido en diversas antologías y ha participado en publicaciones colectivas como 'Nueve novísimos de la poesía en Cantabria' (1998). Y ha notado una evolución, sobre todo, en lo referente a las voces femeninas: «Creo que por fin se valora lo que escriben las mujeres y que conste que con esto no quiero decir que por el hecho de ser mujeres todo lo que hagamos va a ser siempre mejor que lo de los hombres, pero sí que es cierto que durante muchos años lo que hacían las poetas se infravaloraba. Luego empezó lo de las cuotas, que en mí opinión fue algo forzado. Ahora ya no se nos aparta. Pero todavía hay gente que piensa que estamos mejor fregando».
Le gustaría que los jóvenes que este jueves le escuchen salgan del aula con ganas de investigar, de leer, «que les interese la poesía y la escritura como una forma de autoconocimiento», y si al final del recital alguno de ellos le pide consejo sobre cómo llegar a convertirse en poeta, «le daría la misma recomendación que me dieron a mí. Que se presente a algún concurso literario, pero que no lo haga convencido de que va a ganar. Que lo haga para probar y aprender. Estoy segura de que si es un buen poeta acabará saliendo».
¿Y podría vivir solo de la poesía? Se ríe y de nuevo acude a las palabras de José Hierro. «No es que la poesía no dé para comer, es que no da ni para merendar. No conozco a nadie que se dedique solo a vivir de esto, aunque es algo que ocurre en todo lo relacionado con el arte en general».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión