El juego del ratón y el gato
El editor Abelardo Linares y el crítico José Luis García Martín polemizan con humor en una discusión literaria que nunca puede tener fin
Cinco décadas de amistosas discusiones dan para mucho. Aunque sean privadas y, además, telefónicas. Hasta que el pasado verano el crítico y escritor José Luis García Martín consiguió que la conversación con el editor Abelardo Linares pasara a ser por escrito, al menos durante unos meses, y así permitir a los lectores entrar en esta curiosa y eterna polémica en la que ambos comparten y compiten por tener la razón en casi todo: la función del editor, la relación entre ventas y gran literatura, los bestsellers, las subvenciones a publicaciones…
'Duelo al sol. Una controversia literaria'

-
Autor José Luis García Martín y Abelardo Linares
-
Editorial Renacimiento, 2025
-
Páginas 416
-
Precio 20 euros
Se trata, pues, de una recopilación de cartas –«o lo que sea», apunta Abelardo Linares, despertando la sospecha de que fueran remitidas vía correo electrónico– ... en la que abundan los destellos de ingenio y humor: –«yo no tengo fe. Yo necesito leer para creer», escribe García Martín– y, por supuesto, mandobles a diestro y siniestro, porque aquí 'pilla' todo el mundo –«el editor Constantino Bértolo escribe en lenguaje comanche»– y algún reproche indisimulado: «has pretendido abrasar [al editor literario Ricardo Álamo] en una reciente reseña»
Con la escopeta cargada, pero también con mucha amistad cómplice, más elegancia y humor a raudales, ambos contendientes se emplean a fondo, destilando ironía y retranca –hasta en los títulos: 'Al final seré yo quien se rinda' (Linares), 'Me pones en un apuro' (García Martín), '¿En un apuro o en un aprieto?' (Linares), 'En mi vida me he visto en tal apuro' (García Martín)–, en una discusión fragmentaria y rizomática, que es siempre la misma y siempre nueva y crece enredándose sobre sí misma, sin otro fin posible que los límites racionales y editoriales de una obra que pasa de las cuatrocientas páginas, pero que el lector intuye que podría prolongarse sine die, hasta el infinito o hasta que el cuerpo aguante, lo que llegue primero.
Aunque tal vez el 'viaje' más desternillante sea el que endiña el editor a García Martín, en su condición de crítico pero centrado exclusivamente en los libros que realmente le interesan: «si fueras crítico literario (…), solo pondrías mal los restaurantes en los que te gusta comer».
Pero claro, ya lo expone bien a las claras el editor al final de su primera misiva: «como el sentido de esta carta (…) es discutir, termino aquí y te escucho». Y en otro punto apostilla: «de lo que aquí se trata, lo fundamental, es en qué cosas no estamos de acuerdo. Por suerte, hay más disentimiento del que parece».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.