De un país que ya no existe
Una bildungsroman que rastrea las cicatrices invisibles de la guerra de la antigua Yugoslavia
Los mapas cambian, aunque no lo parezca. Sobre todo los mapas políticos. Al fin y al cabo, no dejan de ser representaciones de una realidad en continua transformación. Lo que no cambian, sin embargo, son algunas actitudes y conductas humanas, o más bien inhumanas, y tampoco las crueles consecuencias que producen en sus víctimas. Y aunque en estos tiempos no estamos faltos de barbarie y locura, la escritora italiana Rosella Postorino ha elegido la guerra de la antigua Yugoslavia para narrar una historia real que en realidad esconde una tragedia universal: la de los niños desplazados por los conflictos bélicos.
La publicación
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Titulo: Me limitaba a amarte
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Autor: Rosella Postorino
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Editorial Anagrama, 2025.
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Páginas y precio 400 páginas y 22,90
Bajo la advocación de Slavenka Drakulic –que 'cede' su apellido a la protagonista– y su cita «Del mismo modo en que matar es posible, también ... es posible escribir», Postorino recrea dos décadas –entre 1992 y 2011– en la vida de unos niños de Sarajevo que, huyendo de la guerra para refugiarse en Italia, descubren de pronto que ya no son todos yugoslavos, sino que unos son croatas y otros bosnios.
Y que en el autobús, sientan a los musulmanes detrás, esperando que pasen desapercibidos si se topan con un control militar.
Lo que nos narra es, pues, las vidas entrelazadas de sus tres protagonistas, Omar, Danilo y Nada –quien por cierto da pie a un curioso juego con el significado de su nombre al castellano, que inevitablemente se pierde en la traducción–, cuya peripecia vital es diseccionada como si siguiera al pie de la letra un poema de Cortázar que Nada transcribe: «Yo te pido la cruel ceremonia del tajo, / lo que nadie te pide: las espinas / hasta el hueso».
Con ese nivel de profundidad penetra la novela no en los sucesos, sino en cómo los viven en su tránsito desde la infancia –tienen once años cuando parten de Sarajevo– hasta ya avanzada su juventud.
Entre las cicatrices del abandono y el ensueño del reencuentro, la verdadera guerra de los protagonistas es la búsqueda de una identidad que sienten denegada. Quizás lo menos afortunado de la novela sea el título, que casi parece aludir a una trama romántica, cuando en realidad con un estilo en ocasiones cortante, pero no exento de elegancia, la autora explora zonas muy dolorosas de la psique humana. Una obra, pues, a la que hay que entrar con precaución, pero que termina por cautivar al lector.
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