«Negar el cambio climático favorece la inacción. Y la acción tiene que ser global»
Ha dirigido un taller de cinco días en la UIMP para paliar una de las cosas que más echa en falta: «Una cultura meteorológica en la población»
Domo de calor es uno de los conceptos que José Miguel Viñas (Madrid, 1969) ha decidido incluir en la versión actualizada de su ‘Diccionario ilustrado ... del tiempo y el clima’, que publica en octubre con cerca de 2.200 entradas. Al igual que dana o ciclogénesis explosiva, el domo de calor se ha instalado ya en los partes meteorológicos que ofrecen radios y televisiones, y se cuela con cierta naturalidad en los titulares y en las conversaciones de ascensor. El fenómeno –a grandes rasgos, una especie de «bóveda de aire cálido que se queda anclada» sobre un lugar durante días, «semanas, incluso»– se ha dejado sentir este agosto en la península ibérica y, entre sus efectos más indeseados, está el calentamiento del mar, explica Viñas en La Magdalena, donde la pasada semana impartió el taller ‘Meteorología básica’, esto es, un mano a mano con sus alumnos de cinco días de duración en los que el físico y meteorólogo, una ‘rock star’ de la disciplina, siempre presto a divulgar y a aterrizar la ciencia, ha compartido su conocimiento y sus preocupaciones al pie de la bahía de Santander.
Entre otras muchas cosas, Viñas es parte del equipo de Meteored, un portal que permite hacer consultas meteorológicas «en cualquier parte del mundo». Su nivel de visitas es elevadísimo. «Se ha hecho bastante grande y creo que, en tráfico, somos el cuarto portal mundial», calcula Viñas, un dato que evidencia el interés creciente por la meteorología, pero también «preocupación por lo que está pasando».
Y lo que está pasando son los efectos del cambio climático. En Meteored, por ejemplo, «generamos muchos contenidos de meteorología, pero, de fondo, está siempre el cambio climático. Y creo que eso es lo que al final le ha dado el empujón grande» al portal. Porque «ahora la gente quiere saber, no solo el tiempo que va a hacer mañana, sino si habrá algún fenómeno peligroso. Y, en ese sentido, nosotros hacemos mucha cobertura de todo lo publicado. Yo tengo parte de predictor y otra de divulgador».
Las claves
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Incendios «Cada vez tenemos incendios forestales de mayor tamaño y devastación, pero no va ligado a que haya más»
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Estados Unidos «El gobierno de Trump ha dejado prácticamente a cero los presupuestos de las misiones espaciales de observación de la Tierra»
–En relación a las predicciones meteorológicas, la ciudadanía pide ahora más precisión y esto coloca a veces al meteorólogo en el punto de mira. ¿A qué responde? ¿Hay un desconocimiento de los modelos predictivos?
–Por un lado, la predicción meteorológica ha dado un salto cualitativo impresionante en los últimos años, sobre todo, gracias a los superordenadores, a la capacidad de cálculo, esa es la clave. Tenemos muchísima información, antes no se podía integrar en los modelos de predicción y hoy se empieza a integrar. Incluso ahora ha entrado en juego la IA, las predicciones son muy buenas. Pero más allá de eso, sigo echando en falta una cultura meteorológica en la población, y eso va en la línea de lo que comentas. No tenemos que ver una predicción como si se ha acertado o fallado. Hoy en día manejamos predicciones en términos de probabilidad. Estamos acostumbrados, hablo como sociedad, a que el meteorólogo o el hombre del tiempo sea categórico, ¿no?, y afirme con rotundidad que mañana, aquí mismo, va a caer tanto, va a llover... Y, a veces, es verdad que una predicción puede tener una probabilidad muy alta y se puede ser categórico, pero hay muchas situaciones. Esta semana [por la pasada], por ejemplo, está pasando que, incluso, a 24 o 48 horas no está bien definida la situación por los modelos de predicción, y entonces tienes que ser cauto y no puedes lanzarte a la piscina. Pero la sociedad demanda que te lances a la piscina. Y esa es un poco la batalla que hay ahora.
Yo soy muy de potenciar la cultura meteorológica. Es igual que con los avisos meteorológicos, con los que ahora hay mucha polémica. Si al final todos sabemos cómo funciona todo ese sistema y lo entendemos, estaremos mejor preparados para afrontar una situación que puede ser peligrosa.
–En relación a los incendios que han asolado gran parte del país, ¿hasta dónde puede explicar la meteorología lo ocurrido? ¿Qué relación tienen estos fuegos con el cambio climático? ¿Cuál es la magnitud del desastre?
–Desde luego, ha sido algo excepcional, a mí me ha pillado fuera de España. Se está hablando ahora mucho de la relación entre incendios y cambio climático. No es que el cambio climático esté provocando los incendios. Lo que los está provocando o está dando lugar a ellos son las condiciones de contorno: cuando se produce un incendio –por la causa que sea, y, lamentablemente, hay incendios que son provocados, no solo por pirómanos, sino por gente que en un momento dado quiere hacer daño; o sea por un rayo o por cualquier causa fortuita– es mucho más probable que hace años que pueda dar lugar a un incendio forestal de grandes dimensiones, inabarcable, inabordable por los servicios para apagar incendios. Esa tendencia se está observando en todo el mundo, es decir, cada vez tenemos incendios de mayor tamaño y devastación, pero eso no va ligado a que haya más incendios. De hecho, en España, en los últimos 40 o 50 años, la tendencia pasa por menos cantidad de incendios forestales, pero bastante más grandes. Y eso está en consonancia con este nuevo marco climático en el que estamos.
–Al margen de la cobertura mediática de los desastres, ¿echa en falta un seguimiento del cambio climático más sostenido?
–Cuando ocurre una desgracia grande, la dana, los incendios, al final, eso tiene un tirón mediático imparable y es normal, pero llega a haber demasiados discursos simultáneos y no muy reflexivos que invitan a crear más confusión. Hay que recurrir también a los técnicos, a gente que está realmente sobre el terreno y conoce, y que es la que hace declaraciones que te dan un poco la perspectiva.
Si se están quemando nuestros bosques, tiene que ser portada de todo, pero es verdad que el cambio climático no solamente debe de aparecer cuando ocurren estas cosas tan tremendas. Tendríamos que intentar, no sé si se está haciendo, que a la población le fuera llegando información de cómo va a ir cambiando el clima y cómo eso va a ir afectando a nuestra vida. Yo creo que empezamos a ser conscientes de ello, pero todavía no lo suficiente. Hay que trabajar para mentalizar a las personas de que, dentro de 15, 20, 30 años, el mundo va a ser muy distinto, pero no solo porque la política evolucione de una forma o por la existencia de conflictos, sino por ese comportamiento del clima que va a ser totalmente diferente. Y cosas que hace años nos parecían impensables en verano o en otras épocas del año, van a terminar siendo el día a día.
–En este contexto, ganan peso voces que niegan o minimizan el cambio climático. Y esas voces están en gobiernos o al más alto nivel. ¿A qué abocan estas posturas?
–Esto, al final, lo que hace es favorecer la inacción climática, porque la acción climática tendría que ser global. No vale que unos países intenten hacer los deberes y el resto no. Este tipo de discursos obedecen a diferentes intereses:hay una parte claramente ideológica, pero hay otra de ignorancia de la población, de dejarse arrastrar por lo que se comenta en redes sociales; es gente que está metida un poco en esa burbuja de desinformación. [...] Y ese es el problema, que ahora mismo se exige una urgencia para adoptar medidas y esto contribuye, justamente, a frenarlo y a algo más grave: se está poniendo una especie de trabas al avance científico. Lo estamos viendo ahora con las políticas en EE UU.
–Algo que han destacado científicos este verano en la UIMP...
–Hay ciertos asuntos que están desterrados, digamos, de del marco investigador. Una de las últimas cosas que se han conocido es que el gobierno de Trump ha dejado prácticamente a cero los presupuestos de las misiones espaciales de observación de la Tierra; la monitorización de océanos, gases invernadero, etc. Si no siguen aportando esos datos, va a ser un paso hacia atrás clarísimo, porque necesitamos conocer toda esa información, integrarla, utilizar la potencia de cálculo para que los modelos climáticos todavía afinen más. Es un retroceso clarísimo.
–¿Le preocupan las políticas de la Administración Trump?
–Sí, porque EE UU a nivel de ciencia, de ciencias de la Tierra, es una potencia mundial, o sea, yo diría que es el país que más invierte históricamente en esto. Que ese país ahora no vaya a apostar por eso por un tema político es muy preocupante.
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