Diez años de ausencia cántabra
Crisis ·
Treinta cántabros y dos equipos, Teka y Saunier Duval, han participado en el Tour a lo largo de su historia. Hace una década se cerró la lista.Cuando en verano de 2013 Iván Gutiérrez se bajó de la bici, hace ahora una década, no sabía que iba a ser el último cántabro ... en correr el Tour. Diez años después, ninguno ha vuelto a hacerlo. Aquella generación histórica, nacida entre finales de los setenta y principios de los ochenta, nunca encontró relevo y la Grande Boucle no cuenta con ningún ciclista montañés en su pelotón desde 2013. Un año antes le habían hecho compañía Óscar Freire y Juanjo Cobo en las que eran las últimas pedaladas de aquella generación histórica.
Tampoco hay muchos visos de que el asunto vaya a cambiar a corto plazo. En el mejor de los casos, si Jesús Ezquerra consiguiera una de las pocas plazas que quedan libres en el World Tour podría aspirar a ello, pero es poco probable. Desde que la crisis de hace quince años se llevó por delante casi todos los equipos, el pelotón cántabro no se ha recuperado. Sin apenas oportunidades, aquellos que despuntaban se han quedado por el camino o, en el mejor de los casos, han tenido que buscar refugio en equipo profesionales fuera del World Tour.
Por contar, Cantabria llegó a tener hasta equipo en la gran prueba del ciclismo mundial. El Grupo Deportivo Teka, que participó en diez ediciones entre 1977 y 1988, y el Saunier Duval, cinco veces entre 2005 y 2010. Otro clásico del pelotón, la ONCE de Manolo Sainz, ya convertido en Liberty, estaba tramitando su traslado a Cantabria, donde ya estaba radicado desde años atrás su filial, cuando los escándalos de dopaje que arrollaron el ciclismo al final de la primera década del siglo terminaron con el patrocinio y, después, con el equipo, como con otros muchos.


Pero no siempre fue así. Treinta cántabros han participado en el Tour a lo largo de su historia. No es mala cifra si se tiene en cuenta que lo han corrido 452 españoles. El botín: un podio, el de José Pérez Francés en 1963; una clasificación de la montaña (Vicente Trueba en 1933), otra de la regularidad (Óscar Freire en 2008) y siete etapas. Cuatro de ellas llevaron el nombre del tricampeón del mundo. Las otras tres se las anotaron Pérez Francés (1963), José Antonio González Linares (1970) y Juanjo Cobo (2008).
La historia comienza el 2 de julio de 1930, cuando se plantaron en París dos chavales de Sierrapando de 27 y 24 años para incrustarse en el pelotón que partió hacia Caen en la primera etapa. Se llamaban José y Vicente Trueba, se habían comprado una bicicleta vendiendo lo que cultivaban en la huerta de sus padres y eran de los primeros españoles en correr la Grande Boucle. Solo nueve lo habían hecho antes. José terminó 41º, a casi seis horas y media del ganador. Vicente, que tres años después estrenaría el palmarés del Gran Premio de la Montaña, instaurado en 1933, 24º. La Pulga de Torrelavega, gran pionero del ciclismo, ya había ganado el año antes el premio al mejor escalador que entregaba desde 1905 el diario L'Auto, no reconocido oficialmente por la organización pero precedente del maillot de puntos rojos.
Francia vio después brillar a otros cántabros. A José Pérez Francés, el único que ha subido al podio. Nacido en Peñacastillo y no por casualidad, porque su familia continuó radicada en Santander, aunque se trasladó muy joven a Barcelona, lo hizo en 1963 por detrás de dos mitos: Jacques Anquetil y Federico Martín Bahamontes. Dos años después ganaría una etapa. En aquel pelotón rodaba también Julio San Emeterio, imprescindible gregario y lugarteniente del Águila de Toledo en su victoria absoluta de 1959, la primera española de la historia. Otro ilustre gregario tiene una trayectoria inversa: Marino Alonso, escudero de Miguel Indurain en el Banesto (le acompañó en sus cinco victorias) y vecino de Liérganes, aunque nacer, lo que se dice nacer, nació en Zamora.
Otro momento de gloria lo protagonizó José Antonio González Linares en 1970. Era 7 de julio y el Tour llegaba a una Bélgica que aclamaba a Eddy Merckx. Siempre insaciable, lo fue aún más y arrolló en el primer sector en línea, al lado de su pueblo. Pero en el segundo, una contrarreloj de 7,2 kilómetros en Forest, un chaval de 24 años de San Felices se merendó al Caníbal. Quien después sería eterno alcalde de su pueblo le ganó por tres segundos. Toño enmudeció Flandes.
En 2002 levantó por primera vez los brazos el mejor ciclista cántabro de todos los tiempos: Óscar Freire, entonces ya bicampeón mundial. Repitió en 2006 con dos triunfos de etapa y en 2008 consiguió una cuarta victoria parcial y la clasificación de los puntos. Clasicómano empedernido con una extraordinaria punta de velocidad, pero no sprinter puro al uso de las grandes rondas de tres semanas, a día de hoy sigue siendo el único español que la ha ganado.
Más extraña fue la última victoria cántabra. Se la anotó Juanjo Cobo en 2008; en un Tour fatídico para su equipo. Fue el 14 de julio en la décima etapa, entre Pau y Hautacam. El Saunier Duval estaba ofreciendo una exhibición con el joven italiano Ricardo Riccó, después descalificado por dopaje, y aquel día se unieron a la fiesta sus compañeros Juanjo Cobo y Leonardo Piepoli. Al final el transalpino dejó al Bisonte de La Pesa, pero días después corrió la misma suerte que su paisano y se vio desposeído de la victoria de etapa. Cobo, que entró segundo y vería después cómo se le anulaban sus triunfos en la Vuelta de 2011 por el mismo motivo, figura como ganador aquel día. Aunque no subió al podio, aquella victoria sí figura en su palmarés.
Aquel año tomaron la salida cinco cántabros. Freire (Rabobank), Iván Gutiérrez (Caisse d'Épargne), David de la Fuente, Ángel Gómez y el propio Cobo (Saunier Duval). Desde entonces la nómina se fue reduciendo hasta quedar en la nada. La generación de oro aún no tiene herederos.
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