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Fernando Hierro, dirigiendo su primer entrenamiento en Krasnodar tras la destitución de Lopetegui. Pierre-Philippe Marcou (Afp)
Krasnodar, polvorín en el que se destruyó el sueño mundialista
Resumen 2018

Krasnodar, polvorín en el que se destruyó el sueño mundialista

Tras una racha inigualable de 20 partidos sin caer, España se fue despeñando con la salida de Lopetegui hasta completar un esperpéntico encuentro ante el anfitrión

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Sábado, 29 de diciembre 2018, 00:11

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Meses de preparación saltaron por los aires el 12 de junio en Krasnodar, lugar estratégico seleccionado por Julen Lopetegui tras analizar todas las sedes, ya que a partir de ese momento España fue perdiendo todas las papeletas que había acumulado como candidata a ganar al Mundial. La rocambolesca salida del seleccionador vasco -provocada por su fichaje por el Real Madrid- devolvió al grupo a la era anterior, tanto en hábitos como en recursos futbolísticos hasta terminar impotente en Rusia. 19 días de involución. «Se fue nuestro líder, el que era nuestro entrenador (Julen Lopetegui). Después ha llegado Fernando (Hierro), que lo ha hecho lo mejor que ha podido». La sinceridad de Koke reveló un sentimiento interno del vestuario: la sensación de equipo preparado para ser campeón se destrozó cuando el vasco fue destituido. Se rompió el proceso mundialista a sólo dos días del debut.

«No me arrepiento de nada. Lo de Lopetegui no fue una decisión deportiva. Todos sabéis por qué fue. Era lo mejor para la Federación y se pasa página. Seguramente hubiera habido críticas igual», explica Luis Rubiales cada vez que le recuerdan el tema. La apuesta por Fernando Hierro, cuya relación con Julen quedó tocada por lo sucedido, se tornó errónea.

Quizá no por su culpa, pero la ausencia del director de orquesta que llevaba dos años afinando y encontrando soluciones a todos los problemas posibles durante el torneo se convirtió en un hándicap imposible de remontar para un grupo que había superado todo tipo de problemas: ausencias de históricos (Cesc o Casillas), las mangas de Piqué y su renuncia a la selección tras ser el centro de críticas y pitos, la 'operación Soule' y detención de Ángel María Villar, la salida de María José Claramunt tras su enfrentamiento entre algunos directivos, el referéndum del 1 de octubre con los catalanes en el ojo del huracán, las elecciones a la presidencia...

«No me arrepiento de nada. Lo de Lopetegui no fue una decisión deportiva. Todos sabéis por qué fue»

luis rubiales

Es cierto que cuando un equipo español ha sido campeón de la Champions, España siempre fracasó. Volvió a suceder. Se estudió si era más un tema mental que físico por parte de un staff técnico que tenía todo medido: las sesiones, la táctica, el peso, los descansos, la alimentación, la estrategia... A veces se consideraba excesivo pero funcionaba. Tras su salida, Hierro, conocedor de la etapa anterior, se centró más en empollarse los partidos y los hábitos cambiaron. Algunos desayunos y sesiones ya eran opcionales y los horarios se modificaron. Los descansos no eran aprovechados del mejor modo para estar con familiares o amigos, algunos 'estiraban' las competiciones de cartas o videojuegos provocando que llegaran casi recién levantados a la comida o turno de atención a prensa... En esos detalles el grupo involucionó. Y pudo tener efecto en el rendimiento posterior. En Rusia sólo ganó un partido, a Irán. 1-0 y de rebote.

Lopetegui, regresando a Madrid el pasado 13 de junio tras su destitución como seleccionador.
Lopetegui, regresando a Madrid el pasado 13 de junio tras su destitución como seleccionador. Efe

Una España plomiza

Pese al entusiasmo inicial ante Portugal (3-3), el equipo se fue desmoronando, quedando casi un recuerdo de aquella España que ofreció exhibiciones ante Italia en septiembre de 2017 o Argentina en marzo de 2018, días después de su partidazo en Alemania con Julen. Hierro no veía al equipo fino y ante Rusia, después de lograr la primera plaza de grupo de modo afortunado tras un 2-2 con Marruecos, se olvidó de Andrés Iniesta. Una decisión que cabreó al propio manchego, según desveló él mismo hace unos días en 'Salvados' con Jordi Évole. «No entendí la decisión de estar en el banquillo. No tenía argumentos para hacerlo y estaba muy puteado porque me daba igual lo que dijera». Y eso que el malagueño había dicho poco antes frases como «el músculo no va con nosotros» o «traicionar el estilo sería inmolarnos». Su apuesta salió igual de mal que la de Del Bosque en Brasil con Xavi ante Chile en 2014. 'Andrew' no lo entendió. Sus compañeros tampoco. Sobre todo porque no hubo ideas ni soluciones tácticas. Fue una España plomiza, que no dispuso de un plan B desde el banquillo. El primer cambio de Hierro llegó después de tres sustituciones de Cherchesov.

Sergio Ramos trata de consolar a Iniesta tras la eliminación de España en el Mundial de Rusia.
Sergio Ramos trata de consolar a Iniesta tras la eliminación de España en el Mundial de Rusia. Carl Recine (Reuters)

Ante una defensa de tres centrales el único plan fue tocar y tocar (1.114 pases sin peligro, con un 90% de acierto para tener un 79% de posesión estéril). Pese al autogol ruso, un penalti de Piqué llevó el duelo hasta una tanda fatídica en la que Akinfeev fue héroe nacional, aunque después Croacia les eliminó desde los 11 metros con Subasic como estrella, mientras que en España se optó por crucificar a De Gea como si el portero fuera el único responsable de un partido absurdo en el que España se enredó con la posesión, que sin velocidad no aporta al juego de posición sino que lo convierte en retención.

España dejó Krasnodar, donde disfrutó de las mejores instalaciones posibles del torneo, sabiendo que Silva e Iniesta, ambos con balones en la mano, ni Piqué volverían a La Roja. Sólo resiste Sergio Ramos, pese a sus tiranteces con la cúpula directiva y su fría relación con Luis Enrique, y avisa que desea llegar a Catar «con barba blanca» si es necesario, aunque lleva tres torneos irreconocible. Antes, si España logra clasificarse en un grupo bastante asequible con Suecia, Noruega, Rumanía, Malta e Islas Feroe, podrá disfrutar de la Euro 2020 en suelo español. Más lejos ya le pillará el posible Mundial de 2030, cuatro años después del United 2026 (Estados Unidos, Canadá y México), que la Federación desea albergar.

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