Otro Ballesteros en Saint Andrews

Pese a sus buenas sensaciones y a mostrar un juego solvente, el único cántabro presente en la clasificatoria no pudo clasificarse para uno de los cuatro grandes del año. Una cita con un significado muy especial para él. Porque fue allí, en una de las catedrales del golf mundial, donde su tío, Seve Ballesteros, en lo más alto de su carrera, ganó el British Open de 1984.

Iván Ballesteros, golfista profesional y discípulo de Seve, al que acompañó en diferentes torneos y durante varios años como caddie e incluso como agente, vivió así la convocatoria de un modo muy afectivo y en ocasiones abrumado por la atención mediática, incluso la delegación de la BBC. Su apellido tiene un gran peso.

«Pese a haberme sentido cómodo durante toda la jornada, nos ha costado adaptarnos a la velocidad de los greens. Bien es cierto que el campo se ha jugado muy largo y eso no me ha beneficiado», explicaba en lo estrictamente deportivo. Jose Francisco Alonso, entrenador y representante del jugador, comentaba a los medios británicos: «Creo que estamos en el buen camino después de haber hecho varios cambios en el swing. Iván es un jugador que se adapta rápidamente a los detalles que estoy aplicando sobre su juego y sobre todo en lo que se refiere a juego corto. Hay futuro».