No hay dos sin tres

Lo de la Segunda B no es nuevo en Santander; más parece una pesadilla recurrente, como lo era la Tercera en los tiempos del blanco y negro. Esta semana, mientras el Racing prepara con mimo un partido decisivo para ser campeón de grupo y, por lo tanto, para regresar a la LFP, se cumple un cuarto de siglo de aquella primera pesadilla de bronce de la época moderna. El domingo pasado, 1 de mayo para más señas, el Racing de 2016, el de Munitis, firmó una exigua victoria que le permitió recortar a dos puntos su diferencia respecto al líder justo antes de visitar A Malata y tener la opción de colocarse al frente de la clasificación. Exactamente un cuarto de siglo antes el Racing de 1991, el de Felines, ganó otro 1 de mayo por idéntico resultado (1-0) al Lemona para dar caza al Alavés y empatarle a puntos en la clasificación.

Solo cinco días después los cántabros ganaban a domicilio al Endesa Andorra y se aseguraban virtualmente el campeonato del grupo gracias a un tropiezo vitoriano enDurango. Con ese resultado, a aquella formación de Ceballos, Gelucho, Benito y Marcos le bastaba con puntuar en casa ante el Baskonia en la última jornada para asegurarse el liderato. Y lo hizo.

Ahora, 25 años después, dos equipos que en poco o nada se parecen recorren caminos paralelos.Tanto que presentan los mismos números en la jornada 36: veinte partidos ganados, diez empates y seis derrotas y exactamente la misma diferencia de goles: +27. A principios de los noventa se acababa de inaugurar un nuevo sistema de ascenso con cuatro liguillas de otros tantos equipos cuyos campeones ascendían a Segunda. Los líderes de cada uno de los grupos de la fase regular partían como cabezas de serie, de modo que no podían coincidir entre sí en recompensa a su mejor rendimiento durante todo el año.De ahí que Felines y los suyos valoraran tanto aquella primera posición por la que lucharon durante meses con el Alavés.

A día de hoy la condición de líder está mucho más cotizada, puesto que el nuevo sistema de ascenso prima extraordinariamente al campeón, con una doble oportunidad de subir que hace del partido del sábado un compromiso de extraordinaria importancia. En aquella ocasión la historia terminó bien, con el Racing de regreso a Segunda solo un año después de su caída al infierno. Como final feliz tuvo también la temporada 13-14, no solo por el desalojo de Pernía,Harry y compañía, sino también por el ascenso. A la tercera, la progresión es la misma o incluso mejor. Porque el Racing de Munitis, con todas las carencias que ha evidenciado, es estadísticamente similar al de Paco Fernández (que había jugado dos partidos menos por la exclusión delSalamanca Athletic) y exactamente igual que el de Felines. Y ambos equipos ascendieron. Sufriendo hasta el máximo, pero así se escribe la historia del fútbol.Así ganó elLeicester la Liga, y así puede dar el Racing el primer paso para volver a Primera.