«Claro que hay margen de mejora»

En el desierto todo es extremo. El asfixiante calor del día da paso al frío helador de la noche. Sed intensa y escasez de alimentos. Espejismos engañando al cerebro por aquí y por allá. Y cada minuto, que parece una eternidad. Una metáfora de lo que está siendo la travesía del Racing por la Segunda División B. Dos años y medio de penurias. Camino de tres. El equipo cántabro cerró el pasado domingo en Irún la primera mitad del campeonato. Ecuador. Con luces y sombras. Extremos. Con momentos muy tensos. Y, otra vez, por tercer curso consecutivo, con la obligación de remontar. No queda otra.

El racinguismo inició la presente temporada en un nuevo intento de recuperar la ilusión, después del fuerte varapalo sufrido en el play off de ascenso frente al Barcelona B. La directiva decidió mantener a Ángel Viadero en el banquillo. Un arma de doble filo. Continuidad y conocimiento del proyecto, pero una figura marcada por el fracaso del curso anterior. Eso iba a condicionar la paciencia de la grada, como se iba a ver jornadas después.

Mantener a piezas clave como Dani Aquino, Héber o Iván Crespo fue una prioridad que mermó el presupuesto para la primera plantilla. Así, la dirección deportiva, liderada por Pachín, tiró de sentimentalismos para convencer a cuatro productos de La Albericia en el exilio: Juanjo, Quique Rivero, Álex García y Antonio Tomás. Paco Regalón y Gonzalo completaron la compra estival. Con los chavales, un año más maduros, en la recámara. Los fichajes no han cumplido con las expectativas por el momento.

El Racing empezó el curso con una victoria por la mínima frente al Arenas (1-0). Achacable a la cita de arranque del campeonato. Y dejó buenas sensaciones en una segunda parte arrolladora en el campo de hierba artificial del Gernika (1-3). Pero el equipo de Ángel Viadero entró en su primera crisis. Con una plaga de lesiones, el conjunto verdiblanco cayó con estrépito en la primera ronda de Copa ante el Leioa. Y llegaron de forma consecutiva los duelos contra los que se han convertido en principales enemigos en la lucha por el título: Mirandés y Sporting B. El cuadro burgalés se llevó el triunfo de los Campos de Sport aún sin merecerlo (0-1). Y el Racing naufragó en El Molinón ante el filial rojiblanco (3-1).

Los montañeses cerraron la crisis en el mismo sitio en el que la comenzaron, con un triunfo en Sarriena frente al Leioa (0-1). Iniciaron así una racha de seis partidos sin perder. Con cuatro victorias y dos empates. Se superó a Peña Sport (2-0), Athletic B (1-0) y Barakaldo (3-2) y se firmaron tablas ante Izarra (0-0) y Vitoria (0-0). El Racing iba sumando, pero las sensaciones no convencían a casi nadie, en un escenario de impaciencia crónica. Y el Mirandés, con un colchón de puntos a su favor. Cuatro en aquel momento.

Entonces llegó el momento más crítico de la primera vuelta. El Racing dio auténtica pena en Amorebieta. El equipo vasco apabulló a los verdiblancos y se permitió el lujo, incluso, de fallar un penalti. El 1-0 fue suficiente ante un conjunto cántabro incapaz de disparar a la portería local. La derrota, la triste imagen y los siete puntos de distancia con el Mirandés pusieron la cabeza de Ángel Viadero debajo de la guillotina. No hubo ultimátum, pero no ganar cuatro días después a un Burgos invicto, en los Campos de Sport, obligaría a la directiva a ofrecer un sacrificio a una grada al límite.

Con importantes bajas, el equipo se sobrepuso a todos los problemas y a toda la tensión. En precario, el Racing dio la cara y los canteranos salvaron el puesto del entrenador. Un gol fabricado por Pau Miguélez, Sergio Ruiz y Óscar Fernández, culminado por el propio futbolista de Piélagos, cortó la soga que apretaba el cuello racinguista.

El Racing encadenó cuatro victorias consecutivas y devolvió las aguas a su cauce: Caudal (0-2), Lealtad (1-0) y Osasuna B (1-2) fueron las otras tres. Aunque siempre con el run-run a las puertas. Cualquier paso en falso pondría a los fantasmas otra vez a ulular. Llegaron tres partidos seguidos sin ganar, aunque las sensaciones fueron contradictorias. El equipo de Ángel Viadero fue infinitamente superior a un Tudelano que empató en el último momento y sin tirar a puerta (1-1). Pudo hasta ganar en Logroño tras una pésima primera mitad (2-1). Y volvió a empatar ante la Real Sociedad B, mostrando una vez más su falta de acierto en ataque. Las sensaciones habían mejorado ligeramente, pero los resultados... Al menos, el triunfo del pasado domingo en Irún, añadido a la derrota del Mirandés, alegró el final de año, pese a que quede mucho trabajo por delante y exista una necesidad ineludible de reforzar la plantilla.

En el vestuario, las impresiones van todas por el mismo camino. «Ha habido altibajos», «lo pasado, pasado está», «hay margen de mejora» y «las sensaciones en estos últimos partidos han sido mejores». Son frases del técnico y varios jugadores de la plantilla racinguista. Discurso similar. Ángel Viadero tira de pragmatismo: «Lo importante es que el equipo sume: puntos y goles. Llegamos a final de año con mejores sensaciones que hace un tiempo, porque en los últimos partidos hemos hecho cosas muy buenas e interesantes». Lo dice un hombre que vio peligrar su puesto de trabajo en el club de su vida. «Claro que hay margen de mejora», reconoce. Pero mira al futuro con optimismo. «Esto es muy largo y queda mucha pelea de aquí hasta el final».

Algo similar explica una de los jugadores más en forma de la plantilla verdiblanca: Sergio Ruiz. «Acabamos muy bien el año, con buenas sensaciones y con ganas de empezar la segunda vuelta». Y eso que apenas ha empezado a disfrutar las vacaciones. Por su parte, Gonzalo, para quien la primera vuelta ha sido doblemente agridulce por las reiteradas ausencias, cree que la victoria en Irún es un buen broche a 2017. «Nos hacían mucha falta los puntos y volver a la senda del triunfo. Así nos podemos ir más contentos de vacaciones». Y, otra vez, mirada hacia lo que viene: «Volveremos para hacer una minipretemporada y regresar a la competición a tope».

Uno de los jugadores más desequilibrantes del Racing, como es Héber, ha llegado a este sprint final del año en un momento bajo de rendimiento. Será importante para el Racing recuperar su nivel. Seguramente el descanso le vendrá bien. «Ha sido una primera parte de la temporada con altos y bajos», reconoce, aunque coincide con sus compañeros: «Acabamos bien, con una victoria y con confianza. Debemos olvidarnos de lo que ha pasado hasta ahora y volver con más fuerza». Porque, según él, «la distancia con el Mirandés, al final, quedará como una anécdota». «Esperemos, con el trabajo que estamos haciendo, llegar a esa primera posición. Lo importante es mayo».

Para Juanjo tampoco han sido unos meses fáciles. «Nuestro objetivo es ganar la Liga. Hemos venido mucha gente nueva y nos ha costado adaptarnos a la categoría y a la filosofía del míster, pero el equipo, a día de hoy, está en una buena línea. La dinámica de estas últimas semanas, en las que el Racing ha encontrado una identidad, va hacia arriba», dice el de Ontaneda, quien reconoce que tanto él como el Racing tienen «margen de mejora».

De dulce se encuentra un Óscar Fernández que se ha convertido en indiscutible. «Viendo los últimos partidos en casa, podríamos estar más cerca del Mirandés». El de Piélagos prefiere hacer borrón y cuenta nueva: «El pasado es pasado. Miramos al futuro. Ojalá que podamos recortar y quedar primeros, porque los seis puntos de distancia son remontables, por supuesto». A ver si es verdad.