Son de Primera: ya se lo merecen

Ahora, más que nunca, toca seguir creyendo. Queda lo más bonito, lo más intenso. Ese camino donde se decide todo, donde las piernas pesan, pero el corazón empuja más fuerte. Y si algo se ha visto esta temporada, es que hay una conexión real entre el equipo y la afición. Esa unión tan difícil de encontrar y tan poderosa cuando aparece. El Racing no está solo. No lo ha estado nunca. Y en este momento crucial, eso marcará la diferencia.

En casa toca el primer asalto. En El Sardinero. Un lugar que para mí es mucho más que un campo. Tuve la suerte de jugar allí seis años, y sé lo que significa tener a esa afición detrás. La he vivido en los días más duros, y también en los más inolvidables. Es una afición de Primera. Es una región de Primera. Y ya es hora de que vuelvan a estar donde merecen.

Con paciencia, con cabeza, pero también con el alma en cada jugada. Así se construyen los ascensos. No hay fórmulas mágicas, pero sí hay certezas y este equipo ha demostrado que puede. Que sabe competir. Que está preparado.

Quedan unos pocos pasos, pero cada uno de ellos puede ser el más importante. Es momento de apretar los dientes, de confiar y de soñar. Porque el sueño está más cerca que nunca. Y este Racing se ha ganado el derecho a tocarlo con la punta de los dedos.