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Cuando se hizo público el calendario de Segunda División, los asiduos a los campos de fútbol buscaron los duelos entre vecinos: Sporting de ... Gijón, Mirandés, Burgos, Oviedo... Bingo: Racing-Oviedo, a falta de cuatro jornadas para el final de Liga. Dos equipos con un pasado histórico enorme frente a frente, convierte en especial un duelo entre ambos, al que le siguen dos de las aficiones más fieles del fútbol español. Un partidazo. Sin embargo, lo que para un gremio es bueno puede que no lo sea tanto para otro. En principio, el horario fijado, las 14.00 horas del domingo, algo poco habitual -por no decir impensable- en el fútbol de siempre no contenta a todos por igual.
Teóricamente, el horario se impone desde LaLiga, que es la que siguiendo los consejos de las plataformas televisivas que tienen los derechos de los clubes, fija los mismos en base a criterios de audiencia y repercusión mediática. De esta manera, los responsables de estos menesteres decidieron hace unas semanas situar el duelo entre cántabros y asturianos a un horario de mediodía, entendiendo que es el mejor para los intereses mediáticos, algo que choca con los del aficionado de a pie al que le parte el día. «¿Cuándo comes? Antes es muy pronto, ¿y después? ¿Y los que viajan? Es el peor horario», explicaba ayer a El Diario Montañés José Ignacio Sánchez, socio del Racing, que sabe de lo que habla porque le tocó algo similar el curso pasado cuando el Racing jugó en El Molinón ante el Sporting de Gijón. «Fuimos con un bocadillo y al salir, para casa. Lo bonito es pasar el día allí, comer, disfrutar e ir al partido con tiempo», añadía. Esa vez fue Gijón, pero el caso es similar. El fútbol moderno está sometido a una tiranía de la que es sumiso desde hace muchos años y que, en algunas ocasiones, rompe con las tradiciones.
Merecería un largo debate encontrar un consenso para establecer el mejor horario para este duelo entre vecinos de siempre, pero cuesta creer que un domingo a las 14.00 horas, momento de comidas en familia, de alternar en los bares en busca de las rabas y los mejillones sea el mejor para verlo por la televisión. Ahora bien, una vez fijado es lo que hay.
Tomás Peluso
Propietario Restaurante Abanda
Juan Blanco
Copropietario Restaurante La Pirula
Daniel Duarte
Gerente Parrilla Ginés
De lo que no había duda tampoco era de que el partido iba a arrastrar a un numero muy importante de aficionados del equipo visitante. Así las cosas, las previsiones sitúan en 1.200 seguidores del Oviedo, que viajarán con entrada -las que ha mandado el Racing a la capital del Principado- y otros 500 o más sin ella, lo que ha provocado que el Comité Antiviolencia haya declarado el partido de Alto Riesgo. La presencia de tantos hinchas foráneos es la principal razón para que esto ocurra. Esto conllevará la puesta en marcha de un operativo especial que conlleva un aumento de presencia policial antes, durante y después del partido, Grupos de Prevención y Reacción, una Unidad de Intervención Policial si fuera necesaria que viene de fuera de Cantabria y una protección especial a los aficionados del Oviedo desde que lleguen a Santander. El horario de las 14.00 horas, el más temprano posible de cuantos maneja LaLiga, es el que provoca indirectamente que los visitantes estén menos tiempo -en teoría y salvo excepciones, obviamente- en la ciudad del partido. Llegarán pronto por la mañana y al acabar el partido regresarán. Pese a que fuentes de la Policía Nacional aseguraron a El Diario Montañés que «al trabajo policial no le importa el horario, porque se adapta a todos», es obvio que si la presencia de los aficionados visitantes se reduce, lo hace también la posibilidad de incidentes. Ahora bien, esa circunstancia es un enfrentamiento directo contra los intereses de los hosteleros -al menos de la gran mayoría-, que ven reducidas las reservas para comer y la presencia en las horas previas del partido de los aficionados. «A mí desde luego, como a otros compañeros, me mata. Calculo que la caja será alrededor de un 75% menor que la de un domingo normal. A esa hora no vienen ni los del Racing ni los del Oviedo», lamenta Tomás Peluso, propietario del Abanda, un restaurante situado en Peña Herbosa, una de las calles céntricas de Santander donde se concentran las aficiones en las horas previas a los partidos.
Los hay que tampoco lo ven mal del todo, pero quizá por los antecedentes. «En otras ocasiones ha habido demasiado lío. Hubo incidentes y eso provoca que la gente de aquí tampoco se acerque porque le da reparo. La presencia policial, el jaleo o el alboroto hay gente que le impone», señala Juan blanco, copropietario de La Pirula, otro de los establecimientos de la popular calle. Sin embargo, hay quien lo ve con incertidumbre, como Daniel Duarte, gerente de Parrilla Ginés, un restaurante ubicado a cien metros de los Campos de Sport, parada obligada casi de racinguistas y visitantes. «Pues no lo sé. No es el buen horario, mejor sería a las 17.00 o 18.30 horas, pero quién sabe. Antes del partido habrá tiempo para las raciones y cervezas; durante el partido hay gente que ha reservado para verlo por la tele aquí comiendo y después se juega el Barcelona-Real Madrid, también vendrá gente», adelanta.
En cualquier caso, lo que está claro es que lo que es bueno para una cosa no lo suele ser para otra. El fútbol moderno tiene estas cosas. También acabó con la venta de transistores, que eran el nexo de unión con los demás campos. En fin...
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