El cántabro Pablo Arrarte logra su tercer triunfo en la Sydney-Hobart
El 'Comanche' se impone con más de 44 minutos de ventaja al 'Infotrack', en el que formaba el también cántabro 'Ñeti' Cuervas-Mons
M. VIDART/AGENCIAS
Domingo, 29 de diciembre 2019
Tres primeros puestos -en las ediciones de 2015, 2016 y en la que terminó ayer- y una tercera plaza, en 2018. El cántabro Pablo Arrarte (Santander, 1980) no se baja del podio en la Sydney-Hobart, una de las regatas más duras del mundo. El santanderino logró ayer su tercer triunfo en la regata en el llamado 'line honour'. Por aquello de los distintos tamaños de los barcos, en una regata se establece una clasificación en tiempo compensado. El 'line honour' refleja los que cruzan la meta en primer lugar. Y ese privilegio fue ayer para el australiano 'Comanche', un súper maxi de 100 pies de largo (30,5 metros). El barco ha tardado un día, 18 horas, 30 minutos y 24 segundos en cubrir las 628 millas náuticas (1.145 kilómetros) que hay entre Sydney y Hobart, la capital de Tasmania. El triunfo del 'Comanche' -Arrarte también ganó la regata con este barco en 2015- ha sido holgado, ya que ha aventajado en 44 minutos y 18 segundos a otro barco australiano, el 'Infotrack', y en el que viajaba otro cántabro, Antonio 'Ñeti' Cuervas Mons. El crono del 'Comanche' se ha quedado lejos del récord de la prueba, establecido en 2016 por el australiano 'Perpetual Loyal' con un día, 13 horas, 31 minutos y 20 segundos. En esa edición, Pablo y 'Ñeti' formaban parte de la tripulación del ganador. A los dos cántabros se les da de maravilla esta regata.
La Sydney-Hobart es uno de los monumentos de la vela. Como si fuese una clásica ciclista. Por su intensidad de apenas dos días de navegación y por las condiciones duras que suele haber en ella. La edición de 1998, en la que murieron seis regatistas y cinco barcos se hundieron, sigue bien presente como recuerdo de que no es una travesía agradable. En esta edición, el 'Comanche', al que los aficionados llaman 'El Portaaviones', navegó durante casi todo el recorrido unas 15-20 millas (28-38 kilómetros) más al este que el resto de la flota.
Tras recuperar el liderato a media tarde del viernes (hora australiana), acabó el cruce del estrecho de Bass navegando a 60 millas (110 kilómetros) al este de la Isla de Finders, en la costa noreste de Tasmania, mientras el grueso de rivales estaba 15 millas más al oeste.
Ventaja clara
A partir de ahí, el barco de Jim Cooney, empezó a virar al suroeste bajo vientos de componente norte-noreste de 20 nudos (38 kilómetros por hora), a una velocidad punta de unos 24 nudos (46 kilómetros por hora). Esto le daba ya una ventaja muy clara respecto a sus rivales. Tras llegar a la entrada de la bahía de las Tormentas, se dirigía al estuario del río Derwent, que debía remontar hasta llegar a la meta.
«'Comanche' es el más ancho y estable de todos, por lo que los rumbos de popa cerrada no le interesan, así que tenemos que compensar yendo un poquito más alto que los demás, más cerca del viento y mucho más rápido; ahí es donde podemos sacarles ventaja. Cuando el viento sube de 16-17 nudos, tenemos esa posibilidad. Es un camino más largo, pero a mayor velocidad», comenta el caña santanderino. «Esta edición nos ha dado más posibilidades con este barco. Por ejemplo en comparación con la pasada, que fue de más empopada y menos viento. También ha resultado clave tener viento en la entrada del río Derwent», afirma Arrarte.
El viento perdió algo de intensidad en la subida por el Derwent y eso lo aprovechó el 'Infotrack' de Christian Beck, en el que además de formar 'Ñeti' Cuervas-Mons estaban los españoles Willy Altadill y Carlos Hernández. El 'Infotrack' recortó distancias, pero finalmente entró en segunda posición a 44 minutos y 18 segundos del vencedor.
El magnate australiano de origen irlandés Jim Cooney, patrón del 'Comanche', reconoció tras cruzar la meta que no olvidará en su vida los últimos 30 minutos de carrera. «Fue realmente estresante y ganar fue un alivio más que una alegría», afirmó.
Esta victoria le ha quitado en parte la espina que tenía clavada, cuando su barco quedó tercero tras el 'Wild Oats XI' y el 'Black Jack'. «El año pasado fue muy frustrante; habiendo dominado todo el recorrido hasta la isla de Tasmania, fuimos superados de manera increíble, Siempre recuerdas esa decepción, pero hoy -por ayer- se desvaneció un poco», indica Cooney.
La denominación de 'Travesía del Infierno' de la Sydney-Hobart procede de la tragedia que acaeció el 27 de diciembre de 1998 cuando una fuerte tormenta alcanzó a la flota en el temible estrecho de Bass (que separa Australia de Tasmania), y el balance fue de seis tripulantes muertos, siete embarcaciones abandonadas, cinco hundidas y de 117 embarcaciones que iniciaron la carrera solo 44 llegaron a Hobart.