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Pablo Gómez es Jaguayano DM
El cántabro Jaguayano publica un disco con el que aspira a «surfear olas más grandes»
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El cántabro Jaguayano publica un disco con el que aspira a «surfear olas más grandes»

Con 'Botas de aguacate', que verá la luz este viernes, «He sentido la necesidad de explorar cosas nuevas, no tanto por gustar más, sino por mí, por no limitarme», señala el músico

Jueves, 8 de mayo 2025

'Botas de aguacate', el nuevo trabajo de Pablo Gómez, Jaguayano, es un viaje sonoro que parte de la Costa Quebrada y navega hasta un rincón imaginario del Caribe.

El artista cántabro firma un álbum que se publica este viernes y que huele a mar, que invita a «bailar y disfrutar» y en el que lo mismo encontramos un ukelele que un rabel.

– Ya tiene tres discos a la espalda, que se dice pronto.

- Mi primer álbum tiene esa frescura, esa inocencia de los primeros trabajos, pero también deja ver la poca experiencia que tenía en ese momento. El segundo ya fue algo más elaborado, y en esta ocasión quise ir más allá, integrando lo mejor de mis dos álbumes anteriores: la frescura de cuando estaba empezando, junto con el deseo de hacer algo lo más profesional posible. Son diez canciones que me encantan, pero que no tienen mucho que ver unas con otras, porque en ningún momento busqué un sonido en concreto, sino que me dejé llevar.

- A pesar de que algunos temas son muy diferentes entre sí, la sensación es la de que hay algo que siempre permanece: una querencia por los ritmos tropicales y una forma muy particular de cantar.

- Desde que empecé en esto de la música, tuve la suerte de dar con una identidad propia, fácilmente reconocible, en parte gracias al ukelele. Ese sello sigue ahí, pero también he sentido la necesidad de explorar cosas nuevas, no tanto por gustar más, sino por mí, por no limitarme. A veces, los músicos caemos en lo cómodo, en repetir lo que nos ha funcionado, cuando lo que realmente nos hace crecer es desafiarnos a nosotros mismos

- Lo suyo es un viaje desde la Costa Quebrada hasta el Caribe. Hay ukeleles y ritmos tropicales, pero también rabeles.

- Es genial que lo veas así, porque quise que se notara un poco la esencia de nuestra tierruca, usando instrumentos muy nuestros, como el rabel o el pandero cuadrado. Estuve un tiempo viviendo en Madrid, y eso me sirvió para tomar perspectiva y volver a enamorarme del sitio donde crecí: la Costa Quebrada, que para mí es un paraíso. Es un entorno que me inspira muchísimo, tanto a nivel musical como en los videoclips.

- ¿Qué son esas 'Botas de aguacate' que dan nombre al disco y a una de las canciones?

- El álbum cuenta una historia que se va desarrollando entre las canciones y los videoclips: narra el día a día de Jaguayano tras naufragar en la isla de 'Playa Diablo', cómo lidia con la soledad de estar allí y cómo intenta salir de esa isla por distintos caminos. Es una forma de hablar de esos momentos en los que uno se siente bloqueado creativamente y busca salidas. Todo el concepto del disco nació a raíz de la canción 'Botas de aguacate', para la que hicimos un videoclip precioso de animación en el que se presentan varios de los personajes que habitan la historia que cuento. En ella, el protagonista acaba encontrando unas botas mágicas —las botas de aguacate— que marcan un punto de inflexión en su aventura y le permiten ver las cosas desde otra perspectiva.

- ¡Qué interesante!

- ¡Gracias! Algo que sí que tuve claro desde el principio es que quería que el álbum fuera como una montaña rusa de emociones. Por ejemplo, 'Olas' es una historia de superación, mientras que 'La bocina' es una fiesta, para bailar y disfrutar. Lo de 'Olas' es curioso, porque es una canción muy distinta a todo lo que había hecho antes y surgió de una forma muy especial: un día, Neko del Río, el productor, me enseñó una mandolina que le acababan de regalar, improvisó unos acordes y, a partir de ahí, nació la melodía. Antes solía componer en mi habitación, con una guitarra o un ukelele, y luego llevaba los temas ya hechos al estudio. Pero esta vez fue distinto: trabajé codo a codo con Neko, que no solo ha producido el disco, sino que ya es una parte esencial de Jaguayano.

- ¿Qué los llevó a trabajar tan codo a codo?

-En una ocasión necesitaba a alguien que tocara la percusión para un concierto, me hablaron de Neko y desde entonces hemos ido contando cada vez más el uno con el otro, tanto en los directos como en la parte musical. De eso hace ya unos cuantos años. Tengo la suerte de que él vive el proyecto como algo suyo también y aporta muchísimas cosas. 'Botas de aguacate' no se entendería sin él.

- En agosto, estará presentando el disco en el festival Santander Music, ¿dónde más vamos a poder verlo próximamente?

- Lo de Santander Music es muy especial, porque comparto cartel con bandas que me encantan, como Carolina Durante, un verdadero lujo. Tengo muchísimas ganas de presentar el álbum ahí, en casa. No sé qué me deparará el futuro, pero de momento, este verano también pasaré por el festival Río Babel en Madrid, algo que parece un sueño. Y pronto anunciaré más fechas.

- Recientemente, publicó una canción con Adrià Salas, el cantante de La Pegatina. ¿Diría que es otro sueño hecho realidad? ¿Cómo llega a colaborar con alguien con esa trayectoria?

– A mí ya me parece increíble haber llegado al tercer disco, pero es que lo de Adrià Salas es de otro nivel. Él me propuso hacer algo juntos, y para mí fue como si me tendiera la mano dentro de la industria, una forma de mostrar respeto hacia mí y hacia el proyecto, de decir: «Lo que haces está guay».

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